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Principal acusado del caso del Pub Ángelo: “Yo no soy un loco, ni un asesino”

El acusado señala que sino se entregó antes fue porque “estaba muy mal” psicológicamente
(Autor: GUERRERO)

"Yo no soy un loco, ni un asesino", aseveró el principal acusado del Pub Ángelo, T.M.A. cuando fue preguntado por los sucesos ocurridos en la noche del 23 al 24 de enero de 2015 en el local de alterne en el que falleció el joven de 24 años de edad S.O.A. tras recibir un disparo en el costado El principal acusado se presentó ante el Jurado Popular en el juicio que arrancó ayer en la Audiencia Provincial como una "persona nueva", ex toxicómano arrepentido de los hechos ocurridos aquella noche y lamentando el fallecimiento del joven, al que sostiene, no tenía ninguna intención de acabar con su vida ni tenía móvil para querer matarlo a "quemarropa", tal y como sí defiende la acusación particular y la Fiscalía. De esta forma, TM.A. aseguró durante su declaración en el juicio como acusado de un supuesto delito de asesinato, tenencia ilícita de armas y amenazas, que si a alguien quería "intimidar" con el perro y la pistola con la que se acercó al fallecido y sus amigos, era a uno de ellos, cuyo nombre empieza por A.
"Si yo quisiera matarlo [a S.O.A.] lo mataría en otro lado", aseveró T.M.A. y es que explicó que el establecimiento se lo conocía y era consciente de que había cámaras tanto en la entrada como dentro del local.

Según indicó durante la primera sesión del juicio oral que arrancó ayer, A. -uno de los dos amigos del fallecido- le habría dicho de lejos con una navaja en la mano y mediante gestos y palabras en 'chelja', que como se moviera, se la clavaba en el estómago.

También A. le habría dirigido gestos como de que era un gallina, algo con lo que sostiene, se sintió humillado. Posteriormente, el acusado que saldría del local con el objetivo de irse, habría consumido una raya de cocaína y le habría entrado un "arrebato de ira" tras el cual cogió al perro y entró al local.

Una vez dentro, el acusado señala que con el fin de "intimidar más" a parte del perro con el que entró al local, cargaría la pistola y la prepararía para disparar, para acercarse a los amigos a los que, reconoce, golpeó.

Sin embargo, las versiones de las partes cambian llegados este punto. T.M.A. defiende que empujó al fallecido con la pistola para apartarlo, dado que no tenía nada contra él, por no haberle hecho ningún gesto "provocativo". Sería en ese momento cuando señala que "se disparó" la pistola y S.O.A. caería al suelo rodeándole el propio acusado para ver lo que le había pasado.

En un principio, explicó el acusado a preguntas de la defensa del segundo acusado por encubrimiento Z.M.M., pensaba que el joven estaba bromeando, es más, sostiene que no fue hasta las seis de la mañana, cuando supo que había muerto.

Aún así, también indicó que cuando se calló, olió a pólvora y empezó a señalar que llamaran a una ambulancia y que le había dado sin querer, hechos que el otro acusado Z.M.M. refrendó. Al darse cuenta de que había herido a quien no era su objetivo, empezó a golpear al amigo del joven finalmente fallecido, A., hasta que el otro acusado le quitó el arma.

"Mis padres me dijeron que me entregara"
Después del suceso, T.M.A. le pidió que le devolviera al otro acusado la pistola y se fue a su casa. Un día más tarde, partió a Marruecos y de camino a Farhana, tras destrozar la pistola con una radial, fue tirando los cachos hasta cruzar la frontera.

El acusado indicó, a preguntas del fiscal, que si no se entregó a las autoridades policiales después de ocurrir el suceso fue porque "estaba muy mal", e incluso insinuó en mitad de la vista oral que se había intentado quitar la vida a causa de su adicción a la droga y lo que había ocurrido con el joven en el pub. Y es que según contó en el juicio llevaba varios días bebiendo y consumiendo cocaína e incluso la noche anterior ni siquiera había dormido.

En el país vecino estuvo casi dos meses, desde enero a marzo, fecha en la que cruzó a Melilla y se entregó a las autoridades policiales. Según indicó, se entregó a petición de sus padres, pero también porque había escuchado que la madre del fallecido lo único que había pedido era que el autor se entregara a la policía, algo que le derrumbó.

Durante casi mes y medio en Marruecos, el acusado sostiene, aunque sin posibilidad de acreditarlo por el médico que le atendió en el Hospital de Nador -aunque sí con informes-, que estuvo en tratamiento durante los días que las Fuerzas y Cuerpo de Seguridad del Estado (FyCSE) lo estuvieron buscando por Melilla.

Adicción desde 1996
El principal acusado, marido y padre de cinco niños, reconoció que desde 1996, cuando tenía apenas 13 años, ya consumía drogas. T.M.A. asegura que fue en 2008 cuando empezó de forma más reiterada y frecuente a consumir cocaína y siguió con el alcohol hasta el punto de llegar a descuidar a su familia, a sí mismo y a tener problemas con la Justicia.

El problema, tal y como indicó el fiscal, es que si bien los hechos que señala tanto él mismo, como el segundo acusado, podrían apuntar a una toxicomanía, no está acreditado de forma anterior a los hechos ni tampoco con los informes forenses de la administración de la Justicia.

El acusado contó que el día de los hechos no había dormido, y su primera parada fue un pub en Minas del Rif, donde ya empezó con el alcohol, además posteriormente se fue a una sala de juegos donde señala que acudió porque es el lugar donde solo hay "ludópatas y gente como yo", en referencia a su adicción al alcohol y a las drogas, además de que apuntó que es uno de los lugares donde no le encuentra su familia.

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Nerea de Tena Alvarez

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