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Imbroda a María Oña: "Gracias melillense por agrandar la galería que honra esta tierra"

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El Salón Dorado del Palacio de la Asamblea acogió anoche la cena de gala en la que la Ciudad Autónoma concedió el título de 'Melillense del Año' a la periodista María Oña, a la que avalan además de sus más de dos décadas de profesión en primera línea, su amor incuestionable a la ciudad que le vio nacer y a la que vuelve irremediablemente para cargar pilas. En su discurso, el presidente Imbroda agradeció a la homenajeada que con su labor contribuya a "agrandar la galería" de los que "honran esta tierra". Por su parte María Oña manifestó que el actuar como embajadora de Melilla en cuantos lugares le lleva su profesión se debe a que: "me gusta mi ciudad, me gusta ser de aquí, como me gusta ser hija de mis padres y los valores que me inculcaron". En su discurso, el presidente Imbroda recordó que en Feria la Ciudad Autónoma reconoce a melillenses portadores de "magníficos historiales profesionales, donde prima la excelencia y un indisimulado cariño a su tierra, Melilla, que siempre propagan". Son esas las razones para otorgar en cada edición de los festejos patronales el reconocimiento de "Melillense del Año", título que en estos últimos veinte años han recibido personas como Ramón Gavilán, Armando Pelayo o Carlos Castañeda.

Homenajeada
En esta ocasión la homenajeada es María Oña, periodista que siempre ha apostado por contribuir a la difusión de Melilla, "una desconocida para muchos españoles". Este fue uno de los motivos por los que en el año 2002, en la presentación en Madrid de la Nueva Melilla, a la que acudieron representantes del Gobierno central, "estuvieron cuatro melillenses de proyección nacional e internacional: Fernando Arrabal, Javier Imbroda, Carlos Granados y María Oña".

Manifestó el presidente Imbroda que "nuestra tierra es fértil en esa cosecha de personajes que por su trayectoria merecen ser destacados" y entre ellos, este año "abrimos nuestro corazón y memoria para homenajear a una melillense de excepción, María Oña, a la cual felicito con cariño". Aseguró que el título de Melillense del año "se lo merece, se lo ha ganado con su tesón, esfuerzo, preparación y su melillismo".

Una trayectoria profesional de más de dos décadas
Realizó Imbroda un somero repaso sobre la trayectoria profesional de María Oña, en la que incluyó sus veinte años en Televisión Española como presentadora y enviada especial en distintos destinos internacionales, como Portugal o Brasil en los últimos años. Además fue una de las profesionales que puso en marcha el Canal 24 Horas del ente público. "Vivir sin descanso, correr hacia donde surge la noticia de cualquier índole y contarla a millones de telespectadores, acaparar su interés sin perjuicio de una información objetiva, veraz y amplia, desde el rigor y la seriedad, sin olvidar ese toque personal, ha constituido su 'modus vivendis' durante estos últimos años", aseveró.

Esta profesional también ha sido corresponsal en París, Jerusalén o Londres y ha sido testigo de la Guerra del Golfo, el tsunami de Indonesia o los Juegos Olímpicos de Atenas. Asimismo fue responsable para TVE de la información generada por la Casa Real. En este punto el presidente explicó que en una corrida de toros a la que asistió, "una señora muy amiga de María Oña" (a la que no nombró pero que hacía referencia a la Reina Letizia) le contó que "ella conocía Melilla pues varias veces había viajado o parado por aquí con algunos amigos y amigas…."
Volviendo a su trayectoria profesional, señaló el presidente que María Oña ha asumido este mismo año nuevos retos, como es estar al frente de departamento de Comunicación y Relaciones externas de la Fundación Microfinanzas BBVA, una institución de 8.000 trabajadores, reconocida por la ONU "por su labor en la lucha contra la pobreza, a favor de la igualdad de género y el trabajo digno".

Estos y otros motivos son los que hacen "que nos sintamos plenamente orgullosos de María Oña, nuestra amiga que triunfó por méritos propios sin abandonar su identidad y recalando siempre que puede a sus orígenes, a nuestra querida Melilla", por eso "gracias melillense por agrandar nuestra galería que honra a este pueblo, a esta tierra", manifestó.

María Oña
Tras recibir el galardón, la homenajeada también quiso dirigirse a los presentes, entre los que se encontraban sus familiares y amigos. A ellos explicó, con su habitual amabilidad y maestría, que ha perdido la cuenta de las veces que ha tenido que dibujar un mapa en el que situar Melilla en los numerosísimos destinos en los que la profesión le ha llevado, como al equipo de seguridad de Gadafi en una visita a Senegal, en unas dependencias policiales llenas de subsaharianos en Mauritania, en Santo Tomé y Príncipe en medio del mar en un barco lleno de turistas extranjeros, en un orfanato regentado por monjas españolas en Cabo Verde, en un pueblo enterrado por el huracán Mitch en Honduras, en la zona cero del tsunami de Indonesia a un grupo de voluntarios de la Cruz Roja japonesa, "…tantas veces lo hice que llegué a plantearme tatuármelo y no lo descarto", indicó María Oña.
"En el fondo cuando te conviertes en una embajadora autodidacta de tu ciudad, sin que nadie te dé el título ni el cargo, de alguna manera honras a los que se fueron, a los que dieron su vida por esta tierra que son muchos, a los que están ahora, y a los que vendrán. Y consciente de que es un privilegio ser de un sitio así, uno de mis grandes amores, mi sobrino guille sólo tiene dos años, y ya sabe de donde es", apostilló orgullosa la homenajeada.

El amor a su familia, la esencia de su melillismo
Pero es que para María Oña en todo esto no hay artificio, sino que es tan simple como que "me gusta mi ciudad, me gusta ser de aquí, como me gusta ser hija de mis padres, me gusta cómo me criaron, los valores que me inculcaron". Además de reiterar su amor por su familia, (padres, hermanos, sobrinos, tíos y primos) hizo un guiño especial hacia la mujer que la trajo al mundo, asegurando que su experiencia vital y profesional le han llevado a conocer que "no todas las madres son capaces de darlo todo sin pedir absolutamente nada a cambio, no, porque a estas alturas de mi vida, conozco a muchas madres y a muchos padres y puedo decir que no todas y todos son iguales, en absoluto… pero hay algunas como la mía que sí". "Creo que las madres de Melilla son más madres si cabe, lo debe dar el ADN de esta ciudad, acostumbrada a abrir los brazos y acoger a gentes de todos lados y costumbres", sentenció.

María Oña explicó que no quiso ofrecer un discurso institucional sino contar “la esencia de mi melillismo", algo que compartir con los presentes, representantes públicos en su mayoría a los que animó a hacer “algo bueno por la ciudad, aunque sean pequeñas cosas, pequeños gestos; hacedlos pensando en su bien, Melilla nos lo va a agradecer" Por su parte, ella se comprometió a no defraudar a Melilla, y aseguró que: "llevaré mi tierra y mi amor por ella, allá donde vaya, y seguiré dibujando mapas para que en cualquier parte del mundo, sepan dónde está Melilla, cómo es y cómo siente", concluyó.

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Jesús Andújar

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