Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

El copiloto defiende que su compañero no mostraba sintomatología de embriaguez

Solo queda que la magistrada dicte sentencia al comandante procesado

Ayer tuvo lugar la sesión final del juicio al comandante del vuelo IBERIA 7879 que dio positivo en alcoholemia al aterrizar en Madrid en enero de 2014. La única persona que faltaba por declarar era el copiloto que le acompañó en el avión que despegó de Melilla. A través de una videoconferencia, sostuvo que en ningún caso hubiera permitido que el avión saliera de la ciudad de haber imaginado que el piloto se encontraba bajo la influencia de bebidas alcohólicas. Asimismo, sostuvo que el piloto no mostraba sintomatología de embriaguez ni olor a alcohol, al contrario de lo que apuntaron otros testigos. Ayer se desarrolló la última sesión del juicio al comandante del vuelo Melilla-Madrid que dio positivo en la prueba de alcoholemia practicada tras aterrizar el pasado 24 de enero de 2014. Ahora solo queda conocer la sentencia que dictará la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla.

De ser condenatoria, el presunto autor de un delito contra la navegación aérea perdería la licencia de piloto comercial, como reclama la Fiscalía. No obstante, el procesado no tendría que ingresar en prisión por un periodo de cuatro años después de que el Ministerio Público modificase los términos de la pena solicitada.

La única persona que quedaba por prestar declaración era el copiloto del vuelo IBERIA 8789, que ayer respondió a las preguntas a través de una videoconferencia.

Ausencia de síntomas
Según defendió, el acusado no mostraba síntomas de estar bajo la influencia de bebidas alcohólicas. De lo contrario, aseguró que no hubiera permitido que el avión despegara. "Nuestra máxima prioridad es la seguridad del pasaje. Así estamos entrenados. No hubiera permitido que se pusiera en juego la vida de 72 pasajeros y, por consiguiente, la mía propia", sostuvo.

Asimismo, incidió en que no advirtió en el comandante "ningún síntoma raro", ni tampoco percibió que desprendiera olor a alcohol, como apuntaron en la primera sesión de la vista varios agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional. "Olía a colonia y a licor del polo", mantuvo el testigo.

Según relató el copiloto, el acusado fue la última persona en subir al avión. La tripulación salió con antelación, sin esperar al comandante, para dejar listos todos los preparativos. "Se durmió, como pasa alguna vez", dijo. En consecuencia, el vuelo salió de Melilla con 45 minutos de retraso. El testigo ignoraba si el piloto pasó por la oficina para firmar y recoger la documentación, como hizo el resto de la tripulación. "Lo que sí aseguro es que pasó por el control, como hacen todos los pasajeros y el personal", apuntó.

Vestimenta de piloto
En cuanto al atuendo, el copiloto del vuelo Melilla-Madrid aseguró que el comandante subió al avión vistiendo "una gabardina que normalmente no llevamos, pero es parte del uniforme". La camisa y el pantalón también coincidían con la vestimenta reglamentaria, según afirmó. "Iba vestido de piloto", incidió. En la anterior vista, los agentes de la Policía Nacional y el vigilante de seguridad del aeropuerto de Melilla sostuvieron que el procesado llegó vistiendo ropa de calle, motivo por el cual los policías no le identificaron como el comandante.
"El vuelo se desarrolló con total normalidad", aseveró el copiloto. "La única anormalidad que vi fue el control de la Guardia Civil al llegar al parking". Según declaró, fue la jefa de escala de la compañía quien informó a la tripulación de que se iba a proceder a la realización de un control rutinario y aleatorio. Al respecto, señaló que el comandante en ningún momento se negó a colaborar para soplar el etilómetro. "Jamás se negó, todo lo contrario. Parece ser que tuvo dificultades, pero sopló varias veces", sentenció.

La última palabra
El comandante acusado por un presunto delito contra la navegación aérea no se personó en la segunda sesión de la vista. Según manifestó su letrado, el procesado renunció voluntariamente al derecho a la última palabra para poder asistir a un curso que tendría lugar fuera de la ciudad.

Loading

Irene Quirante

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€