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Ya está bien

Lo que realmente contribuiría a alimentar una sensación de seguridad económica y empresarial de futuro es terminar de una vez con la incertidumbre y el daño que crean los impagos a los proveedores por parte de la Ciudad Autónoma que están generando una situación insostenible a muchas empresas El pasado jueves nos enteramos, con datos oficiales, que Melilla en 2017 ha arrancado con un considerable sprint en el mercado laboral frente al retroceso que el paro durante el mes de enero ha sufrido en el ámbito nacional donde el número de parados se incrementó en 57.257 personas registradas en las oficinas de los servicios públicos de empleo. Una cifra que, el Gobierno de Rajoy ya se ha encargado de recordar que, a pesar de todo se trata del segundo menor repunte en un mes de enero desde el año 2004 y que deja la cifra total de desempleados en 3.760.231. También, de todos es conocido que enero es uno de esos meses tradicionalmente malos para el empleo debido al fin de un gran número de contratos ligados a la campaña navideña, por lo que en todos los meses de enero de la serie histórica el paro registrado crece.

Pero como Melilla “is different” el paro en la ciudad ha disminuido en la nada desdeñable cifra de 243 desempleados menos, que junto a los 192 de Baleares colocan a estas dos zonas en las únicas regiones españolas que saldan el primer mes de 2017 con signo positivo en el sector del empleo. Las cifras, para la directora provincial del SEPE en la ciudad, Esther Azancot, respaldan la tendencia hacia la recuperación del empleo en Melilla, mientras que el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, señalaba que en un año se han creado 1.299 empleos lo que es ir “por la buena senda”.

El aumento de ocupados contrasta, sin embargo, con una importante bajada de la afiliación media a la Seguridad Social. Según los datos facilitados por el SEPE, en enero se contabilizaron 625 afiliados menos que en el pasado mes de diciembre, sumando un total 21.449 personas registradas a la Seguridad Social. Esto, según argumentó Azancot, se debía a la finalización de los planes de empleo.

Y todos nos alegramos de que el paro disminuya, pero eso no quita que esté más que demostrado que la creación de empleo recae en la pequeña y mediana empresa y lo cierto es que hasta que no cambien determinados usos en la administración autonómica local, entre los que destaca el impresionante retraso del pago de sus facturas a los empresarios locales por parte de la Ciudad Autónoma, difícilmente podrá crecer el empleo de una forma constante y progresiva que es lo que la ciudad necesita. De poco nos valen estos altibajos actuales que se producen en función de aspectos coyunturales como la iniciación o el término de los engañosos planes de empleo, entre otras variadas circunstancias, que pueden terminar en aquello de “pan para hoy y hambre para mañana”
Lo que realmente contribuiría a alimentar una sensación de seguridad económica y empresarial de futuro es terminar de una vez con la incertidumbre y el daño que crean los impagos a los proveedores que están generando una situación insostenible a muchas empresas que tras prestar sus servicios a la Ciudad Autónoma ven como pasan meses y, en ocasiones, hasta años sin cobrar lo que les lleva hasta la asfixia o el cierre por no poder hacer frente a sus obligaciones de abonar las nóminas a sus empleados o el pago de los materiales a sus proveedores. Una situación realmente dramática y totalmente injusta a la que hay que buscar una inmediata solución por la salud a corto, medio y largo plazo de la economía melillense. Ya está bien, a ponerse las pilas y a pagar.

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