El campus universitario acogió ayer la presentación del informe de denuncia elaborado por la Asociación Harraga en el que se plasma la situación de vulnerabilidad en la que se afirma se encuentran los menores extranjeros no acompañados que viven en Melilla. El informe, fruto de 18 meses de trabajo, señala que los menores son objeto de violencia policial y maltrato físico y psicológico en el Centro de Purísima donde "se da un trato diferenciado" a los menores que proceden del Rif frente a los que llegan de otros puntos del vecino país. La asociación quiere ser "la voz" de unos menores que entienden son criminalizados por el hecho de ser extranjeros, olvidándose que se está hablando de niños. María Antúnez, cofundadora de la Asociación Harraga, explicó que con la presentación de este informe lo que se busca es "visibilizar la situación de vulnerabilidad constante y diaria" en la que se encuentran los menores extranjeros no acompañados (MENA) en Melilla.
Maltrato y violencia
Aseguró que estos menores son "víctimas de múltiples violencias, desde la documental por parte del centro de acogida de la Purísima, como por parte de la Consejería de Bienestar Social y la Ciudad Autónoma; también a nivel poblacional por las reacciones que tienen sobre ellos (los melillenses) y los comentarios en las redes sociales".
A esto añadió "la violencia policial, tanto persecuciones, como criminalización y agresiones físicas", y la que afirmó se ejerce desde los medios de comunicación a los que acusó de ofrecer información "que no está contrastada donde se exageran datos y así se criminaliza a los niños". El informe, en resumen, intenta ser "la voz de ellos (los MENAS), que no se escucha nunca, visibilizar y denunciar lo que ocurre, porque nadie lo hace", lamentó.
Según declaró María Antúñez, el informe en cuestión es fruto de 18 meses de trabajo de campo con los niños de la calle, en un acompañamiento y seguimiento diario "estando con ellos en cualquier momento, acompañándolos a la Policía local, Nacional y Guardia Civil por las agresiones sufridas por gente de Melilla, así como en el propio centro de Purísima o por los agentes policiales".
Las conclusiones se obtienen tras el desarrollo de dos investigaciones distintas: La primera, fruto del cuestionario al que se someten a 91 MENAS entre los meses de marzo y abril de 2015 y en noviembre de ese mismo año; y la segunda, centrada en cuatro experiencias de vida de otros tantos niños de la calle.
Trato de favor
Entre las conclusiones se destaca que la motivación que lleva a estos menores a estar en la calle antes que en el centro de Purísima responde a cuestiones como que al cumplir la mayoría de edad no recibirán la documentación que les permita residir en España, "a la escasa vigencia de la tarjeta de residencia, el maltrato físico y psíquico que existe por ciertos educadores, no todos, porque hay quienes hacen un buen trabajo".
Explicó que el hecho de que sea un centenar de jóvenes los que viven en la calle frente a los más de 330 que residen en el Centro de Purísima, se debe a que "muchos aguantan en el centro porque piensan que van a conseguir la documentación", pero también porque afirma que existe "un trato diferente" hacia los acogidos en función de su procedencia. "Los niños que proceden del Rif, reciben un trato diferenciado de los que vienen de otras partes de Marruecos, y esto viene de que los educadores por lo habitual son hombres y mujeres de la zona del Rif, que intentan favorecer el sentimiento de pertenencia e identidad" de los rifeños frente a los de otros puntos del país vecino.
El estudio también habla de los menores que intentan viajar como polizones para llegar a la península, y señaló que las integrantes de la asociación Harraga "no apoyamos que se cuelen en los barcos porque perjudican su integridad física, porque desde que llevamos trabajando con ellos hemos presenciado cuatro muertes y esto viene de la mala gestión de las políticas de la administración pública que permite que haya niños en la calle".
Visibilizar y denunciar
La Asociación Harraga tiene previsto dar a conocer públicamente el contenido de este estudio no sólo en Melilla, sino que lo expondrán en otras capitales como Madrid y Barcelona, "para darle difusión, porque es necesario que se escuche y se tenga especial atención a la realidad de estos niños". María Antúnez, que manifestó que no prevén llevarlo ante instituciones, indicó que el estudio va acompañado de propuestas y sugerencias que parten de la premisa de que si los niños están en la calle y no en los centros de acogida, que se trabaje precisamente en ese entorno.
"Las propuestas se basan en trabajar en la calle con los propios chavales de una manera igual, a través de la amistad pedagógica, donde el trato se base en el respeto mutuo, en la amistad y el cariño porque no hay que olvidar que estamos hablando de niños. A partir de ahí se les puede llevar a las instituciones (centros de acogida) pero siempre que tengan los recursos viables para ello, como Purísima que acoge a 330 menores cuando su capacidad es de 160. Hay que buscar los recursos para ello y esa es una competencia de las administraciones”, dejó de manifiesto la cofundadora de la Asociación Harraga, que nació hace un año con el apoyo de la Asociación Prodein (Pro Derechos de la Infancia) que preside José Palazón, al que agradecieron su padrinazgo.
La Asociación Harraga seguirá en su labor de calle
La Asociación Harraga no tiene previsto presentar un proyecto para trabajar con los menores ya sea en la calle o en los centros de acogida como ha hecho por ejemplo Save the children, sino que continuarán "en la misma línea de actuación, denunciando la situación en la que se encuentran los menores, que es algo imprescindible". Su labor es la de acompañar a los MENAS en su vida diaria porque "encuentran obstáculos a nivel legal, sanitario, educativo y de idioma e intentamos mediar entre los distintos conflictos que existen". Indicó que es necesario que la sociedad también se implique para entre todos "tejer redes para ayudar" a los niños de la calle.
