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Carta abierta al director del Colegio Real

A diferencia de la semana pasada, cuando escribí una carta de queja, hoy escribo para felicitar un grupo de niños y a su entrenador. He tenido la suerte y la oportunidad de encontrarme con un equipo de fútbol: el CEIP Real, integrado en su totalidad por pequeños héroes. Estaban dirigidos por un hombre cuyo nombre ignoro, pero cuyo rostro se me ha quedado grabado por su actitud de nobleza y juego limpio. El partido entre el equipo femenino de la Espiguera y el CEIP Real ha comenzado en inferioridad porque muchos padres de aquel equipo han decidido hoy no llevarlas a jugar.
La semana pasada defendía el fútbol base como forma de educar en valores y la enorme responsabilidad que tienen los entrenadores en esta tarea. Hoy quiero señalar la necesidad de que este compromiso vaya acompañado del esfuerzo de los padres. ¿Qué enseñaun padre o una madre a sus hijos cuando le dice: hoy no vayas que es muy temprano? Sin duda, de forma indirecta, le dice que las excusas son más importantes que el sacrificio y el afán de superación. Luego algunos de ellos se quejarán si no van bien en el colegio y depositarán, una vez más, fuera de ellos,esta vez en los maestros, toda la responsabilidad de la educación.
Así pues, la Espiguera no tenía a todas sus jugadoras al comienzo del partido. Eran seis contra ocho. Una situación injusta para las niñas de la Espiguera provocada por la dejación de los padres de sus compañeras de equipo. El CEIP Real, sin embargo, estaba al completo. A las 10 de la mañana el árbitro pita el comienzo del partido y dos minutos más tarde el entrenador del CEIP Real decide primero quitar a un jugador y sentarlo en el banquillo.Unos segundos más tarde informa al árbitro de que van a jugar con dos jugadores menos y saca a otro jugador más del campo.
El partido se iguala en número de jugadores: seis contra seis. Las consecuencias de la irresponsabilidad de algunos padres del equipo de la Espiguera la comienzan a pagar el CEIP Real.Ningún jugador del CEIP Real se queja. Nadie dice nada. Ni tan siquiera uno de ellos pregunta por qué el entrenador ha tomado tal decisión. Lo entienden y asumen. Está claro que saben por qué y yo me sobrecojo al comprender la formación de estos niños. Son, sin duda, pequeños héroes de lo cotidiano.
No lo hacen porque sean niñas, lo hacen porque son menos jugadores. Observo perplejo y asombrado a suentrenador. Se arriesga a perder a cambio de enseñar valores a sus pupilos. No tengo palabras ante mi sorpresa. El gesto me sobrepasa. Era injusto para el equipo del Colegio Real tener que jugar con dos jugadores menos. Más obvio aún cuando la Espiguera marcó un gol y más tarde dos más. Ni aún así sacaron a más jugadores. Ningún jugador protestó, ninguno planteó ni tan siquiera la posibilidad de jugar con ocho. Era legalmente posible y probablemente lo más justo para ellos. Hubiesen ganado sin duda.
En la liga de fútbol local, los equipos formados únicamente por niñas están acostumbrados a perder. A veces ganan y otras empatan, pero en la mayoría de las ocasiones pierden. No hay liga de fútbol femenino en Melilla, por lo que cada semana compiten contra equipos masculinos. Enseñar a nuestras hijas que el resultado no es lo más importante es nuestro día a día pero, ¿se educa también a los niños? El entrenador del CEIP Real así lo hace. Está claro que él sabe y comprende que en sus manos está mucho más que la enseñanza de unas habilidades motrices. No es cuestión de que aprendan únicamente a regatear, a pasar el balón o correr. Es el fútbol como metáfora de la vida. A veces se gana, a veces se pierde, siempre te esfuerzas.
Qué oportunidad tan maravillosa de aprender recogieron hoy de mano de su entrenador los jugadores del CEIP Real. Convirtió un situación de superioridad en otra de igualdad, con el riesgo que eso les suponía, sólo para enseñar, solo para educar, solo para dar ejemplo de que otro mundo es posible.
Mi más sincera felicitación a todos los niños del equipo CEIP Real y a su entrenador. Lo sucedido hoy no es fruto de la casualidad, es la consecuencia de un trabajo arduo durante mucho tiempo. Lo que hicisteis hoy está mucho más allá del juego limpio, es un paso más de todo aquello a lo que uno está obligado en el deporte. Vuestra conducta es una muestra de respeto al contrario como persona, es señal de consideración, es muestra de valores y sobre todo de que en vuestro interior vuestro entrenador, vuestros padres y educadores han sembrado y alimentado la semilla de lo correcto y la nobleza de espíritu. Felicidades a todos vosotros.

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