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Le acusan de robo, hurto, lesiones y atentado tras una salida al Noray

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El Ministerio Fiscal le reclama hasta ocho años de prisión y una multa de 4.300 euros por ser el presunto autor de varios delitos, que tuvieron una noche de salida en el Puerto Noray como punto de partida. Según se le acusa, esa madrugada supuestamente lesionó y robó a un individuo, al que terminó arrojándolo al agua. Según la denuncia, más tarde hurtó un teléfono móvil a otro individuo y luego intentó venderlo en un locutorio. Días después, cuando los agentes fueron a detenerlos, presuntamente los atacó lanzándoles cascotes desde una azotea. La salida al Puerto Noray en la noche del 24 de abril de 2014 le puede salir muy cara al procesado. La fiscal le reclama una pena de ocho años de prisión por ser el presunto autor de varios delitos que tienen como punto de partida aquella madrugada. Según se explicó en el Juzgado de lo Penal número 2, el acusado, un joven del barrio de Cabrerizas, habría cometido un robo con violencia, una falta de lesiones, un hurto y, posteriormente, un atentado contra la autoridad.
Los hechos comenzaron con una pelea en la zona del embarcadero. Según apuntó el denunciante, el procesado le propinó un puñetazo en la boca, le sacó una navaja para robarle y luego lo arrojó al mar. «Me dijo que le había robado la cartera y el teléfono», explicó el individuo, quien admitió que tenía una relación «malísima» con el procesado. El acusado, por su parte, explicó que la discusión tuvo lugar porque creía que le había robado el móvil cuando se encontraba dentro de una discoteca y, al pedirle explicaciones, recibió un puñetazo que luego le devolvió.

Hurto en el parking
Aquella misma noche se produjo un hurto en el parking del Noray. Según expuso el procesado, el chico con el que había peleado anteriormente había sido el verdadero responsable de la sustracción. El joven al que le desapareció el teléfono reconoció que aquella madrugada estuvo hablando con el individuo que fue arrojado al agua y que, instantes después, se dio cuenta de que su teléfono había desaparecido. Sin embargo, pasados unos días la Guardia Civil se puso en contacto con el propietario del móvil, después de que el dueño de un locutorio avisara de que le habían intentado vender el susodicho teléfono. El agente declaró en la vista que el comerciante identificó mediante fotografías al joven procesado como la persona que le llevó el dispositivo.

“Nos lanzó piedras”
Tras el aviso del responsable del locutorio, los agentes se desplazaron hasta el barrio de Cabreriza para proceder a su detención. Según declararon en la vista, cuando el acusado los vio se escondió en un bloque de viviendas. Los guardias civiles se quedaron esperando en el portal, ya que no contaban con la orden para entrar en el interior del inmueble. «Empezaron a llovernos cascotes de la azotea», relataron, asegurando que vieron perfectamente cómo el procesado arrojaba ladrillos desde el tejado, algunos de los cuales terminaron impactando sobre un vehículo oficial y haciendo que los agentes tuvieran que esquivarlos para lo ser lesionados.
Tras escuchar las declaraciones del acusado y los testigos, el Ministerio Fiscal reclamó al joven una pena de 4 años de prisión por el ser el presunto autor del delito del robo con violencia, una multa de 4.300 euros por el hurto y otros 4 años por el supuesto delito de atentado contra la autoridad. La juez tendrá que decidir.

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Irene Quirante

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