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Los solicitantes de asilo marroquíes denuncian esperas que llegan al año

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Los solicitantes de asilo de origen marroquí denuncian esperas en el CETI que llegan al año. Según afirmaron en ayer en una concentración en la Plaza de España, se sienten como si estuvieran viviendo “en una cárcel” debido a que se les limita la libertad de movimiento. Además, aseguran que están siendo discriminados por su nacionalidad. Según apuntan, los marroquíes y argelinos tardan mucho más en recibir una respuesta de la oficina de asilo que las personas que proceden de otros países.

Un grupo de solicitantes de asilo marroquíes se concentró ayer en la plaza de España para reclamar la libertad de movimiento. Aseguran que Melilla se ha convertido en “una cárcel” para ellos, ya que pasan meses, algunos incluso alcanzan el año, en el CETI a la espera de una respuesta. Una respuesta que, al parecer, se retrasa más de la cuenta.
A pesar de contar con la tarjeta roja, el documento que reconoce que son solicitantes de asilo y que en la Península sí permite la libertad de movimiento por el territorio, ellos no pueden salir de Melilla. Tampoco pueden marcharse los demandantes de asilo de otras nacionalidades, pero los marroquíes denuncian un trato “discriminatorio”. Según ponen de manifiesto, las personas de países como Siria suelen recibir la concesión de asilo en un tiempo muy inferior al que ellos esperan.
“La mayoría de nosotros estamos aquí por motivos sexuales, religiosos o políticos”, afirmaba Abdelmonaim El Aidouni, uno de los jóvenes marroquíes que ayer protestó en la Plaza de España. Según denunció, no reciben la protección que buscaban al dejar atrás su país. “Nuestra vida aquí es una vida de cárcel”, llegó a sentenciar el solicitante de asilo.

Condiciones de seguridad
“Los sirios se van, pero los marroquíes y los argelinos no”, sostuvo el fundador de Pro Derechos de la Infancia (Prodein), José Palazón. Además de criticar que la “discriminación en nuestro ordenamiento jurídico es absolutamente intolerable”, denunció que la libertad de movimiento lleva limitada desde 2010. Además, lamentó que el CETI no reúne las condiciones de seguridad que se espera de un centro de acogida de solicitantes de asilo, ya que los residentes están expuestos a las agresiones de otros residentes menos tolerantes.

Quiebra con los derechos fundamentales

El abogado Antonio Zapata representa a algunas de las personas que ayer se concentraron y que, además, solicitan asilo debido a su orientación sexual. Según afirmaba el letrado, el hecho de que se les impida la salida de Melilla habiendo recibido la tarjeta roja “quiebra con la igualdad y con los derechos fundamentales”. En concreto, entra en conflicto con la “libertad de deambulación”. Por su parte, Zapata aseguraba que no existe en Melilla ninguna prohibición que impida la salida de los solicitantes de asilo, sino un “control de fronteras”, lo cual no debería traducirse en la limitación de movimiento. El abogado aclaró que la demora de las respuestas por parte de la oficina de asilo se han elevado al Tribunal Superior de Justicia de Madrid. “El único requisito que se pide a los solicitantes de asilo es la designación de un domicilio en el que puedan ser localizado, pero pueden circular libremente”, insistió Zapata, quien a su vez sentenció que “no es normal” que las esperas lleguen al año, y menos para colectivos que han sido perseguidos en su país.

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Irene Quirante

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