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Jamna, en liquidación: adiós al último bazar hindú de la Avenida

El comerciante Ramesh Ramchand a las puertas de su negocio Jamna

Jamna se despide después de casi medio siglo en una esquina privilegiada de la Avenida Juan Carlos I. El propietario del bazar hindú, Ramesh Ramchand, pone punto y final a una saga familiar de comerciantes. Como recuerda, él comenzó a trabajar en el local cuando apenas tenía 16 años. Acababa de regresar de la India y fue su padre quien se encargó de enseñarle todo sobre el oficio. Ahora, con 60 años, ha conseguido llegar a "un buen trato" con la propiedad y la franquicia. Es el momento de cerrar su capítulo como comercial. Con cierta tristeza, asegura que no se olvidará de todo el cariño que ha recibido de familiares, compañeros y melillenses. "Hay que saber cuándo una etapa llega a su fin". Esto lo afirma Ramesh Ramchand, hijo del propietario de Jamna, el último bazar hindú que queda en la avenida Juan Carlos I de Melilla. Desde hace algunas semanas se pueden leer en su escaparate varios carteles de 'Liquidación'. La decisión está tomada. Después de casi toda una vida en su negocio, con cierta tristeza, Ramesh se prepara para echar el cierre y poner el punto y final a una saga familiar de comerciantes.

Jamna cerrará sus puertas en un par de meses. Sin querer dar una fecha aún exacta, Ramesh explica que ha llegado su hora de jubilarse, aunque no de permanecer quieto. Llegar a "un buen acuerdo con la propiedad y la franquicia" ha sido el factor determinante para tomar esta decisión.

La historia familiar de Jamna
Según recuerda, fue su abuelo quien abrió junto a sus hijos el primer bazar de Melilla en 1928. Su nombre era 'La Flor de la India' y se encontraba en la avenida, en el número 28. Ya en 1971, su padre y sus hermanos decidieron separarse. Hicieron la repartición y cada uno siguió su propio camino.
"Mi padre tenía muy claro que el nuevo local tenía que estar en la calle principal", cuenta Ramesh. Por aquel entonces, él se encontraba en la India, donde pasó tres años aprendiendo el inglés y el 'sindhi', la lengua de los comerciantes.
"Cuando mi padre abrió el local me vine para apoyarle. Era lo que tenía que hacer, era la tradición comercial. Yo era el único hijo varón y, por decirlo de alguna manera, no tenía opción de elegir", explica Ramesh. "Le debo todo a mis padres", remarca el comerciante. Él comenzó a trabajar en Jamna a los 16 años y, ahora, con 60, pone fin a su etapa comercial. Al menos, por el momento, como él mismo puntualiza. "Quién sabe si en un futuro volveré a la actividad comercial…", agrega Ramesh.

El declive del comercio en Melilla
En este casi medio siglo dedicado a las ventas, Ramesh ha sido testigo de las distintas fases que ha experimentado el comercio en la ciudad. "La apertura de Jamna fue en la época esplendorosa de Melilla", asegura el comerciante. Entonces, los impuestos apenas tenían incidencia en los productos en comparación con los artículos de la Península. En aquel entonces, el servicio militar también atraía a muchas personas a Melilla, como recuerda. "A raíz de la anulación del servicio militar, la ciudad pegó un bajón enorme en el aspecto comercial".

Muy lejos ha quedado ya aquella época esplendorosa, como apunta Ramesh. Según expone, no se han sabido buscar fórmulas para evitar el cierre de "muchos" comercios. Desde hace unos años, resalta, son las franquicias las que se han quedado con los locales de la avenida. Y, claro, los alquileres se han disparado. "Estos precios no los pueden afrontar los pequeños comercios", dice.

Ley de Arrendamientos Urbanos
En su caso, fue la Ley de Arrendamientos Urbanos la que le hizo entrar en conflicto con el futuro de su local. Ocurrió hace dos años, cuando finalizó el contrato de arrendamiento del local según la aplicación de la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1994. Según la misma, se establecía un plazo de 20 años. A Ramesh le pidieron que abandonase el local que heredó de su padre y en el que ha pasado más de media vida. Pero él se negó a irse de aquellas maneras. Como recuerda, comenzó pagando un alquiler de 100 euros y, a día de hoy, abona más de 2.000 euros de alquiler. Es ahora, tras alcanzar varios acuerdos, cuando ha llegado la hora final de Jamna.

Tiempo para la Comunidad Hindú
Ramesh contempla el cierre de su establecimiento como una oportunidad. Ahora podrá dedicarse plenamente a la Comunidad Hindú de Melilla, de la que es presidente. Se quiere centrar en los temas culturales, en promover cursos de yoga y meditación, entre otras iniciativas. También se ha planteado promover la apertura de un nuevo templo hindú. "La fachada del actual deja mucho que desea. El de Ceuta, sin embargo, es precioso. Su significado es muy reconocible por su arquitectura", compara.
"En el fin se encuentra el inicio", asegura Ramesh respecto a esta nueva etapa. Una etapa en la que, sostiene, no se olvidará de todo el apoyo ni del cariño que ha recibido durante este casi medio siglo al frente de Jamna.

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Irene Quirante

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