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Tercermundismo energético

Melilla, a estas alturas del siglo XXI, parece estar anclada muchas décadas atrás en cuanto a energía se refiere. Porque mientras en otros lugares de España las nuevas generaciones ni siquiera saben lo que es sufrir un apagón de luz, aquí llevamos ya 9 en lo que va de año 2016. El último, el pasado martes, cuando media Melilla se quedó durante 40 minutos sin electricidad Melilla, a estas alturas del siglo XXI, parece estar anclada muchas décadas atrás en cuanto a energía se refiere. Porque mientras en otros lugares de España las nuevas generaciones ni siquiera saben lo que es sufrir un apagón de luz, aquí llevamos ya 9 en lo que va de año 2016. El último, el pasado martes, cuando media Melilla se quedó durante 40 minutos sin electricidad. Según informó la distribuidora de energía Gaselec, se vieron afectados 15.000 hogares melillenses. En definitiva, fueron muchas las familias que sufrieron las consecuencias de una incidencia técnica, además de numerosas empresas, que son las más damnificadas cada vez que se va la luz en la ciudad.
En esta ocasión, además, ocurrió en un momento de plena actividad económica, entre las 17:30 y las 18:15 horas, por lo que todo el mundo puede imaginar las consecuencias negativas que tiene para cualquier empresa quedarse de brazos cruzados durante cerca de una hora, que es lo que pasa cada vez que se produce un corte del suministro energético, debido a que cada vez hay una mayor dependencia de la tecnología y ésta, sin electricidad, no funciona.
Los cortes de luz también repercuten en el ámbito de la seguridad en distintas cuestiones. Por ejemplo, sin luz no hay semáforos, tan necesarios para regular el tráfico. Además, en todo apagón es habitual que también deban intervenir los servicios de emergencia para rescatar a personas atrapadas en ascensores, con la situación de angustia que eso puede llegar a producir, sobre todo cuando son tantos minutos como ocurrió hace dos días.
Está claro, por lo tanto, que los cortes de luz son un problema que causa importantes trastornos y que, lejos de buscar soluciones, en Melilla lo que hacen quienes de alguna manera tienen responsabilidad en el asunto es actualizar el contador de apagones, que ya va por 220 desde 2004. Es decir, 220 cortes del suministro que, según la empresa Gaselec, se han producido por culpa de Endesa. A estos 220 habrá que sumar los que también ha provocado la propia empresa distribuidora de energía Gaselec, que hábilmente se los calla en sus comunicados de prensa pero que haberlos haylos, como ocurrió en al menos dos casos de 2014.
En resumen, no es normal lo que pasa en Melilla, que aspirando como aspira a ser una ciudad moderna, acumula en 12 años más de 220 apagones de luz, de los cuales 9 se han producido en este 2016 y cuatro de ellos, en el mes de junio. Estas cifras son sonrojantes y obligan a tomar medidas urgentes. En el caso de las dos empresas energéticas, la generadora Endesa y la distribuidora Gaselec, los melillenses esperan mucho más de ellas que un simple intento de echarse las culpas mutuamente. Y en el caso de la Ciudad Autónoma, los melillenses también esperan un poco más de presión, ya sea en forma de investigaciones o sanciones, para que de una vez por todas dejemos de sufrir un corte energético tras otro que causa importantes trastornos a los ciudadanos, los cuales, por cierto, pagan a precio de oro por un servicio que no se está prestando como se debiera.

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