Se ve que la gobernabilidad de este país, que lleva más de 300 días con un ejecutivo en funciones, le importa poco a Gloria Rojas, pero no así a una gran parte de sus compañeros que dirigen el partido en otras comunidades autónomas El presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, Juan José Imbroda, manifestaba ayer con acierto que algunos dirigentes socialistas se merecen que se celebren unas terceras elecciones para que su partido pierda aún más escaños que los ya sufridos en las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015 y del 26 de junio de 2016, en los que sumaron sus peores resultados de su historia. Y lo dice principalmente en respuesta a las manifestaciones de la presidenta de la gestora del Partido Socialista de Melilla (PSME), Gloria Rojas, que se apresuraba a las pocas horas de un Comité Federal en el que su partido decidía abstenerse para facilitar el gobierno de la lista más votada, dado que no existía ninguna posibilidad de que el PSOE conformara un ejecutivo salvo que se atreviera con el llamado "gobierna Frankestein", a rechazar dicha decisión y apostar por unos nuevos comicios. Se ve que la gobernabilidad de este país, que lleva más de 300 días con un ejecutivo en funciones, le importa poco a Gloria Rojas, pero no así a una gran parte de sus compañeros que dirigen el partido en otras comunidades autónomas. La decisión que tomaran en el Comité Federal, fuera una u otra, se sabía que iba a ser dolorosa para el PSOE, pero la responsabilidad y la sensatez de muchos varones, hicieron ver a una gran parte de los integrantes del máximo órgano entre congresos que la opción menos traumática era la abstención. Porque unas terceras elecciones serían muy malas para todo el país, que haría el ridículo ante el resto de naciones europeas, que percibirían en España un país poco serio en los que se necesitan un mínimo de tres elecciones para poder conformar un gobierno, pero sobre todo sería malo para el propio PSOE, que podría perder los pocos diputados que aún le quedan. Pero parece importarle muy poco a algunos, en especial a la dirigente de la gestora de los socialistas melillenses, que quiere "morir" siendo fiel a Pedro Sánchez, a pesar del enorme daño que le hizo a su formación con su posición numantina del "no es no y que parte del no no ha entendido" que dirigió el hasta hace poco secretario general del PSOE al candidato del PP Mariano Rajoy. Esa obcecación por el "no es no" ha terminado perdiendo a los socialistas, que tuvieron múltiples oportunidades de hacer valer sus 85 diputados, y ahora se tienen que entregar sin ninguna contraprestación a cambio… que se sepa públicamente. La conformación de un nuevo gobierno está cada vez más cerca a pesar de la irresponsabilidad de algunos/as que prefieren hacer pasar a los melillenses por unas terceras votaciones antes que dejar gobernar al partido ganador con amplia diferencia.
