El Papa ha dirigido un saludo especial a los peregrinos procedentes de siete ciudades europeas, entre ellas Melilla, durante el rezo del Ángelus, que ha reunido a varios miles de fieles en la plaza de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano. En una nueva intervención a favor de los más débiles el Papa Francisco ha propuesto rezar “por los niños en peligro de interrupción del embarazo y por las personas que se acercan al final de su vida. Toda vida es sagrada. ¡Que nadie sea dejado solo!”. Ha invitado también a realizar “una valiente acción educativa en favor de la vida humana”. Francisco ha afirmado que "cada uno de nosotros estamos llamados a ser luz y sal en nuestro propio ambiente, en la vida cotidiana".
Durante el rezo del Ángelus con varios miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el Santo Padre ha presentado «la cultura de la vida como respuesta a la lógica del descarte y a la caída demográfica», y ha recordado «las palabras de la Madre Teresa de Calcuta: ?La vida es belleza, admírala; la vida es vida, ¡defiéndela!?. Toda vida es sagrada, tanto la que inicia como la que termina. ¡Toda vida es sagrada!».
Comentando el Evangelio del día, Francisco ha exhortado a los cristianos a ser «luz del mundo», pero advirtiendo al mismo tiempo que «la luz de la fe puede apagarse si no se alimenta con obras de caridad», es decir, cuando se queda en meras doctrinas o debates teóricos.
Lo mismo sucede con la sal, mencionada en el Evangelio como medio «para dar sabor y conservar los alimentos, ya que en tiempos de Jesús no había frigoríficos». Tomando esas dos referencias, Francisco ha afirmado que «cada uno de nosotros estamos llamados a ser luz y sal en nuestro propio ambiente, en la vida cotidiana».
Al término del encuentro, el Papa ha dirigido un saludo especial a los peregrinos procedentes de siete ciudades europeas, incluidas Granada, Melilla y Badajoz.
