Hoy es la jornada mundial de sensibilización frente a la diabetes y sus consecuencias sobre la vida de las personas que la padecen. En 2015 padecían esta enfermedad 415 millones de adultos. La proyección es que en 25 años uno de cada diez adultos la padezca y crezca esta cifra en un 50%, rozando los 650 millones de personas. El dato más llamativo es que la mitad de estas personas desconocen su condición de diabético y con ello las medidas de control nunca llegarán o lo harán demasiado tarde para evitar la aparición de los efectos tan catastróficos para la vida de las personas diabéticas, como son las amputaciones, insuficiencia renal o la ceguera.
Este año los organismos competentes han decidido poner el foco de atención en las repercusiones de la diabetes sobre la visión, que básicamente son la retinopatía diabética y el edema macular. Ambos, aunque la primera es la más frecuente, ocasionan graves problemas de visión, llevando hasta la ceguera. En España, entre el 20 y el 25% de los diabéticos tipo 2 padecen retinopatía diabética; pero entre los diabéticos tipo 1, este porcentaje puede llegar a lo largo de su vida al 65%.
En esta jornada se persigue sensibilizar a toda la población del problema, los datos deben mover a ello: la diabetes en España es ya la sexta causa de muerte y origina anualmente entre 25.000-30.000 muertes. Ello se liga a los importantes costes que origina para nuestro país, superiores a los 5.550 millones de euros de forma directa (asistencia), y a los 15.000 millones de modo indirecto (absentismo laboral, jubilaciones anticipadas, gastos sociales,..).
Pero también se debe de buscar la concienciación de los diabéticos en el control de su enfermedad para que cumplan las medidas elementales de autocuidado: dieta variada con control de azúcares y grasas, ejercicio físico regular y adaptado, así como controles periódicos de glucemia, peso y tensión arterial. Lógicamente en este punto hay que dar una voz de alarma sobre el hecho de que la mitad de los diabéticos que padecen ceguera nunca hayan acudido a la consulta del oftalmólogo, o que entre el 25-45% de las citas con el endocrino sean fallidas por causa imputable al paciente.
Por lo tanto, se debe continuar en la mejora en las medidas asistenciales, que en Melilla durante el último cuatrienio han tenido francos ejemplos, como la implantación de la consulta de diabetes pediátrica, la dotación de dos facultativos endocrinos, la implantación de un nuevo modelo de educación diabetológica o la colocación de las bombas de insulina, y todo ello en Melilla con recursos propios. Pero también hay que promover la corresponsabilidad del paciente, en este caso del diabético, en el control de su enfermedad.
