El colectivo internacional de ‘Pallasos en Rebeldía’ volvió ayer a la ciudad para ofrecer un espectáculo simbólico y solidario, con el que arrancó su ‘Festival Esperanzah!’. Esta tarde, además, regresarán a la explanada del CETI para seguir arrancando sonrisas. Ha pasado algo más de un mes desde la última visita a Melilla del colectivo internacional ‘Pallasos en Rebeldía’. Pero su estancia en la ciudad les debió de saber a poco, porque los ‘artivistas’ han regresado para seguir «desalambrando fronteras y corazones».
Durante la tarde de ayer, los payasos más rebeldes ofrecieron una actuación en la Plaza Menéndez Pelayo en la que no faltó la magia, ni los malabares, ni las acrobacias. Tampoco faltaron las sonrisas de los menores no acompañados de la calle, que observaron la función sin perder detalle. Ni la de los niños de Melilla que acudieron a la llamada de los payasos de la mano de sus padres.
La intervención de ‘Pallasos en Rebeldía’ estuvo acompañada por la música de la banda catalana ‘Txarango’. Activistas y músicos se unieron para lanzar un mensaje de solidaridad y fraternidad al mundo, según explicó el ‘pallaso rebelde’ Iván Prado a este diario: «Queremos decirle a todos los inmigrantes y refugiados que tienen que sortear las difíciles barreras de Ceuta y Melilla que existe una sociedad civil organizada, cultural y artística que les da la bienvenida. Deseamos romper sus fronteras, sus muros y sus alambradas».
Precisamente, el payaso y ‘artivista’ afirmó que este regreso a la ciudad no era casual. Si decidieron volver a Melilla fue para dar el pistoletazo de salida del ‘Festival Esperanzah!’ de forma simbólica y solidaria. Este ‘festiclown’ se representará próximamente en El Prat, durante los días 7, 8 y 9 de octubre.
Los menores de la calle
La última vez que ‘Pallasos en Rebeldía’ hizo parada en Melilla’ se marchó con ‘una espinita’ en el corazón. Los activistas no pudieron ofrecer una actuación que tenían planeada para los menores extranjeros de la calle. Una redada policial lo impidió. «Queríamos volver y jugar con ellos. Nuestra intención es visibilizar a las personas, a los niños y adolescentes sin papeles, que son maltratados y perseguidos por los cuerpos de seguridad del Estado. Queremos que sepan que son aceptados por la gente de circo», sentenció el activista rebelde.
Actuación en el CETI
Antes de marcharse, el colectivo internacional volverá esta tarde a la explanada del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (17.00h) para repartir un poco de esperanza. «Queremos ofrecer un rato digno y humano a todas las personas que han atravesado las fronteras o que están en ello», señaló Prado. La alegría, la utopía del circo y los mejores deseos de los payasos son los ingredientes necesarios para demostrar a los inmigrantes de Melilla que no están solos: «Nuestro deseo es que sientan que están acompañados, que hay una parte de esta sociedad europea que no está de acuerdo con las políticas de Merkel, inhumanas y genocidas que los gobiernos».
