Un empresario de hostelería, Antonio Jiménez Aranda, nos remite esta "carta desesperada" tras ser clausurado su local, el Pub Deja Vu (Antiguo "LA M" del Real), situado en la calle Valencia número 45. Su misiva dice textualmente lo siguiente: "Una vez agotadas todas las vías habidas y por haber, consideradas innecesarias por mi parte, pues creo que la acción ejecutada contra mi persona no es más que una persecución en toda regla. He tomado la decisión de manifestarme a través de esta carta.
Regento un bar de copas en el barrio del Real, "Deja Vu" en la calle Valencia número 45, que cumple con toda la documentación legal para desempeñar la actividad a la que me dedico, pero desgraciadamente tengo un vecino que desde hace años tiene en el punto de mira este local en una lucha sinfín contra el propietario del mismo, que inevitablemente perjudica a mi persona y todo aquello que eso abarca.
Después de reiteradas demandas falsas a la Conserjería de Medio Ambiente, el señor Consejero toma la irresponsable decisión de ordenar la inmediata clausura, de donde yo como cualquier hombre de bien pago mis facturas y alimento a mi familia.
La clausura se fundamenta en supuestas irregularidades que no existen y en falta de documentación faltando a la verdad, lo cual me hace dudar de la calificación de estos señores en el desempeño de sus funciones.
Después de dos semanas teniéndome de arriba abajo dándome largas, solicitándome escritos que por lo que veo no han servido para nada, en el último cartucho que me quedaba reuní todas mis esperanzas, pero todo ha sido en vano.
He querido ser moralmente sumiso pero mi prudencia parece ser que se ha interpretado como si yo fuese un pelele.
Llegado a este punto, donde más papeles y buenas palabras no van a alimentar a mis hijos, he tomado la decisión de incumplir la clausura de pan que me sustenta, y consecuentemente sabiendo las consecuencias que esto me puede acarrear, mi nivel de miedo es "0". Todo lo contrario del miedo que me produce pensar que se me agotan los recursos básicos para alimentar a mis hijos, pues he perdido ya tanto que incluso he perdido el miedo.
Podrán mandar a la policía como recurso de su defensa, pero tengo claro que moriré con las botas puestas.
Para muchos seré un irresponsable pero sé que hago lo correcto como padre, pues hoy me queda claro que donde terminan las leyes empieza lo que es justo.
ATENTAMENTE: Antonio Jiménez Aranda".
