Siento el enorme placer de volver a escribir sobre historia de España. Tratando de dar a conocer jalones de esta historia hasta ahora desconocidos. En esta ocasión me voy a detener en el llamado “Socorro a Melilla” del teniente coronel don José Millán Astray, fundador de La Legión Española.
Para ello, he de servirme de la documentación inédita que, tras muchos años de reposo, ve la luz gracias a la aportación generosa de don Francisco Fernández de Castro y Messa, (q.e.p.d), hijo de don Rafael Fernández de Castro y Pedrera, quien durante una etapa de su vida, ocupó, entre otros muchísimos y relevantes cargos, el de Cronista de Guerra de la Primera y Segunda Banderas de La Legión; haciendo las Campañas de 1909 a 1917 y las de 1920 a 1927…
En el archivo y biblioteca familiar existen documentos que ofrecen datos desconocidos sobre los héroes don Gabriel de Morales, don Fernando Primo de Rivera y don José Millán Astray. Los tres mandos militares íntimamente relacionados con la ciudad de Melilla por el Desastre de 1921.
DON GABRIEL DE MORALES
El coronel de Estado Mayor Gabriel de Morales, murió en la retirada de la posición de Annual, desfiladero de Izumar, el 22 de julio de 1921. Con fecha 10 de ese mismo mes y año, sería nombrado Cronista Oficial de la Ciudad, noticia que, seguramente, no llegaría a su conocimiento.
Entre Gabriel de Morales y el líder rifeño Abdelkrím El Jatabi existía una fuerte relación de amistad que databa de la época en la que el citado coronel fue nombrado Jefe de las Tropas de la Policía Indígena y Jefe de la Oficina Central de Asuntos Indígenas. Allí prestó sus servicios el citado Abdelkrím. Del mismo modo, existía esa misma amistad entre Rafael Fernández de Castro y Pedrera y Abdelkrím, y que databa de la época en que ambos pertenecían a la redacción de “El Telegrama del Rif”. Abdelkrím y Fernández de Castro se cruzaron varias misivas, existiendo prueba documental de cuanto afirmo. En base a ello, cuando el 5 de agosto de 1921 entraba en el puerto de Melilla el Cañonero “Laya” con el cadáver del coronel Morales y era depositado sobre el suelo del puerto de Melilla, Rafael Fernández de Castro se inclinaba ante su féretro cubriéndolo con la bandera de España, en justa recompensa que recibía por todas las gestiones que había realizado para recuperar su cadáver. Existe prueba fotográfica de cuanto afirmo.
DON FERNANDO PRIMO DE RIVERA
Nadie podía imaginarse que, mientras en el puerto de Melilla se recibía el cuerpo inerte del coronel Gabriel de Morales, a muchos kilómetros de la ciudad y ese mismo día, 5 de agosto de 1921, moría al frente de su Regimiento en la defensa de la posición de Monte Arruit Fernando Primo de Rivera. Entre Rafael Fernández de Castro y Pedrera y el marqués de Estella, padre del teniente coronel Primo de Rivera, se cruzaron varias cartas en las que aquél le indicaba el lugar en el que estaba enterrado el cadáver de su hijo y la contestación del padre del malogrado Fernando, dándole instrucciones hasta que acabara la recuperación del territorio, comisionándole posteriormente para la repatriación del cadáver. Correspondencia que publicamos en el diario “Melilla Hoy” de fecha 9 de enero de 2000 bajo el título “Teniente coronel Fernando Primo de Rivera. Muerto heroicamente en Monte Arruit” (ceremonial de la Revista de Comisario).
A Fernández de Castro le cupo el altísimo honor de llegar a la posición masacrada de Monte Arruit el 21 de agosto de 1921, a las doce del mediodía, sesenta horas antes de que llegaran los soldados del Regimiento de Farnesio. Ayudado por el Caid Amaruchen, vestidos con chilabas morunas, desde Melilla a Cabo de Agua en una pequeña embarcación y desde allí hasta Monte Arruit a lomos de caballos árabes y cabalgando de noche.
El panorama era desolador. En lo que había sido enfermería, se encontró con el cadáver de su amigo el teniente coronel Fernando Primo de Rivera. Había muerto en los brazos de doña Juana Martínez López, cantinera de Batel, que había seguido a las tropas hasta Monte Arruit. Entonces, Fernández de Castro, se descubrió de su inseparable sombrero ante la magnitud de la tragedia, al tiempo que recuerdó las palabras pronunciadas un día por el general Prim: “¡Soldados!: Si en la pelea veis caer mi caballo y mi estandarte, levantad a este primero. ¡Viva España!”. Ante el espectáculo que tenía ante su vista… Fernández de Castro recogería el Estandarte de Alcántara que estaba en el suelo, entre los cadáveres en descomposición de los soldados españoles.
Al ver llegar a las tropas del Regimiento Farnesio, el 24 de agosto de 1921, Fernández de Castro tremoló varias veces el Estandarte de Alcántara, mientras que el Caid Amaruchen cogía una sábana ensangrentada que estaba en el suelo agitándola en el aire, llamando así la atención de los soldados del Farnesio. Rafael Fernández de Castro, en calidad de corresponsal de Guerra de varias agencias periodísticas, realizó varios carretes fotográficos con escenas de los soldados del Regimiento de Caballería Alcántara 14 masacrados y de las inscripciones que había en los muros y paredes de la posición, lo que le hubiera valido un reconocimiento internacional; sin embargo, por un pacto de honor tras juramentarse con el general Sanjurjo, no las publicó. ¡Por el honor de España!
ENTRADA DE LA LEGIÓN EN MELILLA
Tras el derrumbamiento de la Comandancia General de Melilla el 23 de julio de 1921, dispuso el Mando de La Legión la orden de embarque urgente de sus dos primeras banderas a bordo del vapor “Ciudad de Cádiz” rumbo a Melilla. La entrada de La Legión en Melilla fue presenciada por miles de melillenses desde el malecón del puerto de Melilla, quienes, posteriormente, acompañaron a las tropas de La Legión en su recorrido por la ciudad. Posteriormente, Fernández de Castro, presenciaría el desfile de La Legión por la avenida desde el balcón circular de su domicilio (número 18, actual sede del BBVA), levantando acta de lo acontecido y plasmándolo en un hermoso artículo titulado “Gesta en Melilla de La Gloriosa Legión”.
Años más tarde le sería otorgado el nombramiento de Legionario Honorario… “Por haber evidenciado en las acciones de Tizza, Sebt, Casa-Bona, Nador, Atlaten, Tistutin, Batel, Segangan, Tauria Hamed, Monte Arruit, Tugunz, da-Azugah, Tifaurin y otras operaciones de reconquista en los años de 1921 y 1922, un excepcional y bien templado espíritu de amistad y compañerismo, de marcha, unión y socorro, de disciplina y combate, de sufrimiento y dureza, condiciones que integran nuestro credo…”A todo lo anterior se le otorgaba cantar el himno de la Legión, rezar y observar el Credo Legionario, poder dedicarse a la captura de tablas y tablones, sentirse farruco y dar el grito “A mí La Legión”.
No en vano de la descripción de la entrada de La Legión en Melilla a paso ligero quedaría para la posteridad su forma actual de desfilar.
MILLÁN ASTRAY
A las dos de la tarde del domingo 24 de julio de 1921, hace acto de presencia en Melilla el fundador de La Legión con las Primera y Segunda Banderas. El recibimiento es indescriptible. Los legionarios son arengados por Millán Astray. El fundador de Legión se dirige a los presentes en los siguientes términos: “¡Melillenses!, os saludamos, es La Legión, que viene a salvaros, nada temáis. Nuestras vidas os lo garantizan”.
Después los legionarios ocuparon los diferentes lugares asignados para la defensa de la plaza de Melilla. Aquella misma noche la población pudo dormir tranquila.
La revista “La Legión”, correspondiente al número 508 del año 2009, publicaba un interesante artículo titulado: “Junio de 1921. La Legión en el socorro de Melilla”, escrito por el teniente coronel don Antonio Romero Losada y en el que describía estos acontecimientos con minuciosidad.
AMISTAD DE MILLÁN ASTRAY Y FERNÁNDEZ DE CASTRO
De la presencia de Millán Astray en Melilla y su permanente contacto con Fernández de Castro surgió una amistad que sólo la muerte pudo cortar.
Entre la correspondencia que se conserva, cabe resaltar la que alcanza la fecha de 12 de enero de 1929, época en la que ostentaba el cargo de General Jefe de la Circunscripción Ceuta-Tetuán y en la que se dirige a su amigo Rafael en los siguientes términos: “Después de haber sido mi compañero el año 1921 cuando llegamos a Melilla los legionarios con las banderas de Franco y de Fontanes…” o la escrita el 11 de octubre de 1945, en la cual le agradece el artículo publicado sobre “La Legión y del Socorro a Melilla en el año 1921” y que dice así: “Mi querido Rafael Fernández de Castro: Leo con alegre emoción tu artículo de la Legión y del socorro a Melilla en el desastre de 1921. ¡Aquél año triste y trágico! -Se derrumbó Melilla, murió Silvestre, fueron asesinados todos los soldados del ejército, ¡una derrota!-. -Pero llegó la Legión, y Berenguer me pidió a mí, que salvara la situación y elevara la moral de los melillenses- Y lo hice y aquella noche de mi llegada, ¡durmieron! Y di mi sangre en Nador -Tú, de todo te acuerdas, Melilla de nada- La perdono. Firmado: Millán Astray, 11.10.1945”.
XXV ANIVERSARIO DEL DESASTRE
Entre las cartas que se cruzaron el fundador de la Legión, don José Millán Astray y el cronista de guerra de las Primera y Segunda Banderas de La Legión, señor Fernández de Castro, se denota el malestar que le había producido a Millán Astray el olvido de la ciudad de Melilla hacia su persona. Aún así cabe significar el término de su carta: “…Tú de todo te acuerdas. Melilla, de nada -La perdono. Millán Astray”.
Posteriormente, sería a través de un telegrama oficial donde Millán Astray mostraría su firme posición con motivo de habérsele concedido la Medalla de Oro de Melilla. Al recibir la comunicación oficial u oficiosa, su respuesta fue la siguiente: “53167 Melilla Madrid 19093 135 21 13 Gral. Jefe Dirección General Mutilados = Recibida tu carta agradecidísimo con todo el corazón Punto El año 1921 llegó la Legión con heróico Sanjurjo, heroico Tablas, Glorioso Caudillo, heroico Fontanes y 1.000 Legionarios gloriosos Punto Unos dieron la vida y otros trozos de su cuerpo o sangre por la Patria y por Melilla Punto Yo también hice algo Punto La Medalla de Melilla llega tardía y por tanto corresponde estar en el Museo de la Legión porque yo que la hubiera llevado con mucho orgullo cuando todos vivíamos ahora que faltan tantos no considero ostentar un premio tan lejano a un esfuerzo el mío tan pequeño ya que levantar la moral del Pueblo de Melilla a punto de ser pasado a cuchillo por las huestes de Abdelkrím no merece la pena de recibir una Medalla a los 25 años de ocurrir hechos Punto Os reitero mi agradecimiento y os abraza General Millán-Astray Teniente Coronel fundador de la Legión” 21 julio 1946.
(En 1935 se solicita dar el nombre de Millán Astray a una calle de Melilla)
(En 1946 se acordó conceder la Medalla de Oro de Melilla al Gral. Millán Astray)
EPÍLOGO
Han pasado noventa y cinco años desde la fatídica fecha de 1921. La Legión y el Heroico Regimiento de Alcántara siguen en Melilla. Todas sus hazañas son conocidas por la guarnición y por la población. En el callejero de la ciudad permanecen los nombres de La Legión, Héroes de Alcántara, Gabriel de Morales, Suceso Terreros, Millán Astray y muchos más.
Los sucesos de 1921 se siguen rememorando anualmente y en infinidad de libros y en publicaciones periódicas. Aún hoy siguen existiendo datos inéditos en archivos públicos y privados.
A través del capuchino Fray Felipe de Coín, pudimos conocer las reuniones de los mandos militares en el refectorio de su convento. También supimos del levantamiento de la Clausura Papal y de la apertura total de sus puertas durante el día y durante la noche. Allí se ofrecía té y café, e incluso cobijo a los que llegaban aterrorizados buscando refugio. Personas presas por el pánico y el horror de lo acontecido.
Después, cuando todo acabó, volvió a restituirse la Clausura Papal y a ser la mesa del refectorio capuchino referencia de lo que sobre ella se escribió y el servicio que ofreció a la ciudadanía.
Muy cerca del convento de capuchinos, escrito con sangre, o en todo caso con pintura roja, en el interior de la llamada “Campana de la Vela” existe la siguiente inscripción: “6.08.1921”. Fecha que se corresponde con los datos aportados por el historiador Juan Pando y que dice lo siguiente: “6 de agosto de 1921. En consejo de generales, celebrado en Melilla, se decide, “prescindiendo de insensatas corrientes de opinión”, no socorrer a los sitiados de Arruit”.
Fue el último servicio prestado por la Campana de la Vela. Sólo alguien con muchos conocimientos en historia pudo grabar esa fecha en tan histórica campana.
Concluyo con las propias palabras de Fernández de Castro: “… Mi labor africana de acción y desinterés, ya fue desarrollada entre 1909 y 1927 en que terminaron las campañas. En ese tiempo, formando parte de las columnas de operaciones desde primera hora, (febrero y marzo de 1908: ocupación de la Restinga y Cabo de Agua) escribí y telegrafié millones de palabras y a pie, unas veces y a caballo otras, me recorrí dos veces triunfando la región oriental y una el Rif, viendo no pocos muertos, consolando a muchos heridos antes de curarlos y pasando muchas calamidades y disgustos, y con la lira en la mano pronto a cantar sin regateos las hazañas de los combatientes, de muchas de las cuales tuve la honra de ser testigo presencial…”
A la vez que añado las mías propias, para agradecer a Doña María Jesús Fernández de Castro y Pedrajas todo el esfuerzo realizado por su abuelo y por su padre, para dejar constancia fidedigna de los miles de muertos, heridos y desaparecidos; y para recordarnos constantemente la GESTA DEL HERÓICO REGIMIENTO DE CAZADORES DE ALCÁNTARA, 14 DE CABALLERÍA.
Con fecha 1 de julio de 2012, el Gobierno Español APROBÓ, mediante un REAL DECRETO-LEY, la concesión de la CRUZ LAUREADA DE SAN FERNANDO COLECTIVA por haber combatido heroicamente protegiendo la retirada de las fuerzas desde Annual a Monte Arruit.
PIES DE FOTO:
1 Don Gabriel De Morales
2 Don Fernando Primo De Rivera
3 Don José Millán Astray
4 Don Rafael Fernández de Castro y Pedrera cubriendo con la Enseña Nacional el cuerpo del Coronel Gabriel de Morales
5 El Tercio en el muelle de Melilla
6 Estandarte del Regimiento de Cazadores de Alcántara nº 14 de Caballería. ¿Dónde se encuentra?
7 Carnet de corresponsal de varias agencias de información de Rafael Fernández de Castro y Pedrera
