Según se expuso en la sala judicial, los trabajadores de la Plaza de Toros avisaron al vigilante del recinto tras ver por las inmediaciones a “un chico” en actitud sospechosa. Cuando el vigilante se acercó, presuntamente lo encontró con su espejo retrovisor en la mano. El Ministerio Fiscal reclama una pena de un año y seis meses de prisión para el procesado por un presunto delito de robo con violencia que tuvo lugar en las inmediaciones de la Plaza de Toros. Aunque no se presentaron a la vista ni el acusado ni el perjudicado, el acto pudo celebrarse con las declaraciones del resto de testigos.
Según se expuso, el perjudicado era trabajador de la Plaza de Toros el día de los hechos, el 11 de abril de 2015. Según relataron dos de sus compañeros, se dieron cuenta de que había «un chico» que permanecía agachado y en actitud sospechosa, «sin parar de dar vueltas» alrededor de un vehículo estacionado por la zona.
Por este motivo, los trabajadores decidieron dar el aviso al vigilante del recinto. Cuando éste se acercó se dio cuenta de que se trataba de su propio vehículo, según contaron sus compañeros, y de que el procesado le había roto el espejo retrovisor del coche. Los testigos afirmaron que el perjudicado y el acusado comenzaron a forcejear, hasta que este último se dio a la fuga.
Según declaró el agente de la Policía Nacional, recibieron la llamada del propio acusado denunciando que le había agredido el vigilante de la Plaza de Toros. Añadió que cuando llegó al recinto se encontró con que el perjudicado presentaba heridas en la cara y el retrovisor roto.
Tras escuchar las declaraciones, la magistrada tendrá que decidir.
