Es injusto, por tanto, que pongan en la misma balanza la valla de Melilla con el muro de EEUU, pero para algunos sectores de la izquierda todo vale con tal de lograr ese propósito de que no existiera ninguna alambrada, algo que sería inviable, porque nuestra ciudad no tiene capacidad para atender a los millones de inmigrantes africanos que quieren venir Desde que Donald Trump irrumpiera en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de América y sobre todo desde que ganara sorpresivamente las elecciones, muchos sectores de la izquierda española no han cesado de señalar que el muro que promete Trump es lo mismo que la valla de Melilla y acusaba al partido de gobierno, el PP, de hipocresía. Así, tanto afiliados a partidos como PSOE y Podemos especialmente y de forma destacada sus dirigentes, entre ellos el propio Pablo Iglesias, señalaban que el muro que pretenden los americanos es lo mismo que la alambrada de Melilla y Ceuta.
Pero nada más lejos de la realidad, como acertadamente señaló anoche el presidente de la Ciudad autónoma, Juan José Imbroda, en el programa El Cascabel de 13 TV, en el que enumeró las principales diferencias existentes entre ambos, para sostener que son casos distintos. El primero y más importantes que la valla de Melilla fue construida como valla de la Unión Europea bajo soberanía española y de acuerdo con Marruecos, mientras la decisión de Donald Trump es unilateral y, lo que es más llamativo, quiere obligar a Méjico a pagar el coste del muro.
Otra de las diferencias sustanciales es que Marruecos también ha construido zanjas e incluso una valla paralela a la de Melilla para evitar la inmigración irregular. Asimismo, la barrera melillense no está hecha para frenar a sus vecinos marroquíes. De igual modo, quienes necesitan de refugio, España ha colocado una Oficina de Asilo en el puesto fronterizo de Beni-Enzar para atender a aquellos que huyen de guerras o de persecuciones de todo tipo, sean políticas, religiosas e incluso sexuales.
Otra cosa es la valla, que está para evitar sobre todo la llamada "emigración económica", es decir la de aquellas personas que salen de sus países en busca de un futuro mejor.
Por tanto, nada tiene que ver la valla de Melilla con el muro de Estado Unidos de Donald Trump, quien pretende continuar la llamada "Operación Guardián" que se inició para impedir la entrada de inmigrantes procedentes de México a Estados Unidos con el muro que comenzó a construirse en 2007 y se extiende en la actualidad por la frontera de Tijuana -San Diego (California). Consta de tres barreras de contensión, detectores de movimiento, iluminación de alta intensidad, visión nocturna, vigilancia permanente con helicópteros, etc. Pese a ello los ilegales siguen en su empeño y buscan otros sitios menos vigilados aunque son muy peligrosos como el desierto de Arizona donde se cuentan más de 10.000 muertos al intentar cruzarlo desde que el muro existe.
El muro no para de crecer y actualmente se han aprobado para reforzarlo 1.123 kilómetros más lo que hará que se pueda comparar a la Gran Muralla China. Tanto el Gobierno de México, ministros de América Latina, intelectuales, etc, han condenado en repetidas ocasiones esta actitud tan dura de Estados Unidos. La larga lista de tragedias no conmueve a los dirigentes estadounidenses y la tragedia se repite día a día con los que intentan pasar y alcanzar el sueño americano. El muro fronterizo que construyó Estados Unidos con México dentro de lo que llamaron "Operación Guardián" es el más mortal que se conoce en la actualidad. Es injusto, por tanto, que pongan en la misma balanza la valla de Melilla con el muro de EEUU, pero para algunos sectores de la izquierda todo vale con tal de lograr ese propósito de que no existiera ninguna alambrada, algo que sería inviable, porque nuestra ciudad no tiene capacidad para atender a los millones de inmigrantes africanos que quieren un futuro mejor, emigrando a Europa a través de Melilla. No lo podría soportar.
