En esta, la gesta ha sido mucho más exigente, ya que antes de volver a realizar la cima del Mulhacen, hicimos el Veleta, con sus 3.390 m. Para ello iniciamos la ruta desde el Albergue Universitario, situado en la Hoya de la Mora a unos 2500 metros de altitud.
Iniciamos el ascenso alrededor de las 7:45 horas de la mañana del sábado 3 de junio. Soplaba una suave brisa fresca y serrana. En pocos minutos pasamos por debajo de la sombra de la Virgen de la Nieves. Posteriormente fue un rebaño de cabras montesas la que nos sorprendió en plena ruta, cruzándose por delante de nosotros, Pasa a paso, metro a metro, fuimos ascendiendo, hasta llegar a la cumbre. Unos llegaron antes y otros unos minutos más tarde, pero lo importante es que todos hicimos la cumbre.
Después de inmortalizar el momento, de forma individual o hermanados colectivamente, iniciamos el descenso hacia, en primer lugar al Refugio de la Carihuela y luego desde allí, hacia el Refugio de la Caldera, atajando por el espectacular "Paso de las Cadenas", cornisa muy estrecha, no apta para personas que sufran de vértigo. Nos reagrupamos en el Refugio de la Carihuela y después de recobrar fuerzas, emprendimos la dura subida de casi quinientos metro por una pared pedregosa y sobre todo muy inclinada, que exigió de nosotros@s sacar todo nuestro vigor, esfuerzo y resistencia para culminar con éxito nuestro propósito.
Todo ese sacrificio, cuando estás en la cumbre, encuentra su recompensa, en el abrazo con tus compañer@s y en la satisfacción personal de haber conseguido superarte a ti mismo, tus miedos, dudas y romper con tu estado de confort para conocer nuevos paisajes y entornos naturales y espectaculares panorámicas que te proporcionan un bienestar físico y emocional.
Al igual que hicimos unas horas antes en la cima del Veleta, nos hicimos unas fotos colectivas e individuales y después de descansar un poco iniciamos el largo, tedioso y agotador descenso hacia Trevelez de -2000 metros. Cumpliendo con el horario programado.
Alrededor de las 20 horas entrabamos a las empinadas calles del pueblo, que nos recibía con sus casas totalmente encaladas y hermosamente adornadas por plantas y maceteros rebosantes de preciosas flores multicolores, invitando a todo tipo de insectos a saciar su sed de néctar.
Embriagados por toda esa hermosa y maravillosa belleza nos fundimos en un abrazo colectivo disfrutando del momento satisfechos por el esfuerzo realizado. Sin perder más tiempo, nos trasladamos hasta el hotel, dónde nos recibieron nuestr@s compañer@s que por razones diversas no realizaron la segunda ascensión. Nos fuimos a ducharnos para posteriormente degustar de una merecida cena, mientras disfrutábamos viendo la final de la Champions League. Que merecidamente ganaba el Real Madrid.
Tras el partido unas risas con los acontecimientos vividos ese largo día y sin más a dormir, ya que nos esperaba otra jornada larga. Al día siguiente y después de desayunar, emprendimos camino hacia Panpaneira y para ello utilizaríamos un tramo de unas de las rutas más largas, duras y espectaculares de Andalucía, la ruta "Sulayr".
Salimos alrededor de las 8:00 horas, e iniciamos, en primer lugar una ascensión por las calles empinadas de Trevelez. Unos minutos más tarde tomamos el sendero, que si bien al principio íbamos muy cómodos por una pista forestal, cuando llevábamos transitados unos cinco kilómetros, tomamos un sendero a nuestra derecha muy inclinado, que cada vez que parábamos para tomar aliento, nos regalaba unas panorámicas sensacionales. Estuvimos subiendo un poco más de la mitad del camino, llegando a rosar una cota de 2300 metros de altitud. Y desde allí todo fue bajada hasta llegar a Capileira, con un desnivel de -1000 metros.
Pudimos contemplar, además de las inmejorables vistas, de numerosas chorreras y riachuelos, así como, pequeños saltos y hasta algunas cascadas. Cruzamos bosques de Robles, Encinas, Pinos Carascos y una infinidad de especies vegetales, llenando de color la ruta. Destacando por su fruto los cerezos, de los que pudimos saborear sus cerezas.
Decidimos comer en Capileira, donde saboreamos diferentes platos y especialidades de la zona, destacando las patatas a lo pobre y el conejo a la brasa. Después de comer, el último esfuerzo, una bajada muy agradable, por huertas y caminos repletos de árboles frutales, hasta Panpaneira, dónde nos recogería el autobús, para trasladarnos hasta Motril y finalizar nuestra fugaz pero intensa aventura y experiencia. Ahora toca en ir pensando en las siguientes…
Me despido dedicando cada una de las fotos y sentimientos descritos en este texto, a tod@s l@s componentes del grupo y con una mención muy especial a dos integrantes: a Sebas Izquierdo Martinez, por su pundonor, caballerosidad, camaradería, solidaridad y compañerismo e igualmente a Mohamed Kichouh, que a pesar de ser el alevín del grupo, va dejando su impronta y huella, pisando con firmesa, con su forma de ser…
"El camino de la montaña, como el de la vida, no se recorre con las piernas sino con el corazón."
Pdt: A la montaña se sube con el corazón, pero se baja con las piernas, de ahí las agujetas de los días posteriores. Muchas Gracias Oscar Barranco, por tu aportación.
Ahmed Raha Ahmed
