Mucho se ha dicho del juego del base Pedro Rivero, uno de los mejores jugadores de la historia de la LEB Oro, pero pocos conocen su amor por la familia y su deseo de seguir ligado desde un banquillo al mundo del baloncesto en un futuro. Este es el Rivero más personal que descubre la web del Melilla Baloncesto a través de una extensa entrevista.
Hablar de Pedro Rivero es hablar de historia de la LEB Oro, ya que es el segundo máximo asistente, el tercer máximo anotador y el mejor triplista de la historia de la competición. Esos son algunos de sus registro, si bien el segoviano resto importancia a los mismos: “Estos números significan que has estado muchos años jugando y en equipos importantes, en los que es más fácil hacer ciertas cifras”.
Eso sí, si tiene que quedarse con alguno, el director de juego del Melilla Baloncesto elige el de asistencias, dado que es “el que más me gusta y me motiva de los registros que he conseguido, porque creo que el resto fueron cayendo por su propio peso, puesto que he sido un base que ha anotado y uno de mis recursos más utilizados en ataque ha sido el triple”, explicó.
Y es que no hay nada mejor para Pedro Rivero que una buena asistencia. “En momentos de partido, cuando generas una acción y alguien anota de manera fácil o espectacular, personalmente, me provoca mucha alegría”. El segoviano cumplirá 38 años este verano, aunque todavía no se pone fecha de caducidad. “De momento, me quedan por delante unos meses apasionantes y a partir de ahí valoraré con mi familia qué hacer”.
Para el castellano siempre hay una motivación por la que seguir jugando, a pesar de muchos aspectos de la actual competición como los no ascensos. “Para mí supuso un palo gordo no ascender con Ourense y me vi en la situación de ver qué hacía, aunque es cierto que me sentía bien y con ganas de competir. La oportunidad de estar en un equipo en el que puedo ayudar a hacer cosas importantes, como un ascenso, es mi motivación”, resaltó.
Se dice que detrás de un jugador, siempre hay un entrenador. Algo que sé es realidad en Pedro Rivero, al que le gustaría sentarse en un banquillo cuando cuelgue las zapatillas. “Me gusta y en un futuro me gustaría intentarlo, que fuese un proceso más natural, ya sea en una cantera o de ayudante de un entrenador que te lleva por un camino. Hay muchas maneras de entrar en este mundo y no tengo especial prisa por hacerlo, pero sí en encontrar las etapas que me ayuden a formarme”. Como entrenador, aún no sabe cómo definir su estilo, pero sí tiene claro que apuesta por el talento: “El juego que me gusta es un juego organizado dentro del caos. Me gusta el caos de los jugadores con talento, pero dentro de unas normas”.
Si tendría el Pedro Rivero entrenador al Pedro Rivero jugador, el segoviano lo tiene claro, “sí lo tendría. Posiblemente, en algunos momentos me hubiese exigido otras cosas, pero sí que lo tendría”. De momento, aprovecha el verano para seguir formándose y se centra en la formación de jóvenes jugadores. Así, en la época estival hace sus “pinitos”, a través del Campus de Celanova (Ourense) o con la Federación Segoviana de Baloncesto, como coordinador de contenidos del Centro de Tecnificación.
Para concluir, Rivero habló del Melilla Baloncesto, con el que espera, en estos tres próximos meses, luchar por todo. “Estamos mucho mejor y parece que hemos encontrado una identidad. Es una pena ver la clasificación y pensar que si el inicio de temporada hubiese sido algo diferente estaríamos en la cabeza. Ahora tenemos que ser pacientes y seguir con el trabajo que estamos llevando a cabo, para aprovechar cualquier opción que nos dé la competición”, apuntó.
