El futuro económico de Melilla no es el contrabando y es primordial que se piense en otras fórmulas para lograr que dejemos de ser una de las ciudades con más paro de España e incluso de la Unión Europea La frontera de Beni-Enzar fue escenario ayer de un suceso en forma de aglomeración de porteadores, con enfrentamientos y disputas por entrar en Melilla, para realizar lo que eufemísticamente se ha dado en llamar "comercio atípico" y que no es otra cosa que el contrabando. Este lunes había más aspirantes a realizar este trabajo que otros días, motivado por el hecho de que ayer se pagaban 20 euros por bulto, muy por encima de las cantidades que normalmente abonan quienes adquieren estos fardos que van desde Melilla a Marruecos para su reventa en este país. Así, según confirman fuentes extraoficiales, se produjeron peleas, enfrentamientos, más aglomeraciones y el lío fue monumental durante más de una hora, lo que conllevó el cierre fronterizo, hasta el punto de que se habla de la existencia de heridos. Sin embargo, desde fuentes oficiales se asegura que no hubo lesionados y limitan el cierre de la verja a sólo un cuarto de hora.
Sea como fuere, lo que está claro es que Melilla tiene que pensar muy bien cuál quiere que sea su futuro económico y este sistema no es precisamente el que requiere nuestra ciudad para mejorar económicamente, porque esa ingente cantidad de dinero que mueve, salvo la mayor recaudación de IPSI que supone para la Ciudad Autónoma o los pocos empresarios que se benefician del contrabando, a la inmensa mayoría de la población no le repercute en nada. A esto hay que sumar el deterioro de la imagen que sufre la ciudad por la penosa estampa que supone ver a mujeres, algunas ancianas o discapacitadas, soportando bultos que al menos las igualan en peso e incluso las superan, así como el "tapón" que supone para el normal tránsito fronterizo. Es verdad, no obstante, que son miles de marroquíes los que viven del "comercio atípico" y ello supone un balón de oxígeno para estas personas que, de otra manera, no tendrían con qué sustentarse.
En cualquier caso, este "comercio atípico" no deja de ser una anomalía. Algunos pueden pensar "mejor eso que nada" y en cierta medida les asiste parte de la razón, pero tiene que haber otras cosas, porque este hecho sólo hace abonar la idea de que Melilla necesita un cambio económico muy importante. Sabemos que no es fácil, pero hay que poner todos los recursos para que eso se produzca.
Además, cualquier día puede ocurrir un desastre, que puede afectar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que se encargan de controlar esta muchedumbre así como a los propios porteadores, entre los que se suelen producir disputas que a veces llegan a las manos. Sin hablar ya de los que se dedican a "controlar", los llamados "gorrillas", que no dudan en usar métodos propios de la esclavitud en forma de golpes con palos, cinturones con hebillas y otros objetos contundentes, delante de los ojos de todos, para “poner orden” entre esta muchedumbre.
El futuro económico de Melilla no es el contrabando y es primordial que se piense en otras fórmulas para lograr que dejemos de ser una de las ciudades con más paro de España e incluso de la Unión Europea.
