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Indocumentados y atrapados en Melilla al cumplir los 18

Muchos ex tutelados regresan a la calle al cumplir la mayoría desde donde intentan tramitar su documentación

Los extranjeros ex tutelados por la Ciudad tienen que superar una auténtica carrera de obstáculos para conseguir el permiso de residencia. El Servicio de Jesuitas a Migrantes ha detectado en los últimos meses una treintena de casos de jóvenes que abandonaron los centros sin ninguna documentación al cumplir los 18 años. La asociación critica que le corresponde a Bienestar Social tramitar los expedientes de los menores en vez de dejarles que sean ellos quienes inicien los procesos al cumplir la mayoría, ya que cuentan con un plazo muy limitado para superar todas las trabas y legalizar su situación. Obtener el permiso de residencia puede llegar a convertirse en una verdadera carrera de obstáculos. Si no, que se lo pregunten a varios jóvenes inmigrantes ex tutelados por la Ciudad. En muchos casos, después de pasar años acogidos en el centro de menores o viviendo en Melilla en situación de calle, se ven indocumentados y atrapados en la ciudad al cumplir la mayoría de edad.

Lo explica el responsable en Melilla del Servicio de Jesuitas a Migrantes (SJM), Jaime Pons. Desde que la asociación comenzó a trabajar en la ciudad, en mayo del año pasado, detectó al menos una treintena de casos en los que los menores "sistemáticamente salían del centro sin la documentación correspondiente".

A los ex tutelados por la Consejería de Bienestar Social les corresponde un certificado de tutela y una cédula de inscripción que los identifique en el caso de que no cuenten con su propio pasaporte, según manifiesta Pons. "Pero nos hemos encontrado con jóvenes que salían sin nada. También con otros que lo hacían con la residencia caducada y sin documentos para volver a legalizar su situación", relata.

Verificar la identidad
Entre otros casos, apuntan desde el SJM que algunos jóvenes sí cuentan con una cédula de inscripción, aunque se encuentran con el problema de que no se les hace entrega de ella al cumplir la mayoría.
"Esto sucede porque a veces les toman mal los nombres, los escriben tal y como suenan. Luego, cuando tienen que recoger los documentos, no hay manera de verificar que sean suyos porque no coinciden con los nombres originales", expone Pons. Tampoco se les hacen las pruebas oseométricas, según denuncia. O se hacen, "pero no las necesarias" para verificar su identidad.
"Esto degenera en situaciones de bloqueo. Estos chicos tienen unos plazos al cumplir los 18 años para dejar su situación en regla y cruzar legalmente a la Península. Pero estos plazos al final terminan colmándose mientras intentan superar toda la carrera de obstáculos. Cuando por fin lo consiguen, se encuentran con que ya han consumido el tiempo que tenían para renovar la residencia", resumen desde la asociación que pertenece a la Compañía de Jesús, por lo que al final el nivel de éxito termina siendo bajo.

El desánimo de los jóvenes
"Lo que hacen es que dejan que sean ellos mismos los que lo muevan al obtener la mayoría", señala Pons. En este sentido, lamenta que los menores deberían contar con todos sus documentos en regla cuando cumplen los 18 años, siendo la Consejería de Bienestar Social la encargada de tramitar los expedientes para legalizar su situación.

Por otro lado, Pons añade que los chicos no suelen contar con las competencias lingüísticas requeridas para iniciar por sí solos los procedimientos para obtener el permiso de residencia o solicitar documentos como el certificado de tutela de la Ciudad Autónoma.

Otro de los problemas con los que se encuentran los ex tutelados es que, al reclamar el permiso de residencia, Extranjería pide que entreguen sus pasaportes originales.
"Esto suele desanimarlos mucho porque, para quienes no cuentan con el documento, implica regresar a sus ciudades después de años intentando conseguir sus papeles en Melilla. Además, más adelante tendrán que volver a cruzar la frontera de forma ilegal para regresar a Melilla y continuar con sus trámites", ponen de manifiesto desde el JSM. A esto añaden que, en muchos casos, cuando vuelven a Melilla con el pasaporte de su país ya se les ha consumado el plazo para legalizar su situación.

De nuevo a la calle
Uno de los tragos más difíciles para los que cumplen la mayoría de edad en el centro de menores es que se ven en la calle de la noche a la mañana. Esto, además, dificulta aún más el proceso para tramitar sus documentos, ya que no cuentan con un domicilio en el que poder recibir las notificaciones. "Tienen muchas dificultades para entrar en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) porque no coinciden con el perfil de personas que acceden a él. Muchos terminan en la calle, lo que hace muy complicado que estén pendientes de las citas o notificaciones”, subraya.

Son menores que se hacen mayores de repente. Al verse sin papeles entran en una espiral de desesperación que, en algunas ocasiones, les hace regresar a Marruecos. En otros muchos casos, permanecen atrapados en Melilla de forma ilegal hasta que, con suerte y paciencia, consiguen formalizar su situación.

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Irene Quirante

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