Dos grandes proyectos que Melilla estaba esperando están un poco más cerca de hacerse realidad. Uno, el centro comercial junto a la frontera de Beni-Enzar, en la explanada del antiguo cuartel de Valenzuela. El otro, la remodelación del paso fronterizo de Farhana. Dos buenas noticias por diferentes cuestiones, pero ambas con el objetivo común de contribuir al desarrollo de nuestra ciudad Dos grandes proyectos que Melilla estaba esperando están un poco más cerca de hacerse realidad. Uno, el centro comercial junto a la frontera de Beni-Enzar, en la explanada del antiguo cuartel de Valenzuela. El otro, la remodelación del paso fronterizo de Farhana, que lleva siendo objeto de reivindicaciones por parte de los sindicatos y otros colectivos desde hace varios años.
Sobre el primero, el consejero de Fomento, Javier González, habló largo y tendido para anunciar que la Ciudad Autónoma ya ha aprobado los trámites administrativos necesarios para que puedan empezar las obras, algo que estaban deseando muchos melillenses. Es cierto que este asunto siempre ha dado que hablar porque mientras los comerciantes miran con recelo cómo les puede afectar la competencia, la gran mayoría de la población anhela desde hace tiempo la posibilidad de tener más cerca una gran superficie comercial como las que existen en prácticamente todas, si no todas, las provincias españolas.
Hay que analizar esta cuestión desde una visión positiva, empezando por la importantísima inversión de 40 millones de euros que va a suponer entre la construcción y urbanización de una zona que está por desarrollar. Muy pocos proyectos, por no decir ninguno, han supuesto tamaño desembolso privado en las últimas décadas en Melilla. Y lo mismo ocurre con otra consecuencia clave de esta obra, como es la creación de puestos de trabajo. Según las estimaciones de la empresa, serán 1.200 empleos los que se generen durante la construcción del centro comercial, y otros 400 estables cuando finalice la obra dentro de un año y medio. En una ciudad como la nuestra, donde el paro es el principal problema para nuestro desarrollo, el impacto de este centro comercial va a ser fundamental por la esperanza que abre a muchos melillenses que quieren trabajar y no pueden por falta de oportunidades y expectativas.
Quienes pese a estos dos factores importantes siguen estando en contra del centro comercial, deben pensar que si el centro comercial no se abre en Melilla, tarde o temprano lo hubiera hecho al otro lado de la frontera y entonces sí que hubiera supuesto consecuencias muy negativas para nuestra economía. La llegada de franquicias en los últimos años a nuestra ciudad no ha hecho más que ayudar a la dinamización del centro urbano sirviendo como un foco de atracción de melillenses y la clase media marroquí, algo de lo que también se han beneficiado los comercios tradicionales. Muy probablemente el centro comercial tendrá ese mismo efecto. Por todo ello hay que ver esta obra como algo positivo para todos, incluidos aquellos que aún no están convencidos de que la gran superficie será sinónimo de desarrollo para Melilla.
También ayer hubo novedades respecto a la remodelación del paso fronterizo de Farhana tras la firma del acta de inicio de las obras, que supondrán seis meses de trabajo y una inversión cercana a los 600.000 euros. Es también importante aunque se haya hecho de rogar, porque esa frontera, la segunda en importancia, hace ya tiempo que pide a gritos una mejora considerable para pasar página, de una vez por todas, a las interminables colas y la situación de colapso que se produce en una zona tan transitada como es aquella. En definitiva, dos grandes noticias las que tuvimos ayer por diferentes cuestiones, pero ambas con el objetivo común de contribuir al desarrollo de nuestra ciudad.
