Mañana se cumple el primer mes de funcionamiento del servicio de salvamento y socorrismo en las playas de Melilla. Aunque la temporada alta ha empezado realmente esta semana con el inicio de julio, los socorristas que velan por la seguridad de los bañistas se encuentran a diario con los grandes problemas de años anteriores: muchos padres no protegen adecuadamente a sus hijos pequeños con manguitos pese a que no saben nadar, lo que ha obligado a efectuar algún rescate. Además, sigue habiendo usuarios de las playas, sobre todo adolescentes, que no respetan la bandera roja que prohíbe el baño. Según han informado a MELILLA HOY fuentes del servicio de salvamento, estas dos situaciones han obligado a tener que realizar en este primer mes de servicio varios rescates de bañistas. Uno fue hace escasos días a una niña de dos años que, en un despiste de su madre, se metió sola en el agua en la playa de Los Cárabos. La alarma saltó cuando un socorrista se dio cuenta de que la niña estaba en la orilla boca abajo.
Por ello, el servicio de salvamento recomienda a los padres que desde el primer momento en que lleguen a la playa con sus hijos pequeños, les pongan antes de nada los manguitos, sobre todo si no saben nadar. Sin embargo, cada día se encuentran a diario con muchos casos de familias que acuden sin esta protección para los más pequeños, lo que supone un grave riesgo porque cualquiera pueda tener un despiste y “en cuestión de segundos, el niño puede llegar a la orilla”.
Otra escena diaria en nuestras playas es la de los bañistas que no tienen en cuenta el color de las banderas. Hace unos días, un quinceañero se metió en Aguadú con bandera roja y temporal de levante, desatendiendo la orden del socorrista. Finalmente hubo que rescatarlo.
Pero además de estos rescates, tres en total, los socorristas se han encontrado con otros problemas en las playas los socorristas en este primer mes de servicio. Hace unos días, tuvieron que sacar del pequeño monte rocoso de Galápagos a un menor extranjero no acompañado que se cayó, sufriendo una luxación de cadera y una fractura de antebrazo. A diario, los socorristas deben hacer curas en aquella zona por estos chicos y otros bañistas que saltan desde las rocas pese al peligro.
Además, también son frecuentes las curas por cortes provocados por cristales, a pesar de que lo primero que hacen los socorristas cada mañana es mirar si hay restos y ordenar la limpieza en caso de que hayan en la arena. Los del agua “no se pueden ver” y es lo que luego provoca estos cortes. La causa es que sigue entrando gente a los diques para consumir alcohol.
