Recientemente la cúpula de la centenaria naviera Trasmediterránea, encabezada por su presidente Jorge Vega Penichet y el consejero director, Mario Quero, presentaba orgullosa en el Puerto melillense las notables mejoras introducidas en el Fortuny, al que definían como uno de los mejores barcos que navegan por el "mare nostrum", denominación que le dieron los romanos al mar Mediterráneo. No hay que ceñirse necesariamente a un cúmulo de circunstancias climatológicas adversas para que se provoquen temporales significativos, aunque si nos circunscribimos a aquellos relacionados con lo que popularmente se denomina mal tiempo, acabamos de vivir uno de los embates de viento de levante más fuertes de los últimos meses. Un temporal provocado por las potentes rachas propiciadas por Eolo, Dios de los Vientos en la mitología griega que vivía en una pequeña isla que podía moverse libremente por el mar cerca de la costa de Eolia. Allí residía con sus hijos, siendo el responsable del control de las tempestades, ya que Zeus le había dado el poder de aplacar y provocar los vientos. En el caso que nos ocupa, fue el pasado miércoles cuando Melilla sufría las peores acometidas de las olas y el viento que prácticamente hasta ayer extendieron sus efectos. Afortunadamente no se han registrado daños personales salvo los tremendos mareos de los pasajeros que se han aventurado a viajar estos días y que, posiblemente, no lo harán de nuevo hasta que no se olviden de estas travesías. Trasmediterránea ha sido la compañía con menos enlaces cancelados y en la mente de todos siguen las numerosas imagen grabadas en video por muchos particulares de la espectacular entrada del buque Fortuny por la bocana del Puerto el pasado miércoles. Por tanto, salvo algunas anulaciones por parte de las compañías marítimas y aéreas y una ciudad con las calles prácticamente desiertas durante un par de jornadas en las que el tiempo ha centrado todas las conversaciones, nada irremediable que lamentar.
Y fue precisamente la cúpula de la centenaria naviera, encabezada por su presidente Jorge Vega Penichet y el consejero director, Mario Quero, quien presentaba orgullosa el día anterior en el Puerto melillense las notables mejoras introducidas en el Fortuny, al que definían como uno de los mejores barcos que navegan por el “mare nostrum”, denominación que le dieron los romanos al mar Mediterráneo.
La semana comenzaba, no obstante, con algún que otro temporal, en este otro caso, sentimental y afectivo, aunque con un toque reivindicativo sobre la seguridad en la circulación vial, por parte de los ciudadanos amantes de las dos ruedas, ya que el lunes la ciudad todavía vivía la resaca de la multitudinaria marcha a bicicleta y a pie que concitó a más de 3.000 participantes en el sentido homenaje al joven triatleta, Carlos Huelin, cuya vida le fue arrebatada la semana anterior mientras practicaba uno de sus deportes favoritos, el ciclismo, por un conductor que septuplicaba la tasa mínima de alcohol en sangre.
Una semana también marcada por otros episodios noticiables como la visita del ministro de Justicia, Rafael Catalá, quien analizó a lo largo de su apretada agenda en la ciudad, temas de actualidad que causan preocupación a los melillenses, como la situación de los ciclistas en carretera o el de los menores extranjeros no acompañados, conocidos popularmente como los MENAS, y que tal como reflejábamos en nuestra edición del martes Catalá reconoció, como no podía ser de otra manera, que tanto en Ceuta como en Melilla los centros de acogida superan con creces el límite de ocupación, propiciando una situación que puede provocar alta tensión y, por tanto, abogó por reforzar los mecanismos de colaboración con Marruecos, porque España debe ser capaz de dar respuesta a la atención a los menores y de controlar la circulación de estas personas. Una cuestión sin embargo nada fácil ni de rápida solución pero, por otro lado, ineludible de afrontar.
