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Comienza el espectáculo

De nuevo los melillenses se volcaron con el Mercado Renacentista de Carlos V, la fiesta del verano por excelencia en la ciudad El pasado mes, el Centro de Historia y Cultura Militar, destacaba el elemento archivístico del ingeniero José María Piñar y Zayas que en el mes de junio de 1861 realizó eficazmente, con su Compañía, el deslinde y demarcación de los nuevos límites de Melilla para cuya operación se creyó necesario poner toda la guarnición sobre las armas en el último recinto. Y son muy numerosos los melillenses que saben que tras largas negociaciones mantenidas entre España y Marruecos, el 24 de agosto de 1859 se redactaba y firmaba el Tratado de los Límites de Melilla que reconocía a España la extensión de la ciudad. Cuatro años más tarde se materializaba la ampliación de límites, mediante un curioso sistema. Por medio del alcance de un cañón, conocido como "El Caminante", de 24 mm. de calibre y a 21º de elevación, disparado desde el fuerte de la Victoria. Con este disparo se consiguió una distancia de tiro de 2.900 metros, que sirvió de radio para trazar los nuevos límites y la demarcación fronteriza con Marruecos, tomando como centro la actual plaza de España. El territorio de Melilla quedó fijado desde entonces en 12,33 kilómetros cuadrados, que hoy día, debido al vertedero de escombros ha llegado a alcanzar prácticamente los 13 kilómetros cuadrados.

Y es desde esa época cuando la zona histórica de Melilla la Vieja o "El Pueblo", comprende el recinto fortificado que comenzó a construirse en el S. XV sobre la roca que sirvió de asiento a la antigua Rusadir de fenicios y romanos, destruida y reedificada varias veces, a lo largo de la historia. Se trata de un conjunto monumental, integrado por cuatro recintos separados por un foso o cortadura. Los tres primeros se internan en el mar y el cuarto sobre el continente en el que destacan los Fuertes del Rosario y de las Victorias, desde donde se realizaron los disparos del cañón "El Caminante".

Y son precisamente estos pilares de Melilla los que el Gobierno de la ciudad remueve constantemente para poner en valor a través de mejoras en infraestructuras y recuperación de lugares atractivos como hizo con la apertura al público de una parte de las galerías que conforman las Cuevas del Conventico y su antesala del Museo Sacro o más tarde la remodelación de los Almacenes en Museos de Las Peñuelas o las apariciones del Centro de Arte Contemporáneo del Hospital del Rey, o el Museo Casa Ibáñez. En definitiva novedades encaminadas a impulsar el interés cultural de la zona. A estos centros museísticos del Pueblo se sumaron los quioscos y terrazas en las plazas de Estopiñán y la de Armas. Unas instalaciones que, en su conjunto, propician la subida al Pueblo, tanto de foráneos como de melillenses, que ya van disponiendo de lugares para reponer fuerzas y disfrutar del ya asentado ciclo "Música a la Luna", entre otras actividades musicales como las que se están ofreciendo desde la pasada primavera en el Hospital del Rey. Un conjunto de actuaciones que vienen a sumarse a una serie de medidas cuyo objetivo final no es otro que recuperar para todos esa parte de la historia que ha sido el pilar de la Melilla actual y que en la noche de ayer tuvo su punto álgido en cuanto a respaldo ciudadano con la apertura del Mercado Renacentista del emperador Carlos V, el acontecimiento que cada año imprime aires de fiesta al, esperado por muchos, estío melillense.

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