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Un militar podría ir a la cárcel de 4 a 6 años por maltratar durante años a su ex mujer

La vista se desarrolló durante la mañana de ayer en la sala del Juzgado de lo Penal 1 de Melilla

Un militar afincado en Melilla se enfrenta a la posibilidad de ingresar en prisión de 4 a 6 años por ser el presunto autor de delitos de amenazas y de maltrato continuado a su ex mujer. La denunciante relató en la vista que durante los doce años que duró su matrimonio fue víctima de infinidad de desprecios, intimidaciones, agresiones verbales e incluso físicas. El procesado, sin embargo, negó que esto fuera cierto y aseguró que su ex pareja le había denunciado por puro despecho. El titular del Juzgado de lo Penal 1 de Melilla tendrá que decidir la sentencia.

Una mujer detalló ante el titular del Juzgado de lo Penal 1 el calvario que vivió durante su matrimonio. Según su testimonio, en los doce años que estuvo casada con su ex marido, un militar de Melilla, fue víctima de incesantes amenazas, desprecios y agresiones. Oculta tras un biombo, aseguró que hacia el final de su relación su autoestima estaba tan dañada que llegó a pensar en «quitarse de en medio», pese a tener una hija con su ex pareja.
El presunto maltratador era tan celoso y dominante que no le permitía ponerse prendas que marcaran o dejaran ver partes de su cuerpo, como mini faldas, bikinis o pantalones cortos. Siempre según el testimonio de la denunciante, durante años fue avasallada con desprecios por parte de su ex marido. «Mala madre; mala mujer; no sirves para nada…». Estos son algunos de los ejemplos que la querellante expuso en la vista.
Entre otros episodios de violencia física, la víctima relató que una madrugada el procesado la sacó de la cama agarrándola fuertemente del cuello. Estando en el suelo recibió numerosas patadas, puñetazos y tirones de pelo, pero logró escabullirse entre las piernas del que fuera su marido, según declaró. Entonces, se encerró en una habitación desde la que llamó a su hermana: «Llama a la Policía, que me mata», le dijo. Esa fue la primera vez que reconoció a una persona de su entorno el infierno en el que se encontraba sumida.

Agresión a su abogado
Según testificó la víctima, no se animó a poner la denuncia hasta que sintió «miedo de verdad», cuando ya estaban separados y divorciados. Presuntamente, el acusado le amenazó diciéndole que ella y su abogado se iban a enterar si le «tocaban» la nómina por impagos de la pensión alimenticia de la hija.
A los días de que se le embargase parte de la paga, la mujer supo que su letrado había sido agredido en la calle. «Le esperó en la puerta del despacho y le abrió la cabeza», dijo. Fue entonces cuando temió por su vida.

Denunciado por despecho
El procesado negó en su declaración que hubiera maltratado a su ex mujer en los doce años que duró el matrimonio. No hubo ni desprecios, ni agresiones verbales, ni físicas, ni amenazas, aseguró. Aclaró también que jamás prohibió a su ex pareja que vistiera con mini faldas o bikinis. Diferentes testigos declararon en la vista que vieron a la mujer vistiendo alguna de estas prendas en escapadas que el matrimonio hacía a la Bocana.
Respondiendo a la fiscal el procesado admitió ser experto en artes marciales y poseer varias armas samuráis en casa. «Pero no tienen ni filo ni nada», matizó el hombre, asegurando que nunca hizo uso de sus catanas para agredir o amenazar a su ex mujer. Además, sentenció que era su ex pareja quien rompía el mobiliario de la casa cada vez que discutían. Así, añadió que la denunciante padecía una enfermedad mental heredada por la que tomaba pastillas para dormir, a pesar de no tener receta médica.
El acusado por delitos de amenazas y violencia doméstica defendió su inocencia y afirmó que su ex mujer lo denunció por despecho. «Por problemas de faldas», dijo. Este fue, según su versión, el motivo por el que la mujer le reclamó el divorcio. «A las dos semanas de divorciarnos volvió conmigo, pero ya se le quedó la cosa en la cabeza», explicó al magistrado.

Informes psicológicos
Tanto la psiquiatra, como la psicóloga y la trabajadora social que atendieron a la víctima por presunto maltrato concluyeron que la mujer presentaba sintomatología compatible con victimización por violencia de género. Así, explicaron que diagnosticaron a la mujer distintos trastornos postraumáticos, como depresión o anorexia. Según se puso de manifiesto en la vista, la mujer llegó a perder peso hasta llegar a los 32 kilos.

Le piden de 4 a 6 años
Tras escuchar todas las declaraciones, la fiscal reclamó para el presunto autor de un delito de violencia de género continuado y de amenazas una pena de cuatro años de cárcel. El letrado de la víctima, sin embargo, elevó la pena solicitada a los seis años de prisión por los perjuicios causados a su representada. El magistrado titular del Juzgado de lo Penal 1 de Melilla tendrá que dictar sentencia.

El hombre evitó una paliza a otra mujer

Una de las líneas de defensa que empleó el letrado del procesado fue la intervención de su representado en septiembre de 2012 para defender a una mujer musulmana que estaba siendo abofeteada por otro hombre cerca de la frontera de Beni-Enzar. Precisamente, fue su ex mujer quien grabó la actuación del acusado, quien logró reducir al agresor a pesar de tener un brazo escayolado. Mientras que el denunciado aseguró en la vista que obró así porque no consiente el maltrato a ninguna mujer, la querellante afirmó que fue su ex marido quien le pidió que filmara el suceso para difundirlo en redes sociales y los medios de comunicación locales, que se hicieron eco del episodio.

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Irene Quirante

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