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Más de 50 días separados de sus hijos, pese al resultado positivo de las pruebas de ADN

Los padres, que permanecen junto a uno de sus hijos, muestran el documento de la Fiscalía de Menores

Mahmoud y Soumia cumplen hoy 53 días separados de sus hijos de 10 meses y 8 años. A finales de noviembre, la madre cruzó la frontera con su bebé en el interior de un bolso. Según sostiene, lo hizo para resguardarlo del frío. El menor de 8 años fue introducido ese mismo día por las mafias y la madre lo encontró en las inmediaciones del CETI. Esa noche, la Policía Local trasladó al mayor al centro de menores. Al día siguiente, cuando la madre acudió a Consejería de Bienestar Social en busca de una explicación, le despojaron de su bebé. Las pruebas de ADN ya han confirmado el parentesco y la Fiscalía de Menores interesa la reagrupación familiar. Ahora falta que el juzgado dictamine si existe alguna causa para impedir que estén juntos. «Estamos a punto de hacer una locura si no nos devuelven ya a nuestros niños», dicen desesperados Mahmoud y Soumia. Estos padres de origen sirio y argelino cumplen hoy 53 días separados de dos de sus tres hijos. El pequeño, de 10 meses, y el mayor, de 8 años, permanecen desde finales de noviembre acogidos en la Gota de Leche.
La madre y el bebé fueron los primeros en llegar a Melilla. Cruzaron la frontera de Beni Enzar el 29 de noviembre. Soumia portaba a su hijo en el interior de un bolso, aunque asegura que su intención no era esconderlo de las autoridades, sino resguardarlo del frío. «El bolso estaba abierto y al niño se le veía perfectamente. Somos refugiados de guerra. No quería pasarlo de forma ilegal», defiende la madre.
Ese mismo día, después de que el niño fuese examinado en el Hospital, regresó a los brazos de la madre. Más tarde, al dirigirse Soumia al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), encontró a su hijo de 8 años esperándole en la entrada del recinto. Fueron las mafias quienes le dejaron allí.
«Las autoridades marroquíes no dejan pasar a los sirios si no se les paga. Tienen hasta una carta de precios. Nosotros tuvimos que pagar 900 euros para que dejaran pasar a dos de mis hijos», aseguran los padres.
«Aquella noche vinieron al CETI (la Policía Local) y se llevaron a mi hijo de 8 años. Me dieron un papel y me dijeron que fuera al día siguiente a Bienestar Social, que allí me explicarían todo», rememora Soumia. «Pasé una noche horrible».
A primera hora de la mañana acudió a la Consejería llevándose consigo al bebé. «Fui para preguntar por mi hijo y me quitaron al otro niño. Eso solo puede pasar en una pesadilla. Yo no quería dárselo, pero me lo quitaron de una forma muy agresiva», sostiene la mujer.
Mahmoud se enteró de que sus hijos fueron trasladados a la Gota de Leche estando todavía en Marruecos. El 3 de diciembre cruzó a Melilla junto al mediano de sus hijos, de 5 años. «Pagamos a las mafias para que el niño pasara, pero me colé detrás suya sin pensarlo. No quería que también se lo llevasen al centro de menores».
La Fiscalía de Menores interesa la reagrupación familiar
Las pruebas de ADN han confirmado la relación de parentesco de Soumia con su bebé de 10 meses y su hijo de 8 años. La madre cuenta con un documento emitido por la Fiscalía de Menores en el que se expone que la fiscal interesa «la reagrupación del núcleo familiar» a la vista de los resultados de los análisis.
«Hemos ido con este papel a Bienestar Social y nos lo han tirado a la cara. Nos dicen que no sirve para nada, pero no explican por qué», afirman los padres visiblemente cansados. «De allí nos mandan a los juzgados. Llevamos toda la semana yendo de un lugar a otro, pero seguimos sin nuestros hijos», lamentan.

La decisión del juzgado
El responsable de la Consejería de Bienestar Social, Daniel Ventura, explica que, pese a la confirmación de la relación de parentesco, «estamos a la espera de que nos comuniquen del juzgado» que no existen otras causas por las cuales se pudiera impedir la reintegración de los menores.
«Lo que dice la fiscal es que se interesa por su parte y en relación a las pruebas de ADN que se puedan reintegrar. Esto es una parte, falta la anterior. Meter a un menor en un bolso y pasarlo de forma ilegal a España es algo que tiene que determinarlo un juzgado», sostiene el consejero.
«Hay que esperar un poquito más», afirma al respecto el responsable de Bienestar Social. Ventura recuerda que desde su consejería lo que se pretende «en todo momento» es proteger el bien superior del menor, «aunque pueda conllevar cierto sufrimiento de los padres».

El trastorno de los pequeños
Pero los padres no son los únicos que sufren. «El de ocho años me ha dicho que prefiere estar en Siria, aunque nos maten, pero que estemos todos juntos», repite la madre. Se seca las lágrimas e intenta coger aire. Al reponerse, con preocupación, cuenta que su hijo ha perdido peso y que, cada vez que se despiden, reviven un drama del todo innecesario. «El bebé también está muy mal, no para de llorar, tiene los ojos enrojecidos», sostiene la madre.
Para el pequeño de cinco años que permanece con sus padres tampoco está siendo fácil. «Tiene miedo de que se lo lleven al centro. Cada vez que ve a los policías tiembla y se echa a llorar. Pasa el día preguntando por sus hermanos y nos ve a nosotros, que estamos fatal», relatan los padres.
España no está siendo lo que esta familia esperaba. Antes, su máxima prioridad era huir de una guerra. Ahora solo piensan en volver a estar juntos cuanto antes.

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Irene Quirante

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