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Las diferencias deben estar aparcadas

Es una mala noticia que la Asamblea se divida en dos cuando se habla de expresar un rechazo contundente contra la violencia que afecta a miles de mujeres en España y todo el mundo. Gobierno y oposición deberían dejar sus diferencias aparcadas ante la celebración el próximo 25 de noviembre del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres La polémica por el caso que afecta al consejero de Seguridad Ciudadana, Isidoro González, a raíz de la denuncia presentada contra él por un presunto caso de violencia de género, ha provocado la división del Gobierno y la oposición en la lucha contra esta grave lacra que deberían realizar conjuntamente para representar la fuerza de toda una Asamblea.
Sin entrar a valorar la situación del consejero de Seguridad Ciudadana, porque ante este caso judicializado debe ser la propia Justicia la que diga la última palabra, lo cierto es que es una mala noticia que la Asamblea se divida en dos cuando se habla de expresar un rechazo contundente contra la violencia que afecta a miles de mujeres en España y todo el mundo. Gobierno y oposición deberían dejar sus diferencias aparcadas ante la celebración el próximo 25 de noviembre del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
El 25 de noviembre no es un día para hacer política, sino para concienciar a toda la sociedad, organismos públicos e instituciones de que la lucha contra la violencia de género debe ser una constante a lo largo de los 365 días del año. Es necesario sumar fuerzas para mostrar la repulsa contra esta terrible lacra social, porque el hecho de que siga habiendo tantas mujeres a estas alturas del siglo XXI que sufren la violencia por el mero hecho de ser mujer es una vergüenza para nuestra sociedad.
Si cada uno hace la guerra por su lado en esta lucha que debería ser conjunta, los pasos adelante que se puedan dar serán mínimos o prácticamente inexistentes. Hay que seguir expresando un rechazo unánime ante la desigualdad que se sigue fomentando en nuestro día a día, y que en algunos casos ejerce como semilla del maltrato machista.
España, y con ella Melilla, ha avanzado en la concienciación y el rechazo a la violencia de género en las últimas décadas, pero el camino que queda por recorrer es mucho más largo y los pasos que se van dando posibilitan un avance demasiado lento. Las elevadísimas cifras de víctimas así lo indican y nos deben hacer reaccionar como sociedad frente a este terrorismo doméstico y familiar. Las instituciones que representan a los ciudadanos deben ser las primeras en hacerlo, pero con esta separación de caminos que ayer representaron Gobierno y oposición, lo único que se consigue es retroceder en lo avanzado para que el mensaje contra la violencia de género sea cada vez más contundente.

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