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Carta del Editor

El miedo a la libertad y la insostenible situación de La Cañada

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Dicho de manera más vulgar: la inmensa mayoría de las personas hoy en día tienen miedo a la libertad, y de ese miedo se aprovechan, por poner algunos ejemplos próximos, algunas fiscales, algunos guardias civiles investigadores a la búsqueda de gloria inalcanzada, de intereses políticos o de venganzas personales, en general, todos aquellos que abusan de la autoridad que la sociedad -todos nosotros- les concede y que se aprovechan del generalizado miedo a la libertad que daña gravemente el buen funcionamiento de nuestra democrática sociedad.
, MH, 7/8/2016

Un juez, José Luis Cobo López, del Juzgado de lo Penal de Guadalajara, acaba de dictar sentencia absolutoria a favor de dos hermanos encarcelados hace meses (al tercero, también acusado, lo mató un disparo de un guardia civil). El juez, en una muy dura sentencia, reprocha "la pobreza de la investigación, la instrucción y la acusación fiscal" y asegura en su sentencia que "toda la instrucción de la causa y la acusación formulada se ha basado en meros indicios que no pasan de ser conjeturas que se presentan con un carácter débil e indeterminado" y critica, aún con más dureza, la declaración espontánea de uno de los detenidos y encarcelados, sentenciando que "este tipo de declaraciones espontáneas son radicalmente nulas, por las anomalías que la rodean, que, en realidad, son más que anomalías: constituyen una manifiesta vulneración del derecho fundamental de defensa". Me suena todo esto mucho y espero que haya más jueces como José Luis Cobo. La Justicia -con mayúscula- los necesita con urgencia.

A propósito del presunto borrado de los ordenadores de Luis Bárcenas, la Fiscalía dice lo siguiente: "No se puede poner en marcha un proceso penal, que indudablemente ocasiona un gravamen para el querellado, con afirmaciones vacuas y carentes de solidez". Y añade algo muy importante: "Es la acusación, y no la defensa, la que debe probar sus afirmaciones". Aquí, en Melilla, se han puesto en marcha, y lo que es lo que es aún peor, siguen abiertos -años después- procesos penales que se basan en denuncias generalmente de origen político y miserable, con investigaciones posteriores peor que lamentables de algunos guardias civiles, afirmaciones vacuas y carentes de toda solidez de los denunciantes, daños muy graves a personas inocentes y obligación constante de los acusados de demostrar su inocencia, en lugar de obligar a los acusadores a probar sus afirmaciones. Aquí, en Melilla, las fiscales, hasta ahora, no actúan como las de Madrid. El daño a inocentes es muy grande, la situación muy lamentable.

Erich Fromm, en su celebérrimo libro "El miedo a la libertad", analizaba la libertad del hombre frente a sí mismo -muy importante- y frente a la sociedad -todavía más importante-, resaltaba, en las democracias modernas, "el hecho de que en nuestra sociedad nos vemos ante el fenómeno (grave) de la insignificancia e impotencia del individuo" y añadía que "el derecho de expresar nuestros pensamientos tiene algún significado tan sólo si somos capaces de tener pensamientos propios", amenazados porque "nuestra cultura fomenta las tendencias hacia el conformismo" y "el yo del individuo ha resultado debilitado, de manera que se siente impotente y extremadamente inseguro". Dicho de manera más vulgar: la inmensa mayoría de las personas hoy en día tienen miedo a la libertad, y de ese miedo se aprovechan, por poner algunos ejemplos próximos, algunas fiscales, algunos guardias civiles investigadores a la búsqueda de gloria inalcanzada, de intereses políticos o de venganzas personales, en general, todos aquellos que abusan de la autoridad que la sociedad -todos nosotros- les concede y que se aprovechan del generalizado miedo a la libertad que daña gravemente el buen funcionamiento de nuestra democrática sociedad.

Siempre nos queda la esperanza de que todo cambia o la manida frase de lo que va de ayer a hoy. Fijémonos, a nivel local, en la pintada -o lo que sea eso- que el ínclito, riquísimo y monopolista sempiterno Gustavo Cabanillas, que fuera el número 25 en las listas del ya casi extinto Partido Populares en Libertad, ha colocado en la fachada de su sede, la del monopolio de la distribución de la luz en Melilla y de no sé cuantas cosas más ligadas a la comunicación. En grandes letras rojas Cabanillas ha colocado en su fachada publicitaria -más que probablemente ilegal como cartel publicitario- una frase que dice: Emisora de radio cerrada por orden de Paz Velázquez, la hija del que fuera su jefe político, subvencionado por Cabanillas y apoyado por sus medios, Ignacio Velázquez. Ayer, íntimos amigos, hoy feroces enemigos. Ya digo: lo que va de ayer a hoy. Y añado: y lo que nos puede esperar mañana, ese mañana siempre incierto que tanto acostumbra asustar, que tanto miedo da (un miedo hasta cierto punto justificado cuando los actores del drama son ciertos personajes).

Entre el miedo y el asco se mueven muchos españoles ante el panorama político en el que nos encontramos. Es cierto que sin gobierno o con gobierno provisional todos los parámetros nacionales, y especialmente los económicos, van mejor que antes, apoyando mi tesis de que el mejor gobierno es el que casi no existe, el que menos interviene en la vida de los ciudadanos, el que menos mete la mano en sus bolsillos (para quitarles el dinero, no para metérselo en esos bolsillos). Pero también es verdad que Europa aprieta y que, aunque sea sólo para cubrir una formalidad, es conveniente presentar interna y externamente algo que parezca un gobierno que pueda hacer lo que es imprescindible que haga: gobernar. Para enfrentarse de una maldita vez a los separatistas catalanes, por ejemplo, o sea, para mantener la unidad de España, una cuestión de capital importancia. Pero con políticos como Pedro Sánchez, con la clase política que en general padecemos (la peor clase es precisamente la que, como Podemos, presume de querer terminar con esa clase de la que se nutre) las posibilidades de un gobierno que gobierne son nulas. La única posibilidad de que no haya terceras elecciones -y yo sigo apostando porque no las habrá- es que todos los partidos políticos, excepto el PP, obtendrían peores resultados que los que ahora tienen, por lo que sus clase dirigente y los ahora colocados en el Congreso, el Senado y demás, no les van a permitir a sus líderes que jueguen con sus puestos, y terminarán votando, al menos algunos, abstención (el PSOE) o sí (Ciudadanos).

Posdata. Por diversas razones, he vuelto a ir a La Cañada y tenido la ocasión de hablar con algunos de sus verdaderos líderes. Que no son seres ejemplares desde la óptica de lo política y socialmente correcto, no cabe la menor duda. Pero eso es lo que hay y eso es una parte de Melilla que vive en otro mundo, con otras leyes, con otras visiones de la vida, con muy diferentes formas de ganarse el dinero, con armas. Un mundo que, por cierto, cada vez va teniendo más peso electoral, porque cada vez son más y manejan más dinero. No podrá mantenerse durante mucho tiempo más la separación entre esos dos mundos melillenses. Me parece que ha llegado el momento no tanto de perseguir como de oír, oír la verdad de cada parte, el momento de empezar de nuevo, con interlocutores también nuevos. El peligro de no hacerlo es muy grande y, además, está muy próximo.

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