La primera vez que El Kanka (Juan Gómez, 1982), pisó Melilla, se marchó siendo el ganador del Certamen Internacional de Cantautores. Seis años después, el artista regresa a esta tierra, pero lo hace desde otra posición. En esta ocasión, hace parada para presentar su tercer disco, ‘De Pana y Rubí’, después de haber ofrecido innumerables conciertos a lo largo de la geografía española e internacional. Sin embargo, el ‘hacedor de canciones’, como él mismo se describe en su perfil de Twitter, regresa con la misma humildad con la que ya vino una vez. Ahora que El Kanka ha probado las mieles del éxito, lo tiene más claro que nunca: no busca la fama, lo único que quiere es poder continuar ganándose la vida dignamente con su música.
-En noviembre dio a conocer su tercer trabajo, ‘De Pana y Rubí’. ¿En qué ha cambiado desde que sorprendió con su primer disco, ‘Lo mal que estoy y lo poco que me quejo’?
-Me imagino que la evolución de la persona siempre queda algo reflejada en el fondo de las letras. El primer disco, quizá, era algo más infantil o juvenil. Contenía un repertorio de canciones que había compuesto hacía un montón de años. Creo que desde entonces ha habido una madurez en el pensamiento y que algo se notará (risas). A nivel de producción y tal, sí que he intentado dar una ‘vueltecilla’ de tuerca. El anterior disco, ‘El día de suerte de Juan Gómez’, era un poco más crudo y tenía menos elementos. En este trabajo hemos querido incorporar un concepto más de banda.
-¿Le siguen llamando “bala perdida”, como cantaba en un tema de su primer trabajo?
-(Risas) Pues sí. Por mucho que te hable de la evolución, es cierto que sigo siendo la misma persona. Siempre busco sorprenderme a mí mismo a la hora de componer, más que nada por no aburrirme. Me gusta mucho jugar con la rítmica y con diferentes estilos. En este último disco hay cosas distintas, como un bolero o un pasodoble, pero en el fondo siguen siendo canciones del Kanka. Sigo siendo yo mismo, aunque un poco más viejo.
-En este disco aborda hasta temas universales como la vida y la muerte. ¿Le ha pillado un poco perdido en el existencialismo?
-Creo que más bien me he recuperado un poco, porque yo empecé a estudiar Filosofía. Se ve que en este disco, de repente, he vuelto a esa época mística (risas). En realidad, es que en el disco anterior incidí mucho en mí mismo. Quien lo escuche, me conoce. Y en este, aunque también hablo de mí, me apetecía huir un poco de la introspección. Quería echar el ojo un poco hacia afuera.
-Imagino que, como cualquier persona, tendrá sus días malos. ¿Le molesta que le pongan la etiqueta de cantautor feliz?
-Claro que tengo días malos, y muchísimos (risas). Es cierto que las etiquetas no me gustan. Yo no soy feliz siempre ni todas mis canciones son súper positivas tampoco, ni lo pretendo. Pero también es verdad que, puestos a que me pongan alguna etiqueta, prefiero que sea la de un tío feliz. Si dijeran que soy un ‘malafollá’, ya me gustaría menos (risas).
-En su perfil de Twitter afirma que tiene “cierto vicio por la ironía”. Puestos a filosofar, ¿es la forma más seria de reírse de las cosas?
-Yo creo que sí. La ironía siempre nos da un punto de vista diferente y ayuda a quitar un poco de hierro a las cosas. Es un buen medio para ofrecer críticas e invitar a la reflexión. Me parece que, en general, sobra un poco de dramatismo en la vida. El humor en general y la ironía en particular la practico mucho en la vida. En las canciones supongo que se nota, aunque tampoco es una cosa que busque.
-¿Qué cosas suelen disgustar a El Kanka?
-Las injusticias me repatean, en general. Que una persona por nacer en determinado sitio o familia tenga menos oportunidades que otra, de entrada, es algo que me quita bastante el sueño. El tema de los refugiados también me entristece muchísimo. Aunque bueno, por disgustar, me disgusta hasta mi novia.
-Ha mencionado la crisis de los refugiados. ¿Qué opina de la actitud de Europa?
-Es un tema muy complicado y no me considero ni muchísimo menos un experto. Entiendo que hasta cierto punto es un asunto difícil, pero se deberían hacer políticas más solidarias. Yo que sé. Preferiría que los recursos de aquí se compartieran un poco más con las personas de fuera. Los refugiados huyen de una guerra. Mientras yo estoy en un estudio, hay otras personas que están muriendo en el mar. España dijo que iba a acoger a un número de refugiados y no lo ha hecho. Me da muchísima pena. Se están vulnerando los derechos humanos.
-¿Con qué dificultades se encuentra un cantautor en España?
-La dificultad que tenemos todos los que nos dedicamos a la música, y al arte en general, es que la gente nos conozca. Es el grueso que está de fondo. Además, en España los cantautores luchamos contra el estigma de ser un coñazo. La gente cree que un cantautor, por norma general, aburre hasta a las ovejas. Esa idea habría que reciclarla porque somos muchos los que estamos haciendo canciones de autor y estamos en otra película. Bueno, luego tenemos el IVA y este tipo de cosas. En Málaga, por ejemplo, no hay bares donde hacer música. Eso es una putada. En otros países me da la sensación de que es mucho más fácil que alguien pueda dar un concierto o darse a conocer. Los medios también están muy centrados en los mismos artistas de siempre.
-¿Qué sueños le quedan por cumplir a día de hoy?
-A mí la fama me da absolutamente igual. El dinero no tanto (risas), porque hay que pagar el alquiler. Mi única pretensión es vivir dignamente de la música hasta que me jubile, después de sacarme un montón de discos. Mi sueño es seguir componiendo y subiéndome a los escenarios. Con trabajar de esto, ya me quedo más que satisfecho.
-¿Hay algún nuevo trabajo a la vista?
-Por ahora lo que hay es un verano loco de trabajo con la gira. Posiblemente vuelva a visitar las Américas, aunque eso aún no está cerrado. Quiero tomarme este disco con calma, aunque sigo componiendo.
-No es la primera vez que usted está en la ciudad. ¿Qué se le viene a la cabeza cuando piensa en Melilla?
-La verdad es que tengo unos recuerdos muy bonitos de Melilla por el certamen de cantautores que gané (XI Edición del Certamen Internacional de Cantautores ‘Ciudad de Melilla’, 2010). Es cierto que no tuve mucho tiempo para recorrer la ciudad, pero recuerdo muy bien el compañerismo con otros cantautores con los que competí en el concurso. Además de ganar el premio, que eso siempre da mucha alegría. Pero, sobre todo, lo recuerdo por los compañeros. De hecho, a día de hoy tengo grandes amigos que conocí en Melilla. Ahora me falta comprobar cómo me trata el público en el concierto.
