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Los aumentos salariales vendrán de la flexibilización del mercado laboral, una flexibilización como la de los países líderes

Pagamos la mitad de nuestra renta en impuestos

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Con el artículo de hoy intentaré concienciar de la cantidad de impuestos que pagamos -que muchas veces desconocemos- poniendo ejemplos de la carga fiscal que sufren personas que cobran el salario medio -26.259 euros-, el modal -15.500 euros- y un salario de 800 euros mensuales. Con ello, intentaré hacer ver que, sin esa carga fiscal, podríamos tener a nuestra disposición una renta de, aproximadamente, el doble.

Comencemos con un salario de 15.500 euros anuales:

(VER CUADRO 1)
Como se puede ver en la gráfica, antes de que el trabajador vea su salario bruto, el empresario paga un 31,15% -contingencia común 23,6%; desempleo 5,50%; Fogasa 0,20%; formación profesional 0,6%; y AT y EP 1,25% (véase aquí)- a la seguridad social en su nombre, por lo que en caso de que este impuesto abusivo, que encima es de los más altos de Europa (España, el segundo país con las cotizaciones más altas de Europa) se aboliese, su salario bruto en nómina pasaría de 15.500 euros anuales a 20.328 euros (4.828 euros o 400 euros mensuales más).

Ya habiendo contabilizado el 31,15% que el empresario paga por nosotros a la seguridad social, y con un salario bruto de 15.500 euros anuales, contabilizaremos las cotizaciones a la seguridad social a cuenta del trabajador, que son del 6,35% -contingencia común 4,7%; desempleo 1,55% y formación profesional 0,10%-. Vemos que perdemos 984,25 euros anuales o 82 euros mensuales.

Para calcular el pago de IRPF, he calculado el tipo de retención de distintos casos -personas casadas sin hijos o con uno, dos y tres hijos y solteros sin hijos, tomando edades menores a 65 años, sin ninguna discapacidad y con contrato indefinido, pues suponen el 75 por ciento del total, y por consiguente, 3/4 de los trabajadores son indefinidos (véase aquí)- y la medio ponderada ha dado como resultado 7,75-. Por tanto, este es el tipo que he aplicado, un tipo que se llevaría 1124,97 euros anuales o 94 euros mensuales -el tipo de retención varía en función de cada persona y, por tanto, habrá gente que pague más y que pague menos, es simplemente una aproximación- de nuestra nómina. Por fin, y tras dejarnos por el camino 7000 euros o 578 euros al mes, tenemos nuestro salario disponible después de impuestos directos, que es de aproximadamente 13.390 euros.

Esto, desgraciadamente, no queda aquí, pues consumimos, y cada vez que consumimos pagamos impuestos. Para calcular cuanto pagamos, de media, en impuestos indirectos al consumo, he utilizado el mismo procedimiento que Juan Ramón Rallo en su libro “Una revolución liberal para España”, en el que aplica un gravamen medio sobre el consumo del 18%, pues según Eurostat, entre 2001 y 2011, este fue del 15,2% -a este 15,2% hay que sumarle las subidas impositivas de los últimos años-. He asumido que el trabajador que cobra este salario modal gasta el 90 por ciento de su renta disponible después de impuestos, y el resultado es que el trabajador modal pagará en impuestos sobre el consumo -IVA y especiales- 2169 euros anuales o 180,75 euros al mes.

Por tanto, la diferencia entre el salario que recibiría el trabajador modal antes de impuestos, y el salario que le queda tras el pago de estos, es de 760 euros mensuales o 9100 euros anuales-. El resultado es una renta final disponible de 11.221,48 euros, un 45 por ciento menos de lo que tendría de renta disponible en caso de no existir dichos impuestos.

  • Hay que añadir que no incluyo impuestos que suponen el 10 por ciento de los ingresos estatales, pues solo estoy incluyendo IRPF, cotizaciones sociales e impuestos indirectos al consumo.

(VER CUADRO 2)
El siguiente ejemplo es el de un trabajador que recibe el salario medio, que en España es de 26.259 euros anuales (véase aquí):
(VER CUADRO 3)
Como vemos, el salario total de este trabajador, en caso de suprimirse las cotizaciones sociales por parte del empresario a su nombre, sería de 34.438,67 euros anuales, lo que quiere decir que pierde 8179,67 euros anuales o 681,63 euros al mes ya antes de cotizar a la seguridad social como trabajador y pagar la correspondiente tasa de retención del IRPF. De esos 26.529 euros que aparecen en su nómina como salario bruto, entre cotizaciones sociales a cuenta del trabajador e IRPF -para el IRPF he aplicado los mismos parámetros para hacer la media que en el caso anterior-, pierde 5.233,21 euros o 436 euros al mes, que le dejan con un salario disponible después de impuestos directos de 21.025,79 euros.

Tras perder, en este caso, 13.412,88 euros anuales o 1.117 EUROS AL MES, antes de llegar al salario después de impuestos directos, nos disponemos a calcular cuanto nos dejaríamos en impuestos indirectos sobre el consumo. Para este caso, he asumido un consumo del 80 por ciento de su salario disponible después de impuestos, y he aplicado el mismo tipo que en el caso anterior, un tipo del 18%. El resultado es que pierde 3027,71 euros anuales o 252,3 euros al mes.

Los resultados son cuanto menos llamativos, pues el trabajador medio pierde, solo en IRPF, cotizaciones sociales e impuestos al consumo 1.370 euros al mes o 16.440 euros anuales.

La renta final disponible que tendría dicho trabajador es, por tanto, de 17.998,08, un 47,74 por ciento menor de la que le correspondería en caso de que no existiese dicha carga fiscal. También hay que tener en cuenta, como en el anterior caso, que me estoy dejando impuestos que suponen el 10 por ciento de los ingresos estatales, y que también pagamos nosotros, pues, como en el caso anterior, solo estoy incluyendo IRPF, cotizaciones sociales e impuestos al consumo (IVA y especiales). En definitiva, este trabajador paga más de la mitad de su salario en impuestos.
(VER CUADRO 4)
Nos queda solamente tratar el caso de una persona que cobra 800 euros mensuales o 9600 euros al año. Comencemos:
(VER CUADRO 5)
Vemos que esta persona pierde 2990,4 euros anuales o 250 euros al mes en impuestos a la seguridad social que paga el empresario, lo que le deja un salario bruto de 9600 euros anuales o 800 euros mensuales.

Tras el pago del 6,5 por ciento de la seguridad social a su cuenta, pierde 609,6 euros anuales, lo que le deja un salario disponible después de impuestos directos de 8.990,4 euros anuales. Vemos que esta persona, que se encuentra en una situación delicada, pierde casi el 30 por ciento de su salario solamente en cotizaciones sociales.

Considerando que esta persona consume el 95 por ciento de su renta después de impuestos, y aplicando el mismo tipo -del 18 por ciento- que en los casos anteriores, obtenemos que paga aproximadamente 1456 euros en impuestos al consumo.

Por tanto, y simplemente en cotizaciones sociales e impuestos al consumo -puesto que no paga IRPF- obtenemos que ha perdido el 40,17 por ciento de su renta en, únicamente, el pago de impuestos -unos impuestos que se justifican por el bien de los desfavorecidos, y que a la vez les roba a estos casi la mitad de su renta solamente en cotizaciones sociales e impuestos al consumo-.

El trabajador que gana 800 euros al mes, pierde, por tanto, 250 euros al mes en impuestos a la seguridad social a cargo del empresario, 50,8 euros al mes en seguridad social a cuenta del trabajador, y 121,33 en impuestos indirectos al consumo. En total, el trabajador que gana 800 euros al mes pierde, en impuestos directos e indirectos, 422 euros mensuales o 5.056 euros anuales.

  • Hay que añadir que no incluyo impuestos que suponen el 10 por ciento de los ingresos estatales, pues solo estoy incluyendo IRPF, cotizaciones sociales e impuestos indirectos al consumo.

(VER CUADRO 6)
¡Vaya por dios, resulta que el que de verdad nos roba es el Estado!
Aquí tienen también un ejemplo ilustrativo de la carga fiscal que soporta una persona que cobra 24.400 euros anuales. *Este ejemplo aparece en el libro “Acabemos con el paro” de Daniel Lacalle.

Un trabajador con un sueldo de 24.400 euros en España dedica al año:

  • 102 días para pagar cotizaciones a la Seguridad Social.
  • 38 días para el IRPF
  • 25 para hacer frente al IVA
  • 11,15 para cubrir impuestos especiales
  • 5,5 días para pagar otros impuestos.

Para hacernos una idea de la cantidad de impuestos que pagamos, les dejo un fragmento del libro “Una revolución liberal para España” del economista Juan Ramón Rallo:
Los ingresos de la Administración pública en 2012 fueron 382 mil millones de euros, que divididos entre los ciudadanos españoles toca a 8.274 euros por CIUDADANO -una familia de 4 miembros, de media, pagaría 33.000 euros anuales-. Teniendo en cuenta que más de 7 millones de personas tenían, en 2012, menos de 16 años, la mordida fiscal asciende a 9.715 euros por persona activa. En realidad, la carga fiscal por contribuyente es mayor, pues no todos los españoles de más de 16 años posee rentas o patrimonios propios que sean gravados por el Fisco. Se puede buscar aproximar esa mayor carga fiscal dividiendo los ingresos entre el número de personas ocupadas, en cuyo caso se llega a un coste de 22.100 euros POR TRABAJADOR, aunque es cierto que este cálculo es engañoso, pues no todas las rentas de los españoles provienen del trabajo. Podemos establecer, por tanto, que EL COSTE MEDIO POR CONTRIBUYENTE ES INFERIOR A 22.100 euros PERO SUPERIOR A 9.715 euros ANUALES.

Hay que añadir que esto no es suficiente, pues el Estado se endeuda para cubrir su gasto, lo que hace que, para cubrir el gasto total, la carga fiscal POR CIUDADANO ascienda a 10.000 euros.

Para resumir:
Teniendo un tejido empresarial en el que el 99,9 por ciento de las empresas son micro, pequeñas y medianas empresas, en el que el 53 por ciento no tiene ningún empleado, y en el que el 83 por ciento tiene uno o dos (véase aquí), no se pueden mantener unos cuotas sociales de las más altas de Europa (España es el segundo país con las cotizaciones sociales más altas de Europa), subir impuestos y el salario mínimo, y querer encima que los salarios suban, porque no lo van a hacer. Hay que recordar que el 90 por ciento de las mipymes tiene que echar el cierre antes de los 10 años.

Los aumentos salariales vendrán de la flexibilización del mercado laboral, una flexibilización como la de los países líderes, que tienen una tasa de paro de las más bajas del mundo, y los salarios más altos, como los nórdicos (Nuestro modelo son los países nórdicos.. no, no lo es), Reino Unido, Estados Unidos, Shangai, etc.

Poner trabas a la creación de riqueza y la contratación no creará más riqueza, ni hará que la contratación aumente.

Los aumentos de salarios vendrán de aumentos de la productividad, no de que un burócrata ponga un cero más en el salario mínimo. El salario mínimo no es sinónimo de protección al trabajador, es una forma de condenar al paro a aquellas personas que no son rentables de contratar, ya sea por falta de experiencia o por falta de estudios -el 50 por ciento de los parados no tienen ningún tipo de estudio-, y de, por tanto, no darles la oportunidad de adquirir experiencia o formación que a la larga puede transformarse en mayor productividad, que derivará en mayores salarios. De hecho, el salario mínimo, nació en Estados Unidos en el siglo XIX como forma de mantener a los antiguos esclavos negros fuera del mercado laboral en favor de los blancos.

  • Aquí pueden ver como los salarios tienen una relación muy estrecha con la productividad (¿Por qué subir el salario mínimo no garantiza sueldos más altos?)

No podemos decir que hay un problema de “demanda agregada” y querer poner trabas al consumo mediante aumentos de la carga fiscal.

No podemos caer en la trampa de que, si se reducen impuestos, la sanidad y educación pública están en peligro, pues sumando sanidad, educación y defensa, no llegamos ni al 30 por ciento del gasto público (véase aquí). Destacar que la sanidad y la educación no son gratis, pues en sanidad pagamos 1.500 euros anuales por habitante -pregúntese cuánto vale un seguro privado-, mientras que en educación la cifra asciende a 9000 euros por estudiante al año -a lo que hay que añadir que los títulos universitarios no tienen el mismo peso que en otros países, y que es necesario un master que al final hace que paguemos mucho más-. En cuanto a las pensiones, permitir a los ciudadanos disponer de una renta un 40 por ciento mayor, haría innecesario que el Estado corriese a cargo de estas, pues se podría impulsar un plan de ahorro privado, con muchos beneficios, como saber de cuanto dinero disponemos para nuestra jubilación y, en caso de muerte, que dicho dinero pase a nuestros hijos. *Si piensan que el gasto no se puede tocar, les invito a visitar los siguientes enlaces: esta web recoge 36.000 millones de euros públicos despilfarrados por nuestros políticos: http://www.despilfarropublico.com/ y también les recomiendo que pinchen en el siguiente enlace EL RECORTE QUE PIDE BRUSELAS Y TODA ESPAÑA,.. AGRITOS
Con este artículo no quiero decir que los impuestos tienen que desaparecer, pues desde mi punto de vista son necesarios para garantizar la igualdad de oportunidades de todos y cada uno de los ciudadanos españoles, pero si denunciar un abuso y buscar hacer ver que no es el empresario el que paga salarios basura, sino que es el Estado el que nos condena a recibirlos.

Como inciso, y para aquellos que hablan de que el empresario se apodera de la plusvalía de los trabajadores y de que el salario mínimo no es un escollo para la contratación, pues los empresarios pueden contratar por esas cifras y más.. me gustaría que se pregunten: si esto es cierto, ¿Por qué no hay pleno empleo? Si yo fuese empresario, un ser codicioso, y pudiese contratar a trabajadores, y encima aprovecharme de su trabajo pagándole menos de lo genera y, por tanto, ganando dinero a su costa, contrataría a 100.000 millones de trabajadores. Como vemos, esto no es así, pues habría, como he dicho, pleno empleo. Tampoco cerraría ninguna empresa -como hemos visto antes, el 90 por ciento cierra antes de 10 años-
La solución tampoco es subirle los impuestos a las rentas altas y muy altas -o rentas de más de 60.000 euros anuales- que suponen el 3 por ciento de los contribuyentes y aportan casi 22.000 millones de euros en IRPF o el 33 por ciento de la recaudación –cada rico aporta un 160 por ciento más que un trabajador medio en IRPF– pues, de hecho, el IRPF a las rentas más altas español es de los más altos del mundo. Sino de bajar impuestos en todos los tramos, reactivar la economía mediante el consumo y no mediante el gasto público -según estudios de Harvard, el consumo tiene un efecto multiplicador 2x el gasto público-, atraer a estos ricos que aportan un 160 por ciento más que un trabajador medio en IRPF, y a empresas que aportan aún más -solo Inditex aportó a las arcas españolas, entre 2011 y 2015, 2.200 millones de euros-.

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