De cualquier situación siempre resulta algún beneficiado. Y eso fue lo que ocurrió ayer con la mayoría de los establecimientos de la hostelería melillense. El sol encapotado de la mañana dominical hizo que aquellos melillenses que durante la jornada anterior hicieron planes para pasar el día a la orilla del “mare nostrum”, desistieran de su plan para canjearlo por la también plecentera costumbre de tomar unas cañitas acompañadas de las apetitosas tapas melillenses.
Y si a la inestable climatología le sumamos el hecho de que a muchos de los ciudadanos que salieron para cumplir con el democrático y cívico acto de votar, aprovecharon para continuar disfrutando del domingo, el resultado fue una buena jornada para el sector de servicios que no anda precisamente sobrado de grandes avalanchas de clientes.