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MELILLA HOY entrevista al joven que sorteó las medidas de seguridad del aeropuerto

"Cuando me escondí en el avión solo pensaba en cómo ayudar a mi familia"

El joven localizado en el avión ahora deposita su esperanza en los barcos para llegar a la Península

El joven de Fez que apareció escondido en el avión se llama Oussama. Asegura que no fue difícil acceder al aeródromo, que le bastó con observar dónde estaban las cámaras y saltar la valla. Cuenta que pasó horas escondido debajo de un camión de repostaje y, luego, en el hueco de la rueda de la aeronave. Cuando vio que no había nadie, pasó a ocultarse en la bodega de las maletas. Según relata, ni siquiera sabía el destino del avión, pero tenía claro que quería llegar a Europa. Ahora duerme en la calle y su objetivo es colarse en un barco para ayudar a su familia desde la Península antes de que se le aplique la orden de expulsión. "Yo sabía que me iban a pillar", admite Oussama, el joven de 18 años al que descubrieron en la bodega de un avión el pasado sábado. Según relata, no fue difícil acceder al interior del aeródromo. Simplemente escaló la valla más próxima a la Purísima y accedió a la pista del aeropuerto. "Quería probar suerte. Me fijé en dónde estaban situadas las cámaras de seguridad antes de saltar, pero no tenía nada estudiado", afirma.
Una vez en el aeródromo, avanzó caminando hasta donde estaba aparcado un camión de repostaje. Se ocultó debajo del vehículo y, tendido en el suelo, esperó durante aproximadamente dos horas hasta que vio que aterrizaba un avión. "Intenté controlar cuanto tiempo tardaban los pasajeros y los trabajadores en salir. Quería calcular el tiempo que el avión pasaba abierto tras quedarse vacío", explica.
Más tarde aterrizó en la pista un segundo avión. Entonces Oussama ya tenía la lección aprendida. "Corrí a esconderme en el hueco de la rueda cuando sabía que solo quedaba una persona limpiando en su interior", cuenta. "Me quedé vigilando y, cuando vi que la mujer abandonaba el avión, fui a la zona de equipajes antes de que la cerraran".
El joven dice que estuvo cerca de tres horas en la bodega antes de ser descubierto. Allí había tres maletas. Lo recuerda bien porque intentó ocultarse lo máximo posible detrás de ellas cuando oyó que los pasajeros del vuelo con destino a Málaga comenzaban a subir al avión. "Empezaron a guardar las maletas y entonces me pillaron. Los trabajadores se asustaron mucho al verme. Creo que pensaban que era un terrorista. Yo también me puse nervioso porque no sabía qué iba a pasar conmigo", rememora el chico.

Huir sin importar el destino
Oussama no tenía ni idea de hacia dónde se dirigía el avión en el que estuvo a punto de marcharse. "Lo único que quería era llegar a Europa. Cuando me escondí dentro solo pensaba en cómo ayudar a mi familia", recuerda. Se enteró de que el vuelo tenía Málaga como destino cuando se lo dijo un Guardia Civil. "Allí tengo familia, ojalá no me hubieran pillado", lamenta.
Según cuenta, el viernes por la tarde intercambió mensajes con su padre usando el teléfono de otro niño. Trató de mandarle una fotografía para que su familia se quedase tranquila, que supiera que estaba bien, que no consumía y que se encontraba atendido en el centro de menores. Pero su padre no tenía datos suficientes para recibirla.
"Me dijo que no tenía dinero para recargar el teléfono, que estaban muy mal de dinero porque tengo otros tres hermanos. En ese momento me puse muy mal y pensé que tenía que irme lo antes posible de Melilla", comparte el chico. Al día siguiente, al terminar su desayuno, Oussama se dirigió hacia el aeropuerto.

Escapar haciendo ‘riski’
El joven sabe que se le está tramitando una orden de expulsión, aunque no es consciente de lo que ello implica. No recuerda cuál es el nombre del letrado de oficio que le está representando, ni tiene idea de si se va a presentar un recurso para evitar que sea repatriado a Marruecos. Según cuenta, tras pasar 24 horas en el calabozo, la Policía se quedó con su documentación marroquí.
"Me arrepiento de haber intentado irme en avión porque antes pensaban que era menor de edad y podía quedarme en el centro. Ahora saben que tengo 18 años y quieren echarme de Melilla", lamenta Oussama. El joven, sin embargo, está convencido de que tiene que llegar a la Península de alguna manera. "Yo no quiero, pero tengo que intentar hacer 'riski' antes de que me echen", sostiene. Sin apartar la mirada del barco, el joven que ahora duerme en la calle insiste en que no puede regresar a Fez, donde asegura que no le espera ninguna oportunidad.

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Irene Quirante

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