Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

UNA JORNADA DE CELEBRACIÓN, Y TODO UN AÑO DE ACCIÓN “NUESTRA SEÑORA DE LA VICTORIA, MADRE DE TODOS LOS MELILLENSES” Un sincero homenaje a todas las Madres del mundo y en especial a las melillenses.

¡Día de la madre!

Tal vez en algún momento de nuestra vida ha podido surgirnos una pregunta y es el por qué de esta celebración. Si acudimos a Wikipedia, la enciclopedia que a través de cualquier buscador de internet tenemos a nuestra disposición para consultar cualquier tema o cuestión, hallamos la información siguiente sobre este tema:
"Las primeras celebraciones del Día de la Madre se remontan a la antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades.
Igualmente los romanos llamaron a esta celebración Hilaria cuando la adquirieron de los griegos. Se celebraba el 15 de marzo en el templo de Cibeles y durante tres días se realizaban ofrendas.

Los católicos transformaron estas celebraciones para honrar a la Virgen María, la madre de Jesús. En el santoral católico el 8 de diciembre se celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción, fecha que los católicos adoptaron para la celebración del Día de la Madre.

En Inglaterra hacia el siglo XVII, tenía lugar un acontecimiento similar, también relacionado con la Virgen, que se denominaba Domingo de las Madres. Los niños concurrían a misa y regresaban a sus hogares con regalos para sus progenitoras. Además, como muchas personas trabajaban para gente acaudalada y no tenían la oportunidad de estar en sus hogares, ese Domingo se le daba el día libre para visitar a sus familias.

En 1870 la poetisa y activista Julia Ward Howe escribió la Proclamación del Día de la Madre, un apasionado llamado a la paz y al desarme. Durante un par de años, Ward Howe empeñó sus esfuerzos en llevar a cabo un congreso de esta naturaleza.

De todos modos, en 1873, mujeres en 18 ciudades estadounidenses realizaron una reunión del Día de la Madre. Boston lo siguió celebrando durante al menos una década más. Al paso de los años, se fueron apagando más festejos. Howe continuó trabajando por otras vías por los derechos de las mujeres y por la paz. El 12 de mayo de 1907 dos años después de la muerte de su madre, Ana Jervis quiso conmemorar el fallecimiento y organizó un Día de la Madre para hacerlo. A partir de entonces encabezó una activa campaña que fue extendiéndose a todo el territorio de los Estados Unidos.

Finalmente, siete años después el presidente Woodrow Wilson declaró en el año 1914, el Día de la Madre como el segundo domingo de mayo en Estados Unidos. Así fue gestado el día internacional de la madre que después fue encontrando eco en otros países que lo adoptaron hasta tenerse la celebración conocida en la actualidad."
Hecha esta breve aclaración histórica, decir que en España se mantuvo la festividad el 8 de diciembre hasta 1965, fecha en la que se adoptó para tal conmemoración el primer domingo de mayo.

En nuestro añorado periódico local, cuyas páginas atesoran tantos y tantos datos sobre la Melilla del siglo XX y también noticias foráneas, hallamos el siguiente artículo el 8 de diciembre de 1950:
"DIA DE LA MADRE
El F. de JJ. hace coincidir el "Día de la Madre" con la fiesta españolísima de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios.

Por varias razones:
La más importante la religiosa es porque María, Madre de Dios es también madre nuestra, como su Hijo afirmó clavado en la Cruz. La patriótica está enunciada en la premisa de este artículo: y la razón política o social, independiente de la fecha, es porque comprendemos que el fundamento primario de la sociedad es la Familia y que el tono familiar lo dá el augusto misterio de la Maternidad.

Dios nos dá la vida por intermedio de nuestra madre, debemos de adorar y agradecer a El su decisión, hemos de honrar a ella por su cooperación.

El Mandamiento "Honrarás a tus padres, se hace consigna en este día: Honrarás a tu Madre, Hemos querido dedicarla un día especial para compensar de alguna manera todos los desvelos y sacrificios que desde su seno hasta su muerte (o la nuestra) se había impuesto para con sus hijos.

La madre es el único ser capaz de musitar una oración como esta: "Señor yo sobrellevaré gustosa los sacrificios y las penas que hubieran de recaer sobre el hijo de mis entrañas, las alegrías todas para él.

He aquí la justificación de este día, he aquí por lo que todos los jóvenes de España deben honrar especialmente a su madre hoy. Un sacrificio, un obsequio, un beso, una caricia, una atención por mínima que sea, para nuestra madre en el día que especialmente le dedicamos."
MADRE, cinco letras que dicen mucho, que encierran un contenido difícil de sintetizar en unas pocas líneas porque existen tantas historias dignas de mención como madres y mujeres hay en el mundo. Es cierto que algunas con más derecho que otras por su actitud, sacrificio, generosidad. La parte negativa, de quienes dicen serlo y no actúan como tales, es preferirle obviarlo.

Mujeres que se crecen ante la adversidad, que son capaces de prescindir de lo más básico, si es necesario, para que a sus hijos no les falte. En la mayoría de los casos son anónimas, no salen en las revistas, ni en los periódicos, pero merecen tener un reconocimiento aunque sea de una forma generalizada. También es cierto que de vez en cuando la prensa nos sorprende con tristes acontecimientos como éste publicado el 30 de octubre de 1913, pero que hablan de la valentía y el arrojo de quien no valora su vida sino la del ser que nació de su vientre:
"HORRIBLE DESGRACIA. LA CUNA ARDIENDO
En la casa número 21 de la calle de Barcaiztegui, del barrio del Hipödromo, donde existe establecida una tahona, ocurrió ayer mañana una horrible desgracia que ha impresionado grandemente a aquellos vecinos.

Próximamente a las ocho de la mañana, la dueña de la panadería Ángeles Ruiz Osete se hallaba, en una habitación inmediata, amamantando a su hijo, niño de tres meses de edad, llamado Andrés. La oscuridad que reinaba en la habitación, la obligó a tener encendida una vela.
Ángeles, requerida por los parroquianos, depositó a su hijo en la cuna, saliendo al portal, no sin antes apagar la vela que ardía a corta distancia de la cuna.

No habían transcurrido diez minutos cuando Ángeles Ruiz percibió ruido extraño en la habitación donde dejara a su hijo Andrés. Intrigada, penetró en ella para conocer lo que sucedía, y pueden suponer los lectores la estupefacción de la pobre madre al ver la cuna, ocupada por el pequeño Andrés, invadida por las llamas.

Sin reparar en el peligro, se abalanzó hacia el pequeño cuyas vestiduras eran presa también del fuego. Difícilmente logró extraerle, haciendo entrega de él al guardia urbano número 40, que había acudido a los gritos de los vecinos.

En un coche de plaza fue trasladado el niño Andrés al Puesto de Socorro, donde el médico D. José Álamos y practicante don Felipe López procedieron a su curación, apreciándole gravísimas quemaduras de tercer grado en distintas partes del cuerpo.

Acompañando a la infeliz criatura, llegaron también al Puesto de Socorro los vecinos Antonio Ruiz y Antonio Rodríguez López. El Sr. Álamos certificó desde los primeros momentos la gravedad del estado del niño Andrés, que a poco de ser conducido desde su casa, dejó de existir.

Poco después llegó al citado establecimiento benéfico, la madre de la víctima de este desgraciado suceso, Ángeles Ruiz Osete, para ser asistida de quemaduras recibidas en ambas manos que se produjo al sacar de la cuna a su hijo.

Puesto el hecho en conocimiento del juez de guardia, capitán de Infantería D. Miguel Santa Cruz, éste, acompañado por su secretario, marchó al Hipódromo, dando principio a las diligencias de rigor.

Según nuestros informes, lo ocurrido se debe a una pavesa desprendida de la vela al ser apagada por Ángeles. En la habitación donde ocurrió el horrible suceso, se hallaba también un hermanito de Andrés, que fue el que con sus gritos avisó a su madre de lo que ocurría.

A la puerta de la tahona acudió mucho público, que se entregó a los más diversos comentarios. La desgracia, al ser conocida ayer tarde en la plaza, produjo el mal efecto que es de suponer."
A lo largo de la historia de nuestra Melilla algún que otro nombre puede y debe ser mencionado. En el siglo XVIII mujeres como Adriana de Herrera, viuda del capitán Juan Vázquez Morey quién tras el óbito de su marido quedaba con cinco hijos y se tuvo que ver obligada para sustentar a su familia a trabajar (nada usual en aquella época) encargándose del suministro de camastros a la tropa. En esta misma centuria suponemos que para Francisca Cortés y Alarcón, la que fuera tercera esposa del gobernador Antonio de Villalba y Angulo, tampoco sería fácil sacar a todos los huérfanos. Del matrimonio anterior convivían con el padre al menos tres y de su enlace con él habían nacido dos y estaba encinta de un tercero que alumbró en Málaga.

Otra mujer luchadora y madre coraje fue Juana Martínez López, la famosa cantinera de Batel que también perdió a su esposo. Bernardino Vizcaino y ella quedó al frente del negocio que ambos habían montado en el Rif, con cinco hijos a su cargo.

Los desdichados acontecimientos sufridos en el verano de 1921 la obligó a mandar a los más pequeños a Melilla y ella quedar con el primogénito, Salvador, sobreviviendo como pudieron al asedio de Monte Arruit. Lejos de acobardarse devuelta la "calma" a la zona regresó para seguir trabajando hasta que una fortísima gripe pudo con la intrépida granadina en octubre de 1929.
¡Qué decir! de la malagueña Dolores Carmona Román, quien con diez años llegó junto al su familia a suelo africano. Muy joven contrajo matrimonio con Manuel Heredia Carmona, fruto del cual nacieron tres hijos.

Con tan solo 36 años enviudaba y luchó contra viento y marea por hacerse un hueco en la actividad comercial de Melilla, pero con mayúsculas. En 1973 esta mujer valiente, luchadora de pura raza abría su establecimiento en la calle García Cabrelles " Confecciones Dolores", el cual estuvo regentando hasta su fallecimiento en abril de 1988.

Estas breves líneas de homenaje a todas las MADRES, quisiera terminarlas con unas palabras a la que lo es de todos los melillenses, Nuestra Señora de la Victoria, Patrona Coronada y Alcaldesa Perpetua, quién desde tiempo inmemorial ha venido protegiendo a todos sus hijos sin excepción alguna.

SEÑORA DE LA VICTORIA
Madre admirada y querida
Protectora y doliente
que siempre estás presente
en el corazón de tus hijos.
Madre de la Victoria,
Reina de los melillenses
que te eligieron por su defensora
en aquellas amargas horas
cuando vieron sus vidas peligrar.
Este pueblo te quiere,
esta gente te adora.
Por eso eres Señora
la Madre de Melilla
que te aclama como Patrona
y Celestial Maravilla.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€