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Un marroquí mata a su expareja tras las casetas de La Hípica y se entrega a la Policía

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La violencia de género tiñó de tragedia el domingo en nuestra ciudad desde muy temprano. Poco antes de las ocho de la mañana, la Guardia Civil encontró detrás de las casetas de la playa de La Hípica el cuerpo sin vida de una joven de 21 años, de origen ecuatoriano y nacionalidad española, que había llegado a Melilla el pasado viernes con su hijo de un año. Aunque el cadáver no presentaba signos de violencia, los indicios apuntaban a que había sido una muerte por causas naturales. Los hechos dieron la razón a las sospechas de la Guardia Civil porque apenas unas horas después, la expareja sentimental de la mujer, un marroquí de 34 años, se presentó en la Jefatura Superior de Policía con el hijo de ambos en brazos para confesar el crimen y entregarse. Está detenido y hoy podría pasar a disposición judicial. Según informó la Comandancia de la Guardia Civil, la mujer vivía en Oviedo y había llegado dos días atrás a Melilla. Estaba previsto que ayer mismo regresara a la península, pero finalmente no pudo coger el barco de regreso porque durante su estancia en Melilla se encontró con su expareja en circunstancias que el Instituto Armado está investigando.
De hecho, el detenido tenía prohibición de entrada en territorio nacional y sobre él había una orden de alejamiento de su expareja, que lo había denunciado recientemente por malos tratos. Todo apunta a que el detenido estranguló a su expareja tras una fuerte discusión entre ambos.

El hallazgo del cuerpo
El cuerpo lo encontró un ciudadano que estaba haciendo deporte por el Dique Sur sobre las 7.50 horas. Según relató a la Guardia Civil, había una persona en las inmediaciones de las casetas de la playa y que en apariencia no realizaba movimiento alguno. Algunos testigos aseguraron que junto a la mujer había una maleta.
Varias patrullas de la Guardia Civil acudieron a la zona que les había indicado este ciudadano, y allí encontraron a una mujer joven que aparentemente estaba inconsciente. En un primer momento, los agentes intentaron reanimar a la chica con primeros auxilios, a los que no respondió. Por ello, solicitaron la asistencia urgente de los servicios sanitarios, que activaron también sin éxito el protocolo médico, ya que la mujer era cadáver.
El médico forense certificó poco después el fallecimiento de la mujer. El juez de guardia ordenó el levantamiento del cadáver, que fue trasladado hasta el tanatorio para realizarle la autopsia y poder determinar, de esta manera, las causas de la muerte de la joven, que a finales de este año habría cumplido 22 años.

El asesino confeso se entrega a la Policía
Mientras la unidad orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla se hacía cargo de la investigación de este caso, la pieza clave que permitió determinar que se trataba de un crimen de violencia de género llegó apenas unas horas después. Poco antes del mediodía, la expareja sentimental de la mujer que había aparecido muerta cerca de la playa de la Hípica acudió por su propio pie a la Jefatura Superior de Policía para entregarse. El hombre, un marroquí de 34 años, llevaba en brazos a un bebé de un año, el hijo de ambos. Allí, en las dependencias policiales, confesó que él era el presunto autor de la muerte de la joven.
La Guardia Civil se hizo cargo del detenido, que no tiene residencia oficial en Melilla, y lo trasladó hasta los calabozos de la Comandancia, donde le tomó declaración. El detenido había sido denunciado por violencia machista hacía escasos meses y tenía en vigor una orden de alejamiento sobre la víctima.
A falta de conocer los resultados de la autopsia que ayer mismo se le practicó al cadáver de la joven, la Guardia Civil apuntó que la muerte podría atribuirse inicialmente a un ahogamiento tras una discusión entre la víctima y el detenido.
La puesta a disposición judicial del detenido será “tan pronto como se ultimen las diligencias policiales”, según apuntaron desde la Comandancia de la Guardia Civil, que tras la aparición del cadáver desplegó todos los medios para tratar de esclarecer los hechos y evitar la destrucción de pruebas y vestigios hallados en el lugar. Conservar todas las pistas posibles era clave, sobre todo en un primer momento, en el que el asesino confeso aún no se había entregado. Y era vital porque, aunque no se apreciaban síntomas externos de violencia física en el cuerpo de la mujer, todos los indicios apuntaban a que pudiera tratarse de una muerte no acaecida por causas naturales.

La Ciudad se hace cargo del bebé de ambos
El hijo del asesino confeso y de la víctima, con el que el ahora detenido acudió a la Jefatura Superior de Policía para entregarse, está en buen estado. Los servicios sociales de la Ciudad Autónoma se han hecho cargo de su asistencia y cuidado, según informó la Guardia Civil. El niño había llegado a Melilla junto a su madre el pasado viernes.

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Redacción

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