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El Rincón de Aranda

Carta desde La Purísima LVII

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Si de la lectura se puede sacar algo distinto a un placer solitario, como es intercambiar ideas y opiniones, yo creo que estas «Cartas», pueden servir para que muchos melillenses conozcan nuestra Historia, a través de los nombres que contribuyeron a llevarla a cabo; porque la educación, y la lectura, a todos nos da un carácter de transigencia como de comprensión. Esta «Carta» nos la envía un joven oficial de tan solo 20 años, y dice:
«Queridos melillenses: me llamo Isaac Labrador Gallardo. Soy 2º Teniente del Rgto. de Infantería Melilla nº 59. Nací en Ferrol el 21.10.1888. Salí de la Academia de Infantería, el 13.07.1907; y destinado al Rgto. de Infantería, Zamora nº 8. Al año siguiente fui trasladado al de Infantería Melilla nº 59. El 23.07.1909, en la batalla de Sidi Musa, los moros acabaron con mi vida, de dos disparos en el pecho, donde caí fulminado. Fui enterrado en el Panteón de Margallo, fila 2, nº 7, que es de donde les estoy escribiendo. A mi lado tengo a un capitán, D. Miguel Zazo, que ustedes conocen muy bien, ya que su nombre está rotulado en una calle de la ciudad; y además es que nació aquí, en la ciudad vieja. Dice que a él lo mataron los moros fronterizos, de un balazo en la cabeza, el 2.07.1779, cuando mandaba una lancha de observación, que navegaba cerca de la desembocadura del río. Siempre me comenta que echa mucho de menos a sus padres, y a su querida esposa, Dª Francisca Bernal. Este Capitán, junto a un carpintero, llamado Gaspar García, que el 4 de febrero, de ese mismo año, murió despeñado por los cimientos de una rampa, frente a la Real Maestranza, nos visitan para charlar un rato, y pasear junto a las tumbas de tantos Héroes que se encuentran aquí enterrados. Me dice que en estos jardines, hay más espacio, y se puede ver nuestro cielo, y el mar; pero desde donde reposan sus restos solo hay tristeza y silencio. Lo dice porque a él lo sepultaron en la Bóveda de La Soledad, en la Parroquia de La Concepción; y que le cantaron diez misas; y las Hermandades de las Ánimas, y del Rosario, como Hermano que fue de ellas, fueron las que le hicieron las Honras Fúnebres. Un amigo de sus padres, D. Francisco Turrillo, fue el que firmó el Acta de fallecimiento, dando fe de ello. No deja de hablar del Rgto. de Infantería América nº 33, que estaba de guarnición en Melilla, cuando él vivía. Debo decirles, que para nosotros, sería una gran satisfacción, que estas humildes líneas les hayan agradado; pero no sin antes rogarles una oración, y una sonrisa, cada vez que nos visiten en estos patios. Reciban un fuerte abrazo».
Como sabrán, la calle de Miguel Zazo es la paralela a la de otro Héroe, D. Carlos Ramírez de Arellano. Hay unos amigos, que me dicen, que cada vez que visitan nuestro Cementerio, se quedan ensimismados leyendo nombres de muchas personas, fechas y lugares donde murieron, que descansan en sus tumbas y panteones, ya sean militares, o civiles. También les aseguro que yo, en cada una de mis visitas, recibo como una fría bocanada de romanticismo, imaginándome el gran alambique de la Gloria, destilando gota a gota, en pequeños tarros, como las esencias caras, hasta llegar a la perfecta fragancia que la Patria, siempre pide a sus hijos, con aromas celestiales. Claro que hay algunos, que no ven el ópalo del llanto, cuando danza con el viento en La Purísima, soportando la intemperie de los siglos, y el desamor de muchos compatriotas, egoístas, con espurios pensamientos, que no saben jugar con la luz de la razón, y sin escuchar el sonido más antiguo del mundo, que es el de su propio corazón.

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Juan J. Aranda

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