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EL SANTO OFICIO

La iglesia del Palmar de Troya

“No andéis divididos, dice Pablo en Corintios, y hablo así porque unos decís yo soy de Pablo, yo de Pedro, yo de Cristo, yo de Apolo”. Unos dicen: yo soy de este sacerdote, yo de aquel. La realidad es que existe una pléyade de iglesias cristianas, cuyas dos ramas principales son la Católica y la Ortodoxa. El catolicismo o se profesa entero o no se profesa, decía Benedicto XV. La realidad es también que no hay único modo de ver algo, y que la gente puede llegar a creer cualquier cosa, por muy desviada, errónea, e incluso herética que sea. Tal es el caso de la denominada iglesia católica, apostólica y palmariana, más conocida como la iglesia del Palmar de Troya, única que tiene proclamada como santo a Franco, a José Antonio, a don Pelayo, y para colmo de lo estrambótico, a Adolfo Hitler. En la iglesia arciprestal del Sagrado Corazón, existe una pequeña estantería, en la que hasta ahora se depositaban los boletines antiguos del obispado, los sobres del Domund, y la revista de Manos Unidas, que podían estar en las estanterías durante años. Desde hace dos meses y con el conocimiento y autorización del Vicario, se intenta convertir su uso. De almacén o depósito se intenta elevar a la categoría de punto de intercambio.

Cualquiera que no sepa qué hacer con viejos libros religiosos, puede depositarlos allí, en espera de que a alguien pueda interesarlo. En esto hay que hacer lo que decía don Quijote: “no hay libro tan malo, que no tenga algo bueno”. Es verdad también que aquellos tiempos no eran los de ahora, en los que existen libros y publicaciones a las que es mejor no echar nunca el ojo encima. Sin embargo, y pese a todo, damos por buena la recomendación cervantina.

Siempre se puede aprender algo de algún libro antiguo, o incluso desfasado. Siempre puede encontrarse una vieja máxima, un párrafo que active algún depósito escondido de curiosidad, y nos lleve hacia una visión nueva de algo, o que nos haga pensar un poco. El pensamiento debe estar vivo, en permanente necesidad de aprendizaje, en deseo de búsqueda, para que no muera el espíritu. Es más fácil dejarse llevar por la corriente, por la idea simple y errónea. En ese caso, países enteros pueden equivocarse, como en el caso de Estados Unidos y votar al candidato equivocado. Entre los candidatos republicanos había muchos otros que sí merecían la pena, cualquiera antes del que han convertido en presidente del país más poderoso del planeta.

La reflexión viene a cuento porque en la estantería de la iglesia arciprestal, encontré dos estampas del Palmar de Troya, y una presunta reliquia de la santa faz de Jesucristo. Está claro que fueron depositadas allí por un antiguo devoto desengañado de la iglesia del Palmar, cuya basílica se encuentra situada en una finca de la localidad sevillana de Utrera.

La iglesia palmariana surgió tras unas apariciones increíbles en 1968, y que imitaban a las de Fátima. Su desarrollo fue muy rápido y recibieron ingentes cantidades de dinero a lo largo de las décadas siguientes, procedentes del catolicismo más ultramontano. Han celebrado concilios, tienen, obispos, convento de religiosas carmelitas, y una basílica que rivaliza en proporciones y torres con la del Vaticano. Además de hereje y excomulgada, la iglesia palmariana ya cuenta con un cisma en su seno, con papa Pedro III y antipapa Alejandro IX. Un lugar que tiene como santo a Franco no es fiable.

El libre albedrío es la gran característica humana, se puede creer o no. Se puede tener una ideología o carecer de ella. Cuando no se tiene nada, se puede caer en manos de cualquier cosa. La formación y el conocimiento son muy importantes en cualquier aspecto de la vida, para luego poder discernir.

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