La verdad es que si a la mayoría de los españoles le hubieran preguntado durante la noche del pasado sábado : ¿Quién ganaría las primarias en el seno del Partido Socialista para la elección de su secretario general? Me atrevo a decir que la respuesta habría sido : Susana Díaz. Pero no fue así.
Ganó, como todos los lectores saben, Pedro Sánchez.
En este artículo, no quiero opinar sobre política, ni sobre la figura que significa Pedro Sánchez en el PSOE. Un hombre con actuaciones muy acertadas y muy desacertadas también, quizás algunos lo han criticado de algo dictador en el seno de su partido y otros de no mandar nada dentro de la institución política a la que representa… Un hombre, en definitiva acorralado, tanto por personas de poder dentro y fuera del Partido Socialista.
Sin embargo, lo que quiero reflejar es que a un hombre que lo expulsan de su lugar como hicieron quienes decían ser sus compañeros. Que los llamados representantes de la izquierda, como PODEMOS, no le hayan dejado ser presidente y que, según sus propias afirmaciones, medios de comunicación que siempre han abanderado al PSOE, lo hayan “machacado”;porque no se puede decir de otra manera. Y en vez de dejarse la política y mandarlos a todos a freír espárragos, se puso a correr todos los pueblos de España para convencer a la ciudadanía de la necesidad de cambios que debe tener su partido y recuperar así la confianza del resto de los españoles en los futuros comicios electorales… Pues, la verdad, tipos así me caen bien. Y lo digo en el sentido universal de la palabra. Es decir, sean de la ideología que sean.
El episodio ocurrido el pasado domingo nos demuestra de qué es capaz la tenacidad y la perseverancia…Todo trabajo tiene su recompensa. Es como el hecho de que ser fuertes ante las adversidades, nos da una fuerza y un reconocimiento que nos está esperando para ayudarnos cuando tengamos la menor oportunidad. Su honestidad, simpleza y esperanza han sido valores humanos que me han sorprendido. Porque con ello se demuestra que por mucho que nos digan que estamos muertos, ya sea en el ámbito laboral, político, religioso, incluso social. Realmente no lo estamos hasta que nosotros mismos no estemos convencidos de ello. A Sánchez casi todo el mundo le decía que estaba muerto políticamente y él siempre afirmó lo contrario y ahí está.
Desde mi humilde perspectiva, yo creo que Dios pone las cosas en su sitio siempre, más tarde o más temprano, y no lo digo porque Pedro Sánchez sea ahora, secretario general, sino porque la ciudadanía empezaba a desconfiar de la clase política, sin excepciones…- todos son iguales-
Pues no. Hay excepciones, y éste podría ser el principio de que dentro del mundo de la política, al margen de las tendencias ideológicas, existen hombres íntegros… En el fondo creo que la ciudadanía lo necesitaba.
