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¡Váyase Sr. Barkani!

Y no nos avergüence más. Si el gobierno del Estado no puede tener un representante en Melilla que represente los valores constitucionales y los derechos de los ciudadanos, diferente al actual, está demostrando su fracaso como gobierno, y su fracaso como gestor de una ciudad que necesita de una sensibilidad especial. Lo que no necesitamos es, en vez del representante de todos los melillenses, a un señor que se mueve únicamente como representante del partido del gobierno a las órdenes exclusivamente de quien quiere detentar todos los resortes del poder o ejerciendo sus vendettas particulares sobre los ciudadanos que lo critican en las redes sociales. La dignidad de un cargo debe ejercerse de otra manera y con otro talante que no es el del sr. Barkani.
La gestión del sr. Barkani traspasa todas las líneas de la incompetencia. Si a la inhumana, antieconómica y torpe gestión de la frontera, le añadimos su responsabilidad a la mala imagen como ciudad que eso representa o a la poca sensibilidad con los derechos laborales de los funcionarios de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, le añadimos ahora su cruzada -utilizando medios públicos y nuestro dinero- para criminalizar a los que lo critican en las redes sociales tendremos la percepción exacta de lo que representa este personaje para la ciudad. Y el grado de crispación que puede generar.
Parece que no tuvo bastante con el ridículo que padeció cuando hace unas semanas la justicia falló en su contra en el juicio que mantenía contra tres jóvenes a los que pedía 20.000 € por daños al honor, cárcel durante dos años e inhabilitación por unos hechos que el juez, en su auto, explica «que no puede ser exigida ninguna responsabilidad penal a quien ha inducido (si es que realmente lo ha hecho, poniendo en duda las denuncias de Barkani) a la comisión de un hecho que no es delictivo». Y lo continúa haciendo día tras día: prohibición de la suelta de globos en recuerdo de dos jóvenes asesinados o la intención de multar a los realizadores de una manifestación por sobrepasar el tiempo autorizado, completada ahora con la denuncia a un ciudadano por «incitación al odio» por sus comentarios en facebook en contra de la ineptitud de Barkani. Lo que nos lleva a considerar si nos merecemos a un Delegado del Gobierno que se dedica a la persecución de los ciudadanos por hechos, en todo caso, que no son delictivos, utilizando a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. Haría mejor en dedicar esos esfuerzos a averiguar quien quema los coches de los ciudadanos en vez de dedicarse a dar rienda suelta a su odio personal.
Y, desgraciadamente, en este último caso, «incitación al odio» un servidor no lo ha visto nunca en el denunciado por el sr. Barkani. Más bien al contrario. Pero es que en psicología está perfectamente estudiado el comportamiento del Delegado del Gobierno para con su gente. Se le llama «auto-odio» y es que tienen que hacerse perdonar sus orígenes ante sus jefes. Aunque nunca lo logre porque no podrá jamás ser uno de ellos. Los ejemplos son numerosísimos.
Y ya puestos, un servidor con total modestia, digo públicamente que he señalado con un «me gusta» todas y cada una de las afirmaciones del denunciado por Barkani como «incitación al odio» en las redes sociales. Que no lo son ni remotamente en ningún caso sino meras críticas políticas a una gestión nefasta y peligrosa para el futuro de esta ciudad. Y que hacen referencia al cargo político que ostenta. Sin entrar en su vida personal. Y, por mucho que lo intente, no logrará por medio de la coacción, la intimidación, la represión o la violencia hacernos callar e intimidar. Más bien al contrario.
IZIZAWNN MRIC

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