A punto de cumplir sus primeros cinco años de vida, la asociación Amigos por la Solidaridad llevó su campo de acción más allá de nuestras fronteras el pasado sábado. El objetivo era arrancar una sonrisa a los niños del colegio Medersat Boukana, un centro educativo situado en la Bocana en el que la falta de recursos es una constante. Las simpáticas marionetas de Amigos por la Solidaridad, Abu, Lilo y Verdi, cumplieron sobradamente la misión con un taller de cuentacuentos sobre valores que hizo las delicias de todos, alumnos y profesores. Según explicó a este Diario el responsable de Amigos por la Solidaridad, Salah Mohamed, esta actuación era una asignatura pendiente desde el año pasado, ya que era intención de la asociación echar una mano a un equipo de jóvenes melillenses que actúan como voluntarios en aquel colegio llevando donaciones de material escolar o haciendo actividades para los pequeños.
Esta colaboración se materializó el sábado por la mañana, cuando las marionetas de Amigos por la Solidaridad hicieron acto de presencia en el colegio. Salah y Sherezade, voluntaria de la asociación, desarrollaron con Abu, Lilo y Verdi un taller de cuentacuentos, basado en la historia de “La Niña Invisible”, con valores sobre la amistad, la solidaridad, el respeto y la empatía.
Los alumnos del colegio, alrededor de 70 niños de entre 5 y y 12 años, quedaron encantados con la actuación, en la que hubo grandes carcajadas que les ayudaron a olvidar las dificultades por las que suelen pasar en su día a día. Porque como recordó Amigos por la Solidaridad, estos niños proceden de familias de la clase media-baja marroquí, con escasos recursos económicos y menos oportunidades lúdicas que los niños de zonas desarrolladas como Melilla. En el colegio, el escenario no es mucho mejor, pues la falta de recursos es habitual y los alumnos deben compartir desde los libros hasta materiales más básicos como lápices o gomas de borrar.
Para Amigos por la Solidaridad, poder desarrollar esta actividad con los niños del colegio de la Bocana ha sido toda una satisfacción y, además, de esta manera demuestra que no actúa sólo en Melilla, sino también en las zonas limítrofes, donde también hace falta aportar un granito de arena. De hecho, Salah Mohamed animó a los melillenses a que colaboren con aquel colegio llevando material escolar u otras donaciones para estos pequeños.
