Un solicitante de asilo se enfrenta a la posible condena de un año de prisión como presunto autor de un delito de maltrato. Su mujer denunció en comisaría que su marido le había dado una bofetada en presencia de su hija menor tras iniciar una discusión en las inmediaciones de Beni Enzar. Ni la querellante ni el procesado se presentaron a la vista, en la que únicamente testificó un policía que tomó declaración a la víctima para formular la denuncia. Un procesado se enfrenta a la posible pena de un año de prisión por el presunto delito de violencia de género. El hombre, un solicitante de asilo de origen sirio, está acusado de abofetear a su mujer el día 16 de este mismo mes. Según se recoge en el escrito de acusación, el matrimonio inició una discusión en las inmediaciones de Beni Enzar porque la mujer no consiguió que la madre del procesado, que estaba al otro lado de la frontera, pasase a Melilla. Entonces, en presencia de la hija menor, el encausado comenzó a insultar y agredirla a la víctima, siempre según la acusación que sostiene la Fiscalía y que se basa en el contenido de la denuncia policial.
Ni el acusado ni la querellante se presentaron esta semana al juicio, pese a que ambos habían sido citados para que comparecieran en el Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla. La vista, sin embargo, pudo desarrollarse en ausencia del encausado, ya que la pena que se reclama es inferior a los dos años de cárcel.
Declara el policía
Quien sí prestó declaración fue uno de los agentes de la Policía Local que atendió a la mujer cuando se presentó en comisaría.
“La mujer manifestó que el acusado le había dado una bofetada en la cara y que, anteriormente, la había agredido junto al acuartelamiento” de la calle Héroes de Alcántara, señaló. No obstante, aclaró que él no presenció ningún golpe, aunque el matrimonio se personó en la Jefatura discutiendo.
La declaración del policía bastó para que la fiscal elevase la solicitud del dictado de una sentencia condenatoria. Como apuntó en la vista, cuenta con un parte médico de la denunciante en la que se acredita que sufrió traumatismos a causa de la agresión. La defensa, por su parte, rebatió este punto e incidió en que lo que la querellante sufrió fue un cuadro de ansiedad y que, en todo caso, no quedaba probado que su marido le hubiera pegado.
La juez tendrá que dictar sentencia.
