«Una vez más, y ya van siendo unos cuantos partidos, a los azulones les defienden el pase interior a Oliver Arteaga y, a partir de ahí, el Melilla Baloncesto se vuelve un conjunto bastante previsible”. «De los árbitros hay que decir que no estuvieron nada bien, ya que utilizaron, en muchas acciones durante el partido, la compensación, pero tanto para un equipo como para otro”. Empezaba mal la noche con Pedro Rivero vestido de calle. En su puesto, entraba el bueno de Alberto Alemán, jugador de la cantera del Club Marítimo que tanto está sufriendo, por motivos extradeportivos.
Supuestamente, ante lo vendido por el Melilla Baloncesto y por el Enrique Soler por el tema Pelayo-Fall-Alberto Alemán y ante la baja de Pedro Rivero, la rotación real de Sanz tendría que ser Pelayo Larraona, pues evidentemente NO, lo cual ratifica más aún lo que llevo diciendo desde hace meses, que dichos movimientos de jugadores fueron para ‘quitar’ del medio a Alberto Alemán. Por supuesto, todo este ‘affaire’ guiado por el Enrique Soler y, por supuesto, permitido por la entidad que preside Jaime Auday, lo que resulta realmente triste. Desde aquí seguimos animando tanto a Alberto Alemán como a Pelayo Larraona, que también está siendo víctima y perjudicado de todo este desaguisado.
Entremos en el plano puramente deportivo. El equipo de Alejandro Alcoba volvió a perder y, nuevamente, en la prórroga, esta vez contra un señor equipo que hizo tres cuartos y medio de clinic.
Los tres primeros periodos fueron dominados por completo y en todas las facetas del juego, tanto defensivo como ofensivo, por el conjunto gallego, haciendo muchísimo daño a la hora de cargar el rebote ofensivo y tener segundas opciones para anotar -hasta 16 rebotes le quitaron los de Natxo Lezkano al decano-.
Una vez más, y ya van siendo unos cuantos partidos, a los azulones les defienden el pase interior a Arteaga y, a partir de ahí, el Melilla Baloncesto se vuelve un rival muy previsible, en el que la única opción es el bloqueo directo y depender del talento individual. Además, el equipo lucense también hizo una gran defensa del bloqueo directo y las opciones en ataque de los melillenses se limitaban todavía más. Las diferencias empezaban a abrirse a favor del cuadro visitante, finalizando el segundo cuarto con un 34-50. Stainbrook haciendo mucho daño en el poste bajo, Iván Cruz castigando al decano de ‘4’ abierto, Franch manejando el partido a su antojo y un Fakuade muy físico e intenso en todas sus acciones. Por parte del Melilla Baloncesto, solo Marcos Suka se salvaba de lo acontecido hasta el descanso y las alternativas defensivas de los de Alcoba no daban sus frutos. A todos estos detalles, con un Breogán superior en todo, hay que añadir los momentos que Arteaga defendía a Fakuade, un detalle táctico que también nos restó. No en vano, el jugador lucense sacaba a 5 metros al pívot melillense y lo castigaba en el 1×1.
El tercer acto fue prácticamente un calco de los dos anteriores y, a falta de un periodo, los locales iban 17 puntos abajo, pero pasó la heroica, y Suka se echó, como en sus viejos tiempos, el equipo a la espalda. El talento individual y colectivo salió a relucir y el esfuerzo hizo que fuéramos a la prórroga, una vez más. En este último periodo, el decano se mostró muy agresivo defensivamente y castigó al contrario jugando muy rápido.
Y llegó el momento clave, una prórroga más y con la mente puesta en las dos anteriores que se perdieron. Desgraciadamente, pesó mucho y el Melilla Baloncesto volvió a caer en un tiempo extra fácilmente y sin saber gestionar, una vez más, las acciones de ataque y sin saber elegir el mejor tiro. Como dije en la previa, necesitamos trabajar muchos aspectos básicos para poder afrontar nuevos retos y el aspecto psicológico también hay que tocarlos, tras perder de nuevo en la prórroga.
De los árbitros hay que decir que no estuvieron bien, ya que utilizaron, en muchas acciones, la compensación, pero tanto para un equipo como para otro.
