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“No hay ni una sola prueba que demuestre que pilotó bajo los efectos del alcohol”

El letrado que defendió al comandante acusado reclamó la sentencia absolutoria al entender que no existían pruebas de cargo lo suficientemente solventes como para desvirtuar su presunción de inocencia de su representado.
Según manifestó durante la exposición de sus conclusiones, antes de emprender el vuelo en Melilla, solo un agente de la Policía Nacional señaló que el procesado desprendía olor a "alcohol de hospital". Asimismo, apuntó a que no se evitó el despegue del avión porque los operarios del aeropuerto no consideraron que pudiera estar bajo la influencia de la ingesta de alcohol.

Por otro lado, sostuvo que durante el momento del pilotaje tampoco hubo indicios de que se encontrase en estado embriaguez. Luego, al aterrizar, algunos agentes de la Guardia Civil señalaron que el acusado desprendía olor a alcohol, al contrario de lo que apuntaron la jefa de escala de Iberia y el copiloto. "Pero todos coincidieron en que no había otros síntomas", recordó.

Resultados de la prueba
El abogado apuntó que, como señaló uno de los policías, era extraño que el resultado de la segunda prueba de alcoholemia fuera superior al resultado obtenido en la primera prueba, como sucedió el día de los hechos. En este sentido, insistió en que era algo “contrario a la lógica”, por lo que el etilómetro de precisión podría haber incurrido en error. Asimismo, apuntó que su sintomatología externa era normal e incidió en que, pese a que la ingesta de alcohol, dos cañas, se produjo varias horas antes del vuelo, “no pilotó bajo la influencia de bebidas alcohólicas”.

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Irene Quirante

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