Quienes tienen la responsabilidad en esta materia, habrían de tener más cuidado a partir de ahora en sus manifestaciones y no dar argumentos a quienes quieren hacer de esta cuestión sanitaria un tema de debate político e incluso religioso A Paz Velázquez le ha tocado "bailar con la más fea". La vicepresidenta segunda de la Ciudad Autónoma y consejera de Presidencia y Salud Pública ha sido el político/a al que la ha correspondido lidiar con la prohibición del paso de borregos desde Marruecos a Melilla por el brote de fiebre aftosa en el vecino país. Una decisión del Ministerio de Agricultura que en Melilla representa la Delegación del Gobierno y que por cuestiones de Salud Pública ha conllevado que Paz Velázquez sea la que tenga dar la cara ante un tema tan sensible.
Hasta ahora lo estaba haciendo bien, explicando el por qué de la prohibición del paso de animales vivos por el peligro que podría conllevar para la economía española y en concreto su ganadería si se detectara un solo caso de fiebre aftosa en Melilla como consecuencia del paso de borregos. Pero el jueves cometió un error, el error de afirmar en rueda de prensa que "quien no quiera acatar nuestras leyes, que se marche a otro sitio". Un día después, el viernes, Paz Velázquez intentó aclarar sus manifestaciones señalando que la frase estaba descontextualizada y que ella lo que quiso decir es que si alguien prefiere el borrego de Marruecos, tendrá que consumirlo en ese país porque a Melilla no podrá pasar porque las leyes españolas lo prohíben.
Todas estas explicaciones no han bastado y las reacciones por el exceso verbal cometido por la titular de Presidencia, obra quizá del escaso tiempo que lleva al frente de tan importantes responsabilidades, lleva originando desde el mismo jueves una cascada de reacciones. Como ha explicado la propia Paz Velázquez, no ha querido decir lo que dicen que ha dicho, pero la realidad es que una frase tan contundente como "quien no quiera acatar nuestras leyes, que se marche a otro sitio" no ha gustado a todos los colectivos que están abogando porque el Gobierno finalmente dé marcha atrás y revoque la prohibición de pasar corderos para la Pascua Grande prevista para el próximo 12 de septiembre. Con los ánimos tan caldeados, y con al menos dos manifestaciones convocadas, una anunciada para hoy sábado a las 18 horas en la Plaza de España a través de un mensaje de WhatsApp que se ha hecho viral y que nadie ha reivindicado ni pedido autorización a la Delegación y otra para finales de agosto por parte de VIAS, Paz Velázquez tendría que medir más sus palabras e intentar no echar más fuego a una situación ya de por si caldeada. Es quizá cierto que su frase se haya sacado de contexto, pero debe tener en cuenta que decirla de esa forma en una ciudad como Melilla es inapropiado porque muchos lo han interpretado que no considera españoles a quienes creen que se debe permitir el paso de los borregos. Esto ha generado multitudes de reacciones en contra de la expresión de la consejera y esperemos que su aclaración contenga la polémica, aunque no creemos que esto se vaya producir porque el tema del borrego se ha convertido en un filón político que muchos no van a querer soltar así por así. Por tanto, quienes tienen la responsabilidad en esta materia, habrían de tener más cuidado a partir de ahora en sus manifestaciones y no dar argumentos a quienes quieren hacer de esta cuestión sanitaria un tema de debate político e incluso religioso. En este mismo punto, hay que considerar también desacertado el intento del presidente Mustafa Aberchán, en su afán por criticar a Abdelmalik El Barkani, el intentar hacer ver que mientras se prohíbe el paso de carne para los musulmanes, sí se permite para los hebreos, cuando desde la propia Delegación se ha desmentido. Estamos ante un tema muy sensible y por interés de la convivencia, repetimos, se deberían medir las palabras si no queremos que esta polémica se nos vaya de las manos.
