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Unos 70 inmigrantes saltan la valla en un intento de unos 400 bajo la intensa lluvia

Alrededor de 400 inmigrantes intentaron ayer saltar la valla fronteriza que separa Melilla de Marruecos a primera hora de la mañana, aprovechando las malas condiciones de visibilidad que había en ese momento para la vigilancia del perímetro fronterizo. Sobre las 8.00 horas, cuando aún estaba amaneciendo y el entorno estaba algo oscuro, caía con furia la lluvia sobre nuestra ciudad, lo que dificultaba las labores de control de la valla a ambos lados. Fue el momento elegido por este numeroso grupo de inmigrantes, que venía de protagonizar una madrugada de “intensa presión fronteriza”. Al final lograron su propósito unos 70, que llegaron al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) atravesando buena parte del casco urbano con una gran algarabía y sus clásicos gritos “bossa, bossa” para indicar victoria. Poco después, cuando llegaron al CETI, la alegría desbordada de toda la comunidad subsahariana continuó durante buena parte de la mañana. Razones tenían para ello, después de conseguir su sueño europeo en la segunda entrada más numerosa de este año por la valla fronteriza. Según informó la Delegación del Gobierno, de los 400 que intentaron durante toda la noche llegar hasta la valla, unos 300 lograron superar el despliegue de las fuerzas auxiliares marroquíes y, a la carrera, protagonizaron un salto a la valla sobre las ocho de la mañana, por la zona del perímetro fronterizo cercana al arroyo de Beni-Enzar. Las primeras estimaciones provisionales de la Guardia Civil apuntaban a que alrededor de cien podrían haber entrado a Melilla, si bien la cifra fue rebajada posteriormente a unos 70.
El resto de los inmigrantes que intentaron entrar fueron contenidos por el dispositivo anti-intrusión que desplegó la Guardia Civil, con varias patrullas de la Agrupación de Reserva y Seguridad (ARS) en la frontera, y la cooperación de las fuerzas auxiliares marroquíes.
Un subsahariano tuvo que ser atendido por los servicios sanitarios a instancias de la Guardia Civil por una fractura de tobillo, de la que será operado hoy. Poco después del salto a la valla, otro de los inmigrantes que lograron entrar también tuvo que ser derivado al Hospital Comarcal por una lesión hepática, de la que fue operado ayer.

Algarabía de camino al CETI
Los subsaharianos que lograron entrar a Melilla fueron corriendo por el casco urbano de manera triunfal, con sus gritos y cánticos de victoria “bossa, bossa”, mientras se dirigían corriendo al CETI, un poco desorientados. Algunos echaron mano de los gritos futboleros (“hala Madrid”, sobre todo) para celebrar que ya se sentían en España. Otros iban descalzos al llevar en la mano sus zapatos con tornillos adosados en la suela para poder ayudarse a saltar la valla fronteriza.
Tras atravesar diferentes barrios melillenses, los inmigrantes fueron finalmente al CETI, donde decenas de compatriotas les estaban esperando para celebrar con gran algarabía esta entrada, una de las más importantes de los últimos meses. Carreras, bailes, gritos y cánticos se sucedieron en el patio interior del centro, bajo la lluvia, mientras esperaban a que les fueran atendiendo. Una euforia que también contagiaron a otros residentes del centro, algunos niños que observaban con gran sorpresa la fiesta que estaban presenciando desde tan temprano.
No se veía tanta alegría en el CETI desde el último salto que se registró en la valla hacía más de un mes. Concretamente el 4 de septiembre, cuando más de un centenar de inmigrantes lograron entrar a Melilla en un intento de alrededor de 250, en la que fue la entrada más numerosa desde hacía más de dos años.

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Redacción

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