El máximo mandatario de la Territorial aseguró que «a partir de este momento habrá que hacer otras cosas, ya veremos lo que se hace. Esto va a la catástrofe, y no porque no haya voluntad política de que esto vaya bien porque sí existe, existe por parte del presidente, del consejero de Deportes, del director de Instalaciones Deportivas y de todo el mundo, pero luego hay una estructura administrativa que es la que manda de verdad en la Ciudad y no permite que se haga nada». La Federación Melillense de Golf, con su presidente Enrique Bohórquez López-Dóriga a la cabeza, quiso anoche dar la bienvenida a los jugadores participantes en este importante torneo, acudiendo también al acto de presentación el consejero de Deportes, Antonio Miranda. El máximo mandatario de la Territorial ofreció unas palabras a los allí presentes, lamentándose del estado actual de las instalaciones del Campo de Golf. «Agradecemos a la Ciudad Autónoma que construyera el campo, pero la realidad es que tal y como está actualmente el mismo es un desastre absoluto y total. Todos los profesionales que han venido aquí lo han visto, y los que lo conocen desde casi el nacimiento lo dicen, cada vez está peor. Y no está peor porque la gente que está en el campo no trabaje, sino porque una cosa llevada de esta manera de forma pública es un desastre inevitablemente. Mi opinión es que así no se puede seguir, es un despilfarro. La Ciudad Autónoma para cobrar 1.300 euros al mes de tasas se está dejando 16.000 euros sólo en personal para cobrar eso», explicó.
Por todo lo expuesto, aseguró que «a partir de este momento habrá que hacer otras cosas, ya veremos lo que se hace. Esto va a la catástrofe, y no porque no haya voluntad política de que esto vaya bien porque sí existe, existe por parte del presidente, del consejero de Deportes, del director de Instalaciones Deportivas y de todo el mundo, pero luego hay una estructura administrativa que es la que manda de verdad en la Ciudad y no permite que se haga nada. No veo buenos tiempos para esto, veo un desperdicio de dinero, aquí no pueden jugar los niños… esto es un desastre. Lo que se puede hacer en estas circunstancias es muy poco».
