Como cada sábado previo al inicio de la Semana Santa, las calles de Melilla la Vieja acogieron ayer el via crucis del Cristo del Socorro. El recorrido se inició a las puertas de la iglesia de la Purísima Concepción, para continuar por la plaza de Pedro de Estopiñán y otros lugares escogidos en los que realizar las catorce estaciones de rigor.
La historia de este via crucis se remonta al siglo XIX, cuando la ciudad estaba siendo sitiada por tropas marroquíes para su conquista. El asedio se prolongaba en el tiempo, mientras los víveres escaseaban. El mal tiempo también impedía la llegada de barcos. El racionamiento impedía incluso que durante la noche pudieran encenderse antorchas para iluminarse, por este motivo el barco con víveres que se acercaba a la ciudad desde Málaga pensó, al ver la ciudadela a oscuras, que había sido tomada por las tropas marroquíes, y decidió dar media vuelta. Los habitantes de la ciudad, al comprobar lo que ocurría, corrieron a la iglesia y sacaron a la calle el entonces Cristo de la Veracruz. Situaron la cruz sobre las murallas y la iluminaron con antorchas. Precisamente la sombra del Cristo sobre las murallas fue lo que confirmó a los marineros que la ciudad seguía siendo española y llevaron su ansiada mercancía a tierra. Desde entonces se le llamada Cristo del Socorro.
Cristo del Socorro, nombre que mantiene desde entonces. Asimismo se acordó sacar la imagen en procesión, en un vía crucis de acción de gracias el sábado anterior al Domingo de Ramos, acto que se repite desde entonces. El Cristo recorrió ayer las calles del Barrio de Medina Sidonia, acompañado por decenas de feligreses, y volvió a asomarse sobre los muros de Melilla la Vieja como hace más de cien años, mirando al mar, a modo de faro.
