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Medidas contra la saturación del Comarcal

El problema viene cuando afecta a la calidad de los usuarios melillenses y eso, por desgracia, ya viene pasando La situación a la que está llegando el Hospital Comarcal de Melilla ha llevado incluso al presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, a pedir que el centro sanitario melillense atienda únicamente casos graves.

Imbroda ha reaccionado así después de lo que viene ocurriendo en las últimas semanas, en las que se denuncian faltas de camas, debido a la alta ocupación de pacientes extranjeros sin tarjeta de la Seguridad Social, según los datos que se vienen ofreciendo, de 33 por ciento, es decir una de cada tres camas, de las 172 de las que dispone el hospital.

La competencia en Sanidad no está transferida a la Ciudad Autónoma y por tanto sigue en manos del Estado, a través del Instituto de Gestión Sanitaria (INGESA), que depende el Ministerio de Sanidad y Asuntos Sociales.

Desde el INGESA no se ha dado hasta ahora una solución a esta saturación que sufre en demasiadas ocasiones ya al Hospital Comarcal, obligando a suspender operaciones programadas, con el consiguiente perjuicio y molestias para los pacientes que aguardaban desde hace tiempo ser operados.

La cuestión, como viene recalcando el presidente del Colegio de Médicos de Melilla, Jesús Delgado Aboy, es que ya no sólo vienen parturientas, sino también llegan personas con problemas de apendicitis, vesícula, ictus y otros muchas dolencias que requieren intervenciones quirúrgicas, lo que supone de carga adicional para una plantilla de médicos y enfermeros pensada para los 80.000 habitantes de Melilla y que sin embargo atiende a una población mayor dada la cada vez mayor afluencia de marroquíes que se presentan en Urgencias del Hospital Comarcal reclamando asistencia sanitaria.

El presidente de Melilla ha advertido del problema y ha subrayado que casos como los embarazos u otros que no son urgentes ni de especial gravedad pueden ser atendidos perfectamente en hospitales de Nador y Oujda, o en los ambulatorios y clínicas que hay en estas provincias, y que por tanto no tienen necesidad de venir a Melilla.

Esta es la teoría, pero en la práctica los marroquíes tienen más confianza en la sanidad melillense y además –y muy importante– les sale gratis, por lo que este tipo de peticiones, salvo que vayan acompañadas de otras medidas que hagan factible estos llamamientos para que vayan a centros sanitarios marroquíes, no irán muy lejos porque en la actual situación van a decantarse por seguir viniendo a Melilla. El problema viene cuando afecta a la calidad de los usuarios melillenses y eso, por desgracia, ya viene pasando, en forma de suspensión de operaciones fijadas con antelación, lo que supone no sólo un trastorno sino una merma en la asistencia sanitaria para aquellos que están pagando religiosamente sus impuestos para tener derecho a una sanidad de calidad.

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