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La Columna de Salido

Cogiendo el testigo amigo Juan, ¡Qué partidazos!

melillahoy.cibeles.net fotos 1653 Antonio Salido

Un buen amigo mío de Nules (Castellón), el muy “cabroncete” pero sin mala intención, cuando se refiere a mi persona me llama “sordo de los cojones”. Hago esta referencia por el simple o “grave” motivo de que sin mi “pinganillo”/audífono mi audición es prácticamente de un 40% solo por lo que, de muchas cosas cuando se habla normal “ni me entero”, se las hago repetir en muchas ocasiones a quienes hablan o conversan conmigo. Este buen amigo Vicente y Ramón También me recriminan que sus respectivas esposas les dicen que cuando les hablan cada día lo hacen más fuerte y casi gritando. Ellos contestan que es por culpa del “sordo de los cojones”, que cada vez les obligo a hablar más fuerte. Pero eso sí, de momento con el asunto de la visión me defiendo fetén y como me gusta leer sobre todo, nada más despertar mi diario Melilla Hoy es lo primero y como el amigo Juan me ha “provocado intencionadamente” llamándome gran “futbolero” cojo el testigo y “junto unas cuantas letras también al respecto”, más bien mediocre jugador o futbolero diría yo, por lo menos jugando, no pasé del Real “C” del Sr. Ramón (qué buenos sus casabubus en El Real) y de Juan Infante nuestro gran entrenador.

Gracias amigo Juan y antes de que se me olvide, mi felicitación en Santa Ana para tu querida esposa y compañera. Una tía mía también se llamaba Ana y su hija, mi prima Ana Mari que vive en Pamplona, en aquellos tiempos aún se ponían nombres de padres y abuelos a los siguientes en el escalafón.

Tengo que reconocer una vez más que me ha encantado recordar aquellos partidos, con las mismas reglas, pero, unos pocos años más tarde en los 50/60, me ha hecho mucha gracia lo el “gordo portero”, era cierto, incluso esos años después, los postes/pedruscos y nuestras camisetas o nikis quitados para diferenciarnos unos equipos de otros, el equipo que se las quitaba las ponía en esos postes “autóctonos”. Yo también he jugado y mucho en los dos lugares que mencionas, pero sobre todo en la cuesta de la cañada junto a esos jardines de eucaliptos, aquellos sorteos eligiendo compañeros de equipo, también había que elegir si comenzabas cuesta arriba o cuesta abajo. Recuerdo, que los más habilidosos hacían su jugadita individual sirviéndose de los muros de ambos lados de los jardines para hacerse “paredes” entre esta y el contrario. También recuerdo alguna que otra “guerrilla a pedradas”, sobre todo cuando se retiraban los chavales de Ataque Seco para arriba, su barrio, era clara su ventaja por dominar aquella altura y que la provisión de piedras, para ellos estaba garantizada cruzando aquel montículo por la calle Castellón hacia su barrio. De todas formas nuestros mayores “enemigos/contrincantes” siempre han sido los de Las Canteras del Carmen por aquella proximidad con nosotros, los del Monte María Cristina. Recuerdo a muchos, la clase de mi hermano Rafa, de Juanleño (Villanueva), Ricardo “El Inglés”, mi hermano Paco era un “leñero” especialmente, ponía el pie en el muro y por allí ya no pasaba nadie, solo el balón, Jamete, otro Jamete (el Topo), Pepe Alonso. Mi amigo Paquito lópez de calle Teruel (Duque de la Torre) era muy habilidoso en el regate. Más adelante, mi hermano Manolo, ha sido el mejor del clan familiar jugando con bastante acierto en diferentes equipos de Melilla, no pudo seguir ascendiendo por problemas en sus pies.

En ocasiones, de noche, aprovechábamos las luces de la explanada junto a la puerta principal del Cementerio melillense también para jugar, nos refrescábamos en la fuente colindante. Los de Horcas Coloradas eran otros de los rivales a tener en cuenta.

Como última anécdota recuerdo que en cierta ocasión nos habíamos citado para jugar un domingo un partido en una explanada del colegio La Salle o de Los Hermanos, nuestro barrio contra los del Príncipe. Nos jugábamos creo que unas 25 pesetas por equipo. Nosotros, los chiquillos con unos 14 años aproximadamente. Allá que se acerca un “señor” y enseguida se pone como a decirnos los ejercicios previos que teníamos que hacer ambos equipos y cuando vio la pasta, raudo como hacienda se prestó a ser el recaudador/custodiador de las pelas. Comenzó el partido, descanso, ganábamos por 2-0 y tan contentos del triunfo final, aún nos dio más instrucciones de cómo jugar en el segundo periodo. Llegó el empate a dos, pero dos goles más nuestros nos dio como vencedores. ¿Dónde estaba el depositario? Había desaparecido ese individuo con las 50 rubias y si te he visto no me acuerdo. Cabreo, rabieta y sospechas de que todo había sido una trama del conjunto contrario, acusaciones, algún empujón que otro pero nos quedamos “con cara de tontos” y sin el premio ganado en buena lid.

Era otra forma de divertirnos en aquellos años más callejera, sin tantas cosas y artilugios modernos como ahora. Otros partidos eran en la playa de San Lorenzo cerca de la desembocadura del Río de Oro y aunque fuese enero, baño en el mar “que te crió”. En otros barrios más de lo mismo, era nuestra mayor diversión en aquellos años 40/50/60, una pelota reglamentaria o no, unos tenis cutres y una explanada.

Repito, gracias Juan, ambos sabemos que con la lectura de estos escritos recordando aquellos años hacemos felices a otros muchos, posiblemente la mayoría, como nosotros fuera de nuestra patria chica, muchos formando parte de esas Casas de Melilla diseminadas por muchos lugares. Allí nos leerán, sonreirán y ¿Por qué no? alguna lágrima resbalará por alguna mejilla rugosa, eran otros tiempos, con sus penas y alegrías. Quedémonos con estas. Salud paisano y paisanos.

PIE DE FOTO:
Imagen para el recuerdo de aquellos fantásticos años

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